"Cuando le saqué el gol a Salas parecía un héroe, pero héroes fuimos todos"
La semana anterior al partido, Pedro Monzón le dijo a sus compañeros que no iría a saludar a los jugadores argentinos de Universidad de Chile. "Ellos me van a ir a saludar a mí", anticipó el zaguero de Santiago Wanderers.
Santibáñez, Cuevas, Muñoz y otros que compartían departamento con el defensa no le creyeron. Sin embago la tarde de ese 4 de agosto de 1996, en el estadio Nacional, Sergio Vargas, Leonardo Rodríguez y Cristian Traverso corrieron a darle la mano al mundialista con la Albiceleste.
Esa victoria 2-1 que consiguió el Decano bajo la lluvia en Ñuñoa, con goles de Lobo y Vener, quedó en la memoria de toda una generación que hasta el día de hoy recuerda el penal que tapó el "Flaco" Cuevas y la pelota que le sacó de la línea Monzón al "Matador" Salas.
Cuenta la leyenda que cuando quedaban pocos minutos de juego, en un córner a favor de la "U", el argentino echó del área wanderina a Traverso. "Te voy a reventar la cabeza y después te voy a comer el hígado", fue la amenaza. El azul agachó la cabeza y se fue al círculo central.
La felicidad no duró mucho para Monzón en Wanderers esa temporada. Dio positivo en un examen de dopaje, renunció al club y volvió a Argentina. Bajó al infierno, pero logró salir. Hace 17 años inició una carrera como entrenador que lo ha llevado por México, la Primera División y el Ascenso de su país. Desde hace tres años está en la banca de Argentino de Quilmes, equipo de la B Nacional trasandina.
"Cumplí cien partidos consecutivos dirigiendo al equipo, no sé si voy a cumplir los ciento uno, porque aún no se retoma el torneo", dice al teléfono desde Buenos Aires.
Se casó por tercera vez y tiene una hija de cuatro años llamada Octavia. "Antes tuve cuatro varones con mi primera mujer y tres con la segunda, por eso la nena se llama así, es la octava", confiesa el exzaguero, mundialista en Italia 90 con Argentina y quien tiene el triste registro de ser el primer expulsado en una final de la Copa del Mundo.
Sus recuerdos de Wanderers, pese al breve lapso que alcanzó a jugar en Valparaíso y el paso del tiempo, son intensos.
"Siempre conversé con los más chicos, desde 'Pizarrito' que debutó a los 16 años y después hizo una tremenda carrera. Había otros, estaba el 'Pistola' Flores, que después jugó en el Atlante, también Villarroel que se esforzaba mucho y después tuvo la opción de ir a la selección", dice Monzón.
- Wanderers juega hoy con Universidad de Chile y usted el '96 fue protagonista de un triunfo en el estadio Nacional que muchos recuerdan.
- Cuando fuimos a jugar con la "U" queríamos ir ganarles, era un partido para que nosotros pudiéramos saber dónde estábamos parados. Emocionalmente nos preparamos bien arriba, hicimos un buen juego. Llovió mucho ese día, pero la cancha era buenísima, así que la pelota corría muchísimo.
- Cuáles son los momentos que le quedan de su desempeño ese día.
- Marcelo Salas, que después vino a River y en ese momento andaba muy bien, va a definir en un momento dentro del área y yo me quedo parado como si fuera el arquero. Adiviné dónde iba la pelota y la saqué de la línea de gol. Fue emocionante, mis compañeros se pusieron contentos porque se dieron cuenta de que todos estábamos dando el máximo, cuando uno hace esas cosas parece el héroe, pero héroes fuimos todos. Los importantes eran los que hicieron los goles, porque el defensor está siempre para evitarlos.
- Ese equipo de Universidad de Chile tenía a Salas, pero también algunos compatriotas suyos importantes, como Leonardo Rodríguez y Sergio Vargas.
- Muy buenos jugadores todos ellos, y ojo que había muchos chilenos también que eran de selección, como Valencia y Salas. Yo viví muy feliz el corto tiempo que estuve en Wanderers y después vino todo lo otro, sin que me lo preguntes te lo digo. Pareciera que hubo una persecución por el tema del doping, no había un partido en que no me agarraran para llevarme al control. Pero no le echo la culpa a nadie. Cometí un error y me sirvió mucho para darme cuenta que no había que hacer eso nunca más. Hoy con 58 años si me vieras, no parezco un pibe, pero estoy muy bien.
- Cómo fue ese diálogo que usted tuvo en los últimos minutos del partido ante la "U" con Traverso, cuando él llegó a tratar de cabecear un tiro de esquina.
- Fue un diálogo amenazante, porque yo tenía esa manera a veces de tratar de achicar un poco al adversario. En ese tiempo el fútbol era más duro que hoy, no digo que fuera mejor ni peor, pero en mi época si ibas a cabecear al área rival te esperaban con el codo, con la cabeza, con la rodilla, y tú los esperabas a ellos de la misma manera. Si atacabas sabías que te tenías que defender del juego duro, estábamos acostumbrados. En las áreas, en partidos complicados, alguien salía sangrando de alguna parte. Podía ser la nariz, un pedacito de oreja rota, pero algo pasaba, porque usábamos mucho la fuerza. Yo siempre jugué al límite, pero pensando que el beneficiado era el equipo. Muchas veces uno se excedía emocionalmente, pero nadie nace sabiendo, por eso pienso que si hoy me tocara jugar, con todo lo que sé, las cosas serían distintas, pero el cuerpo ya no te da.
- Después que se fue de Wanderers por su doping positivo usted se retiró del fútbol, volvió a Argentina y la pasó muy mal. Entiendo que en ese minuto tuvo un apoyo importante de Diego Armando Maradona.
- Cuando me vine de Chile tuve una depresión muy grande, volví a recaer en lo que ya tú sabes, pero fue un corto tiempo en que me tocó vivir muy mal por culpa mía y no por culpa de alguien más. Me sentía dolido, me sentía abatido, me sentía hastiado. Muchísimas veces tenía más ganas de dejar de vivir, porque me daba cuenta de que me estaba muriendo despacito y yo lo que quería era terminar de una vez. Un día iba a tomar una decisión con una pistola en la mano y dije 'voy a llamar a Diego, y si no viene me pego un tiro'. Lo llamé de un teléfono público y a los cuarenta minutos -él vivía bastante lejos de mi casa, yo en Avellaneda y él en capital- siento que tocan el timbre. Cuando salgo a ver, era Diego. No le quise ni decir lo que había pensado hacer si no venía, porque me hubiera agarrado a las piñas. Nunca me animé a decirle, es más, nunca se lo dije personalmente, hasta ahora me siento culpable y me daría vergüenza enfrentarlo para contárselo. Yo lo único que le dije fue 'estoy mal', no le dije qué pasaba, y él llegó… Hay capitanes que son capitanes dentro de la cancha y también fuera de la cancha.
- Cómo ve lo que está viviendo Maradona hoy. Hace poco lo operaron del cerebro.
- Hace rato que no nos comunicamos ni nos juntamos con Diego, pero entendemos la situación. Va a salir de todo esto, porque es un animal, van a tener que cerrar las puertas con muchos candados porque un día de estos aparece en la cancha de vuelta.
"Nuestro técnico era Siviero y nos inculcaba que hiciéramos un buen fútbol, te daba mucha libertad para desarrollarte dentro de la cancha".
¿Debutará Ronnie frente a la "U"?
El miércoles Miguel Ramírez, técnico de Santiago Wanderers, reveló que sólo Ezequiel Luna y Willian Gama estaban descartados por lesión para el duelo de hoy ante Universidad de Chile en el Nacional (18.30 horas). Eso significa que los centrodelanteros Ronnie Fernández (que está habilitado reglamentariamente), Enzo Gutiérrez y Gustavo Lanaro podrían ser de la partida. Lo más probable es que el ex Al-Fayha sea estelar en Ñuñoa. El equipo probable del Decano sería con Viana; Retamal, González, García, Cerezo; Fernández, Miño, Medel, Rotondi; Ubilla y Fernández. De no ser así, el último refuerzo verde ingresará sí o sí desde la banca en el complemento.