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Nuevo modelo económico

- ¿Desde su precandidatura presidencial, cuál es lo esencial del modelo de desarrollo que usted propone para Chile?

- Nos hemos planteado y tenemos un consenso bastante transversal en el mundo del progresismo y de la izquierda, que debemos pasar de un proceso de mercantilización a la desmercantilización de la vida. Es decir, a reconocer derechos, acceso y garantía a los mismos. Sabemos que tenemos que ir en pos de un proceso de profundización democrática, que considera, por ejemplo, una nueva distribución territorial del poder y un paso importante lo vamos a dar en la próxima elección de gobernadores regionales (...). Y un tercer tema, que la izquierda tiene que poner en su agenda, es que la sociedad para poder desarrollarse, requiere crear crecimiento económico y riqueza (…) creemos que debemos avanzar a una economía que cree valor, en donde el Estado apueste a esos sectores que respetan el medio ambiente, que quieran respetar los derechos laborales estableciendo alianzas, más proactivas con los trabajadores, versus un modelo que ha extraído valor de la naturaleza, normas laborales desprotectoras.

- ¿Y cómo ve el modelo político y económico de Argentina, que este año estuvo a punto de caer en cesación de pagos, tiene sobre el 40% de la población en la pobreza y este año tendrá sobre 35% de inflación?

- La realidad de Chile y Argentina no son comparables. Tenemos dos sistemas políticos y económicos completamente distintos, con recursos naturales de base distintos. Argentina es un país inmensamente rico, y Chile es un país que posee una menor riqueza en términos de recursos naturales. Pero claramente ese es el paradigma que hay que cambiar. Llevamos 40 años viviendo de la sobreexplotación de recursos naturales, y acumulando la riqueza de un rincón de la sociedad mientras el resto de la sociedad, que contribuye decisivamente a generar la riqueza no recibe una cuota que le corresponde. Por eso decimos que el modelo de desarrollo de futuro tiene que poner el acento en la creación de valor.

- ¿Estaría dispuesto a llegar a acuerdos electorales o programáticos con la ex Nueva Mayoría, cuando el FA siempre le ha atribuido a ese sector responsabilidad en mantener el modelo económico y ha dicho que no pactará con ellos?

- Uno de los grandes dolores de cabeza del Gobierno de la Presidenta Bachelet fue que el programa con el que concurrió a elecciones, era un programa que planteaba transformaciones. Y la coalición sacó una votación significativa, tuvo el más alto quórum que ha tenido en el Parlamento (con 4/7), que permitía hacer algunas reformas por sí misma y sin contar con la derecha, y sin embargo, la mayor dificultad estaba precisamente en la adopción de acuerdos al interior del conglomerado. Habiendo vivido esa experiencia desde el corazón del comité político de la Presidenta, yo tengo la convicción de que el orden natural, lógico de las cosas, es programa primero, primarias después. Es decir, tener un programa que no sea un panfleto para repartir en las ferias, sino un compromiso de lo que uno va a ser si es electo en el Gobierno de Chile.

Disponibles para hacer primarias

- Siendo el único rostro del Frente Amplio que ha manifestado interés de ir a los comicios presidenciales, ¿a quiénes más ve como posibles contendientes dentro de la coalición?

- Esperamos que surjan más liderazgos. Tenemos la convicción de que el Frente Amplio tiene nombres de compañeros y compañeras de sobra para asumir el desafío. Entre otros, la propia Beatriz Sánchez, quien debe tomar en su momento su propia decisión, ella tiene derecho a decidir el momento en que resuelva una candidatura. Pero tenemos más liderazgos disponibles, que le haría bien al FA una primaria para definir una candidatura presidencial.

- ¿Estaría dispuesto a competir en unas primarias con otros precandidatos de oposición, como el diputados Jaime Mulet o el excanciller Heraldo Muñoz?

- Esta precandidatura la adelantamos en el marco de una discusión del FA. Y por tanto la decisión va a ser dada colectiva y democráticamente. Pero nuestra propuesta es que debemos estar disponibles a hacer primarias con los que convengamos un programa claro y nítido de las transformaciones que debe realizar el próximo gobierno. Eso significa no cerrarse de antemano a ninguna alternativa. Pero nosotros vamos, y es el sentido final y último de levantar la precandidatura, el ser partícipes de la resolución de nuestro diseño presidencial, y luego de los posibles acuerdos o primarias que puedan definir la participación del FA.

- ¿Qué opinión le merece el liderazgo de la diputada Pamela Jiles, quien en la última encuesta Cadem, aparece como ganadora en varios escenarios y sólo empataría con el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín?

- Ella no es parte ya del FA, y por cierto, se ha posicionado en las encuestas a partir del esfuerzo o de la gestión que ha hecho detrás del proyecto de retiro del 10%, y está en su derecho. Pero para ella como para cualquier candidato a mi juicio debe aplicarse la misma máxima: programa primero, primaria después. Y desde esa perspectiva, el primer desafío del FA es el de resolver su propia candidatura para luego ver en el diálogo de otras coaliciones, si hay condiciones para llevar adelante una elección primaria con otros partidos o conglomerado.

No perturbar el proceso constituyente

- ¿Comparte la visión de algunos parlamentarios, principalmente del PC, que han pedido la renuncia del Presidente, sobre todo luego del baleo a dos menores del Sename y la decisión del Gobierno de llevar el segundo retiro del 10% al Tribunal Constitucional?

- Yo creo que el Gobierno contribuye a crispar el ambiente. (…) No obstante, no hay que perder de fondo que estamos en un proceso constituyente histórico, que va a dotar a Chile por primera vez de una Constitución elaborada en democracia. Y eso es demasiado importante como para afectarlo o alterarlo. No comparto el proyecto que se presentó para adelantar las elecciones, porque perturba el proceso constituyente y genera una distracción de donde hay que conservar la energía y poner todo hacia la mayor elección de convencionales posibles, para tener una Constitución democrática.

- La diputada Karol Cariola planteó que "Piñera debe salir. Por su voluntad o acusación constitucional". ¿Hay apoyo transversal en la oposición para una acusación de esa clase, cuando el Parlamento tiene menos respaldo que la Presidencia?

- No creo que haya respaldo en el Congreso para una medida de esa naturaleza. A este Gobierno le queda poco más de un año. Entramos en un ciclo electoral muy intenso ahora, con elecciones de alcaldes, convencionales, gobernadores y primarias de todo tipo. La verdad es que no hay espacio en el Parlamento para eso. Pero sí creo que el Gobierno debe tomar nota de eso, debe contribuir a generar un clima más normalizado de lo que ahora favorece. Creo que haber llevado el segundo retiro del 10% al TC, que hayan anunciado que van a llevar también la anulación de la ley de pesca que es espuria y repudiada socialmente, sólo exacerba los ánimos y el malestar con el Gobierno. Además de ello, hay medidas muy superficiales para hacer frente al impacto económico de la crisis sanitaria, tenemos un gobierno que irrita a la ciudadanía. Por eso se generan planteamientos de este tipo. El margen de acción del Gobierno es muy escaso.

- "Lo que están haciendo es degradar la democracia", señaló el ministro vocero de Gobierno, Jaime Bellolio, a propósito de los parlamentarios que piden la salida de Piñera. ¿Qué opina?

- No, creo que la frase es inapropiada. Presentar una acusación constitucional está en el marco de la Constitución vigente. Yo reitero, creo que es inconveniente porque, a mi juicio, enrarece el clima que hay que tener de aquí al 11 de abril para elegir convencionales constituyentes que es la elección más importante. El problema de la democracia es que la "degradación" que dice el ministro, tiene que ver con la incapacidad de las instituciones en el marco de la Constitución de procesar los anhelos de las personas. Es una Carta Magna construida para bloquear esa expresión. Una de las cosas que debiera permitir la nueva Constitución es un estricto respeto al ejercicio de la soberanía democrática. Que cuando es elegido un Gobierno se pueda llevar a cabo, y que una minoría no tenga una capacidad de veto (…) nunca va a ser una buena práctica democrática, y eso sí ha degradado las instituciones, que una minoría haya tenido por 30 años un poder de veto sobre lo que la mayoría expresaba de manera contundente, como necesidades de cambio para asegurar la provisión de derechos sociales a los ciudadanos.

"nunca hubo un requerimiento al tc"

- ¿Al eludir la iniciativa exclusiva del Presidente en la regulación legal de temas que toquen la seguridad social o impliquen gasto fiscal, como lo señala la Constitución, los legisladores están incurriendo en un "parlamentarismo de facto"?

- No. Creo que si uno hace una recopilación de cuántas reformas constitucionales se presentaron en los últimos 30 años, son muchas. Y nunca hubo un requerimiento al TC, y no lo hubo porque en ese entonces la derecha tenía o los senadores designados, o el binominal u orden en su coalición. Lo hace ahora porque perdió el control respecto a su coalición y por eso no tiene poder de veto. Entonces, nunca nadie había cuestionado la constitucionalidad de una reforma porque trataba materias que están en otro capítulo, es la primera vez que se hace. Y a mi juicio, es un argumento bien dudoso porque está reformando la Constitución, pero nunca antes había sido objetado por la derecha porque nunca antes se había tenido el nivel de indisciplina que ha tenido su propia coalición, que permitió que el primer retiro se aprobara con más de 100 votos y el segundo con más. Eso obliga al Gobierno a tomar esa decisión, pero es una decisión que a estas alturas parece defender el modelo neoliberal y el corazón de ese sistema que es el de las AFP.

- A propósito del retiro de fondos, ¿usted como precandidato presidencial apoya el proyecto de los senadores Navarro, Provoste y Latorre, entre otros, de estatizar los ahorros de los chilenos para la jubilación?

- No conozco en detalle el proyecto. Me parece que la reforma previsional requiere un nivel de profundidad importante, es mucho lo que está en juego, el cómo aseguramos que se tenga la pensión mínima de dignidad, como generar los ingresos suficientes para que un jubilado viva dignamente los últimos años de la vida. Y lo segundo, es que el sistema tiene que garantizar una tasa de reemplazo lo más cercana al 100% del ingreso promedio de los últimos años de vida laboral. Ese último objetivo, que es complejo, que en ningún país se ha resuelto de manera mágica, y que tiene un frente de complejidades sobre todo ahora que envejece la población, requiere un análisis muy serio, un modelo completamente distinto donde haya aportes tripartitos, y que requiere elementos importantes de solidaridad. No hay otra forma de construir un sistema de pensiones que asegure esos dos extremos, y es que todo chileno tenga garantizado que más allá de su suerte individual, la pensión mínima de dignidad sea un derecho asegurado del Estado para todas y todos.2

Uno de los grandes dolores de cabeza del Gobierno de la Presidenta Bachelet fue que el programa planteaba grandes transformaciones, la coalición sacó una votación significativa (...) y sin embargo, la mayor dificultad estaba en la adopción de acuerdos al interior del conglomerado".

Si uno hace una recopilación de cuántas reformas se presentaron en los últimos 30 años, son muchas. Y nunca hubo un requerimiento al TC, porque entonces la derecha tenía los senadores designados, el binominal y orden en su coalición. Lo hace ahora porque perdió el control y por eso no tiene poder de veto".

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"No me cabe duda que el ciudadano premiará listas con caras nuevas"

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- De acuerdo con La Tercera, representantes del FA y el PS sostuvieron una reunión el viernes de la semana pasada para impulsar una lista unitaria para la elección de constituyentes. ¿Cree posible lograr este objetivo y evitar que se repita el escenario que están viviendo en las primarias municipales de este domingo, donde las distintas coaliciones de oposición van por rutas separadas? - Nosotros lo planteamos desde el principio en el movimiento Unir. Es importante tratar de construir un amplio acuerdo para la elección constituyente, para evitar la distorsión y que la derecha esté sobrerrepresentada en la Convención. A eso se le agrega algo más complejo, que los partidos tienen que abrir sus listas al mundo social e independiente, sin perjuicio de que ellos también pueden presentar sus propias listas. Y en ese plano espero que el Senado despache el proyecto que tiene aún paralizado. De verdad creo que es un riesgo gigante que el Senado siga dilatando esa reforma, y por tanto se mantengan en ascuas las normas con las que podrán competir los que no militan en partidos. Pero el esfuerzo de los partidos debe ser buscar el más amplio acuerdo posible para tener una buena representación en la convención y asegurar por esa vía, que la Constitución recoja las cuestiones esenciales para el futuro de Chile. - ¿Qué opinión le merece la participación de exautoridades en este proceso? ¿Atenta contra la idea de tener "caras nuevas" en la política o no ve problemas con que también puedan ser incluidos ? - Yo no soy quién para impedirle a alguien que se quiera presentar teniendo el derecho de hacerlo, pero creo que la ciudadanía dio una señal muy contundente, de que aspira y espera que la Convención sea integrada por rostros nuevos, que haya espacio y representación de la sociedad civil misma, de las organizaciones sociales, de ciudadanos comunes que tengan el derecho a ser protagonistas de un hecho tan relevantes como la elaboración de una nueva Constitución. Y por tanto, me parece muy desaconsejable llenar las listas de candidatos a convencionales que sean figuras tradicionales de la política. Creo que es un error desde el punto de vista de las señales y un desacierto desde el punto de vista electoral. Si la ciudadanía expresó con un 80% de apoyo en la convención ese mandato de renovación, no me cabe duda que el ciudadano premiará a las listas que ofrezcan caras nuevas, y castigará a los que muestren continuidad de rostros cuando la gente quiere una oxigenación de la representación política. 2