Hoy se cumplen 40 años desde que el mundo perdió a Lennon
GENTE. El asesino del músico, Mark Chapman, pidió perdón a Yoko Ono en la audiencia para solicitar su libertad condicional.
El lunes 8 de diciembre de 1980, John Lennon volvía a su domicilio ubicado cerca de Central Park desde el estudio de grabación Record Plant Studio cerca de las 22 horas. Como siempre, la entrada del inmueble estaba rodeada de fanáticos que esperaban al músico para pedirle un autógrafo o una foto. ¿Lo inesperado? Uno de ellos disparó cinco veces un arma calibre 38 y cuatro de los tiros alcanzaron al músico, que falleció camino al hospital.
A las 23.30 horas se dictó su deceso por "heridas múltiples en el hombro izquierdo y pecho; pulmón izquierdo y arteria subclavia izquierda; hemorragia externa e interna. Shock", según dicta el certificado de defunción firmado por el doctor Stephan Lynn.
La noticia la dio a conocer ABC e impactó al mundo entero: con 40 años casi recién cumplidos moría uno de los exintegrantes de The Beatles, el que ya en ese entonces ostentaba el título de leyenda, provocando que miles de personas salieran a las calles, frente al edificio donde habían ocurrido los hechos y al hospital, para llevar ofrendas florales, llorar y cantar. Las escenas multitudinarias se repitieron en todo el mundo por varios días y durante algunas semanas los noticieros no hablaron de otra cosa.
El hecho marcó una generación y sigue dando que hablar hasta el día de hoy que se cumplen 40 años del asesinato de una leyenda.
"Lamento mi crimen"
El responsable del asesinato es Mark David Chapman, quien cuando asesinó a Lennon tenía sólo 25 años. Tras disparar al músico, el joven se sentó en un banco cercano, dejó la pistola en el suelo y comenzó a leer "El guardián entre el centeno", de J.D. Salinger, del cual no levanta la vista hasta que es detenido por la policía. En ese momento, sostuvo que acabó con su vida porque quería "ser alguien".
Su equipo jurídico montó una defensa basada en la locura, apoyada en los testimonios de expertos que testimonian que, en el momento de la ejecución del crimen, se hallaba en un estado delirante psicótico, derivado de su condición de paranoide maníaco depresivo. Chapman tenía a la fecha un historial de desórdenes psiquiátricos, problemas mentales, una infancia marcada por el abuso y un intento de suicidio.
A fines de los 70, Chapman desarrolló una serie de obsesiones que incluían "El guardián entre el centeno", música y en particular John Lennon; al mismo tiempo que comenzó "a escuchar voces". En septiembre de 1980 le escribió una carta a una amiga en la que decía "me estoy volviendo loco" y la firmaba como el personaje principal del libro.
En este contexto, todo parecía encaminado al ingreso del homicida en un sanatorio. Pero él mismo boicoteó su defensa y pidió que se retirara, confesándose culpable y diciendo que "ese era el deseo de Dios".
La justicia lo condenó a prisión perpetua con la posibilidad de pedir la libertad condicional al haber cumplido 20 años detenido. Desde el 2000 Chapman ha pedido el beneficio, pero no le ha sido otorgado en 11 ocasiones. La última vez fue el 19 agosto de este año, en la que la junta denegó la solicitud al considerar que "sería incompatible con el bienestar de la sociedad".
Recién un mes después salió a la luz lo que había dicho el homicida de 65 años. "Solo quiero reiterar que lamento mi crimen", dijo ante la junta de libertad condicional en el Centro Correccional Wende en Nueva York, agregando que "no tengo excusa. Esto fue para vanagloriarme. Creo que el peor crimen que puede haber es hacerle algo a una persona inocente".
Según sostuvo, Lennon era "extremadamente famoso. No lo maté por su carácter o la clase de hombre que era. Era un hombre de familia. Era un ícono. Era alguien que hablaba de cosas de las que ahora podemos hablar y eso es fantástico". "Lo asesiné porque era muy, muy, muy famoso y esa es la única razón, y yo estaba buscando la gloria personal, estaba siendo muy egoísta", explicó, asegurando que "quiero enfatizar que fue un acto extremadamente egoísta. Lamento el dolor que le causé a ella (Yoko Ono). Pienso en aquello todo el tiempo".
"Cuando tramas el asesinato de alguien y sabes que está mal, y lo haces por ti mismo, mereces la pena de muerte", añadió Chapman, quien concluyó diciendo a los miembros de la junta: "Si la ley y ustedes deciden dejarme aquí por el resto de mi vida, no tengo ninguna queja".
El último disco
Al momento de su muerte, John Lennon ya era apreciado en el mundo de la música, en gran parte por haber conformado junto a Paul McCartney la sociedad compositiva más importante de la música popular contemporánea, mientras que el resto del mundo se rendía a sus pies por simbolizar la revolución cultural de la época.
Tras la separación del cuarteto británico, el músico vivió varias tormentas personales como su coqueteo con la heroína, su separación de Yoko Ono y un fin de semana perdido que duró 18 meses. Esta fluctuación se vio reflejada en su discografía que vio genialidades como "Imagine" y "John Lennon/Plastic Ono Band" con álbumes desparejos como "Mind Games" o "Walls and Bridges".
Tampoco ayudaba a su paz mental la persecución del gobierno de Richard Nixon, que no toleraba su agitación permanente contra Vietnam y a favor de los trabajadores explotados por el sistema capitalista, por lo que estuvo a punto de ser deportado.
En 1975 decidió retirarse de la música y dedicarse a su familia, especialmente a su hijo Sean. Cinco años después volvería con "Double Fantasy", su primer disco de canciones originales desde 1974 y que vio la luz el 9 de octubre de 1980, el mismo día en que cumplió 40 años.
El álbum mostró a un artista con líricas y una estética sonora lejos del riesgo y la vanguardia encarada años atrás y más orientado a sus antiguos seguidores que a seguir ofreciéndose como emblema de cambios sociales. El trabajo fue recibido tibiamente por la prensa y fue el mismo que Mark David Chapman le pidió que firmara (ver recuadro).
"Lamento el dolor que le causé a ella (Yoko Ono). Pienso en aquello todo el tiempo".
Mark David Chapman, Asesino de John Lennon