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Lo único que iba quedando como pro-Trump y que quizás le daba algún espacio para eso es Fox y ellos también comenzaron a hacer esas aclaraciones al aire de que lo que están diciendo, desde el Presidente para abajo, no tiene fundamentos. Me parece que es una señal bien fuerte".

Complicaciones y recuerdos

- ¿Se hizo más complejo el reporteo por los protocolos sanitarios vigentes en Estados Unidos para combatir el coronavirus? ¿Tuvo que realizar cuarentena antes de viajar o al llegar a suelo norteamericano?

- No, porque acá en Estados Unidos no te exigen ningún tipo de medida cuando uno llega, si es que proviene de un país que no sea dentro de los que ellos tienen como en la lista de países en riesgo. Chile no está, por lo tanto nosotros llegamos e inmediatamente nos bajamos del avión y empezamos a trabajar. Las medidas sanitarias que tienen son básicamente las mismas que usamos nosotros, incluso un poco más relajadas, diría yo, porque acá los restaurantes funcionan al interior, por lo menos acá en Washington D.C., ya que es algo que depende de cada estado. Acá los restaurantes funcionan con mesas adentro, se pide mascarilla pero tampoco es tan tan obligatorio, hay medidas de distanciamiento social, pero yo diría que es bastante más flexible que lo que nosotros vivimos en los periodos más complicados en Chile, y bueno, da cuenta también de por qué están viviendo la situación que viven porque están realmente en el peor momento de la pandemia.

- ¿Hay alguna anécdota de esta última travesía que recuerde con más cariño, ya sea antes o después de conocidos los resultados de la votación?

- Creo que lo que nos complicó más en los primeros días fue el frío terrible que hubo. Nosotros veníamos preparados para un clima intermedio de periodo otoñal, que uno sabe más o menos a lo que se va a enfrentar en Washington, pero justo venían los efectos de una tormenta que había avanzado sobre otros estados. Entonces los tres primeros días tuvimos temperaturas casi bajo cero, con un viento casi huracanado sin exagerar, fue mucho. Tanto que en algún momento tuvimos un problema con la cámara. Yo estoy aún en Washington (martes) y son dos horas de diferencia. Para poder despachar en el noticiero de la mañana, que parte a las 7, yo me tenía que levantar a las 4 de la mañana. Y salir con un frío del terror a pararse a hacer los despachos. Fue bien intenso el día sábado, que fue cuando se conocieron los resultados. Nosotros justo estábamos en ese momento sobre la Casa Blanca conversando con algunas personas cuando empezamos a sentir los gritos y es bien entretenido desde el punto de vista periodístico cuando uno está ahi, con el momento en el que está desarrollándose la noticia

"efectivamente hay un clima de odiosidad"

- ¿Considera que el ambiente estaba tan polarizado para los recientes comicios, como se mostraba en las redes sociales?

- Sí, existe polarización. Aunque en Washington una no la nota, porque está en el Distrito de Columbia, que es completamente demócrata. Acá a una le pasó al revés: me costaba encontrar a alguien que fuera pro-Trump. Pero justo antes de que comenzara la pandemia, en febrero, hice un viaje de vacaciones bien largo por varios estados, donde fui recorriendo desde Florida hasta Texas, por el sur del país, y ya había visto que existía una mirada muy distinta entre dos países, como estas dos partes que estaban en disputa y por eso una ve que la gente sentía que se estaba jugando mucho. Y también una lo ve en las transmisiones de los medios de comunicación; o sea hay efectivamente un clima de odiosidad en algunos casos, que es lo que en estos días es lo que nos ha dicho la gente que es necesario cambiar, es decir, terminar con esta cuestión y empezar de nuevo a trabajar todos juntos. Y eso ha sido parte del mensaje que envió Biden y que quizás tuvo efecto en muchas personas, esto de "dejar las diferencias y pongámonos a trabajar".

- Quizás uno de los momentos más complejos se vivió durante la noche del jueves, cuando Trump daba un discurso donde deslizó que el proceso de conteo de votos era ilegítimo y fue cortado de las transmisiones de algunos de los principales canales de noticias. ¿Hubo incredulidad entre los colegas a las palabras que decía el Presidente? ¿Algunos respaldaban sus dichos?

- Yo te diría que hay bastante unanimidad desde el punto de vista editorial, de las principales cadenas, de no permitir que Trump siga insistiendo con acusaciones sin pruebas. Ellos hablan directamente de acusaciones falsas y es por eso que ese día jueves, cuando él aparece por segunda vez, porque el martes ya lo había dicho, y deciden cortar la transmisión justamente para dejar en evidencia que lo que estaba diciendo el presidente era falso. Y eso ha pasado también con Fox News que es una cadena que es totalmente pro-Trump, o ha sido considerada casi un aparato de campaña o propaganda del partido Republicano. Ellos en algunos momentos se han desmarcado de eso. No siempre, porque he visto en las últimas horas y de todas maneras ellos insisten con el tema de las acusaciones de fraude, pero pasó por ejemplo también que ayer (lunes) estaba la secretaria de prensa de la Casa Blanca hablando de estos "votos ilegales" que ellos llaman y también la cortaron. Entonces, lo único que iba quedando como pro-Trump y que quizás le daba algún espacio para eso es Fox y ellos también comenzaron a hacer esas aclaraciones al aire de que lo que están diciendo, desde el Presidente para abajo, no tiene fundamentos. Me parece que es una señal bien fuerte.

- Una vez conocido el resultado en la mañana del sábado y al margen de los festejos de los partidarios de Biden, ¿se distendió un poco el ambiente o sigue un tanto crispado?

- Yo creo que entre los partidarios de Biden, gente del Partido Demócrata y quienes quizás no lo son pero en este momento optaron por Biden por votar en contra de Trump básicamente -eso es algo que ha pasado también, el voto Anti Trump-, hay una sensación de relajo, de que esto va a empezar a cambiar. Pero por lo que he estado viendo, no acá en Washington sino que en otras partes, es que como tienes un Presidente que está alentando estas acusaciones de fraude, de robo, de seguir peleando y que no van a dejar que esto se lo roben, son alimento de gente que es muy fanática, y Trump tiene un grupo de seguidores que son bien fanáticos y extremos, personas que además andan armadas. Entonces, también existe un poco de temor de cuál va a ser la reacción de esa gente que está siendo alimentada por el propio Presidente para seguir peleando por lo que consideran, sin tener ningún tipo de pruebas, un robo. Hay lugares donde la situación es muy tensa, porque además la información que ha surgido es que desde la Casa Blanca algunos asesores y el mismo Presidente, han pensado alentar esto con manifestaciones, entonces puede que en un par de días veamos algo más en las calles.

- ¿Y cree usted que va a prosperar esta ofensiva legal de Trump? ¿Le dará el visto bueno la Corte Suprema?

- No. Lo que dicen varios expertos que se han escuchado en estos días, es que tienen muy pocas posibilidades de que alguna de estas acciones judiciales tengan algún final a favor de Donald Trump. Básicamente, porque hasta ahora no hay pruebas, el argumento que han usado no se ha podido demostrar, que es que no los dejaron estar presentes en algunos centros de conteo de votos a los observadores del Partido Republicano, y aún si fuese cierto eso no es suficiente para poder partir con un proceso de recuento de votos y menos anular la votación. Y a diferencia de lo que ocurrió el 2000 con la elección entre Bush y Gore, donde fueron a la Corte Suprema y terminó ganando la elección Bush por un margen de 500 votos, eso fue sólo en un estado, una situación muy específica. Pero ahora Trump habla de, por lo menos, cuatro o cinco estados donde las diferencias de votos son mucho más amplias. Los resultados fueron estrechos en términos porcentuales -en algunos casos como Georgia de menos de un 0,5%-, que los obligaría a hacer un recuento, que es parte del procedimiento que se hace en esos casos; pero en los otros estados como en Pennsylvania, la diferencia se fue ampliando, y si Biden gana ahí, lo que pase con los otros estados no tiene mucho sentido. Entonces, es difícil que esto escale a la Corte Suprema, porque para eso tiene que pasar un proceso estatal, que las cortes de cada uno de los estados lo habilite, y hay tres de ellas (Michigan, Georgia y Nevada), que ya han rechazado ciertas acciones que se han presentado. De acuerdo con algunas fuentes de la Casa Blanca, incluso dentro de los asesores legales de Trump habrían algunos que creen que esto podría no tener ningún resultado. En el fondo, lo que se está haciendo es como extender este proceso de transición, mucho más allá de lo que normalmente ocurre. (...) Eso se está atrasando y podría acarrear problemas para el futuro gobierno, porque se necesitan llenar miles de cupos en cargos estratégicos, de seguridad nacional, en temas de salud, que ahora es fundamental, y eso entonces es lo que hace Trump, tirando para adelante esto lo más que se pueda, lo que perjudicará a Biden en la primera etapa de su gobierno.

Escenario polarizado "en ciertos grupos"

- Han pasado tres semanas del plebiscito que dio inicio al proceso constitucional, que se dio en un escenario bastante polarizado. ¿Qué alcances se pueden hacer comparativamente con las elecciones estadounidenses?

- Yo creo que es un proceso distinto, porque uno piensa en el escenario polarizado, yo diría que más polarizado a través de ciertos grupos en redes sociales que es lo que uno ve en los resultados. Porque el resultado en el plebiscito fue bastante contundente a favor del Apruebo. Entonces, es distinto a lo que pasa en Estados Unidos, donde si vas a los resultados, uno ve un país dividido en dos. Trump mal que mal, tiene más de 70 millones de votos, hay más de 70 millones de estadounidenses que pese a todos los cuestionamientos que se le hacen al Presidente, lo siguen apoyando. Y eso me parece que da muestra real que hay un país que está fracturado, y además, se ha visto alentado con un Presidente que es muy poco convencional, que es muy poco respetuoso de la institucionalidad y su cargo, y eso genera que la gente se sienta incluso con derecho a ir un poco más allá en cuanto al respeto por las opiniones diferentes. En caso de Chile, esta polarización no es tan real como la que se ve en redes sociales. Creo que ahí hay una visión más distorsionada de lo que pasa, que a veces uno se deja llevar y en realidad a nivel de ciudadanía es muy distinto, porque insisto, la diferencia que hubo en términos de votos deja claro que aquí hay un grupo mayoritario que tiene una mirada de las cosas en relación a lo que tiene que pasar en el país.

- De cara al largo ciclo electoral que viene en Chile, ¿cree que puedan ocurrir situaciones similares a las que se están viendo en Estado Unidos, en términos de cuestionar los resultados o resistencia a reconocer la victoria de los contendientes?

- Para nada. Creo que quedó súper claro en el plebiscito que el Servel funciona muy bien. Ha sido como el comentario del último tiempo a raíz de lo de Estados Unidos. La gente reconoce el trabajo que hace el Servel, con resultados rápidos y confiables. Creo que a nadie se le ocurriría poner en duda la legitimidad o transparencia del proceso. No creo que esté dentro de las opciones de nuestro país.

Interés de grupos marginados

- Respecto al referéndum, ¿es una buena señal de cara al largo proceso de elecciones que se vienen por delante que poco más del 50% del padrón haya concurrido a las urnas el 25 de octubre?

- Fue una participación mayor de la que habíamos visto en todas las elecciones anteriores. Con contexto de voto voluntario, me parece que había un mayor interés por parte de la ciudadanía, de quienes, incluso, normalmente están marginados de la participación en este tipo de procesos y me parece que es súper favorable. Además, lo que vimos en el plebiscito es que se movilizó gente de sectores donde la participación es muy baja, es decir, con el voto voluntario hay un sesgo socioeconómico que es muy fuerte: en aquellas comunas que son más altas en términos socioeconómicos vota mucha más gente que las de nivel más bajo; y hoy -por el día del plebiscito- veíamos comunas que normalmente tienen escasa participación, donde sí hubo un grupo de personas que para esta oportunidad se interesó, estuvo presente y votó. Eso es muy bueno, que se termine o disminuya esa brecha que hemos visto en el último tiempo en las distintas elecciones que hemos tenido.

- Este clima tan polarizado que experimenta el país, al menos, desde el 18-O, ¿cree que persistirá en las elecciones presidenciales del próximo año o el proceso constitucional ayudará a apaciguar los ánimos tanto en la ciudadanía como entre las fuerzas políticas?

- Creo que ya con los resultados del plebiscito y la manera en que se vivió esto, permitió bajar los niveles de tensión. Considero que es al revés: ahora vamos a iniciar un camino que es súper necesario, absolutamente democrático, que ojalá tenga la mayor cantidad de participación posible, que la gente se interese. Tenemos varias elecciones por delante, el próximo año va a ser bien interesante desde el punto de vista electoral y va a ser positivo que la gente canalice sus necesidades, intereses, sus ganas de hacer cambios por la vía democrática. Ese es el camino. 2

"Tienes un Presidente que está alentando estas acusaciones de fraude, de robo, de seguir peleando y que no van a dejar que esto se lo roben, son alimento de gente que es muy fanática, y Trump tiene un grupo de seguidores que son bien fanáticos y extremos, que además andan armados".

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El libro del terrorismo internacional "hecho en casa" de dos periodistas

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Andrea Arístegui está casada con el periodista Gonzalo Montaner, de amplia trayectoria en televisión y dedicado actualmente al ámbito del análisis internacional. Montaner editó en septiembre de este año el libro "Están con nosotros o están con los terroristas. El efecto Al Qaeda y la Guerra de Iraq en América Latina", una investigación doctoral que demoró casi seis años de trabajo y que busca ser un aporte para la discusión de temáticas actuales en el sistema internacional ligadas a relaciones internacionales, seguridad internacional y terrorismo. De acuerdo al autor, el uso del terrorismo como método a escala mundial generó una transformación en el paradigma de seguridad internacional. La consolidación de Al Qaeda y de otros grupos yihadistas, repartidos por Asia y África, construyó un nuevo escenario en el sistema internacional, donde la seguridad, religión y terrorismo se transformaron en asuntos relevantes que coparon la agenda global. Montaner dice que parte del desafío planteado por el libro es que hoy, en tiempos donde las crisis y estallidos sociales han removido la estabilidad y la gobernabilidad de países tan dispares como Líbano, Ecuador, Iraq, Irán, Francia y Chile, es necesario comprender y conocer experiencias recientes en que la violencia política y el terrorismo son expresiones que deben ser abordadas desde sus causas y efectos. 2