Cartas
Tiempos difíciles
Tiempos difíciles para Valparaíso. Ya no están emblemáticos puntos de reunión y relajo de porteños y turistas. Noticias recientes nos informan el cierre del restaurante "Hamburgo". ¿Quién protege al Puerto, Patrimonio de la Humanidad? Pregunta sin respuesta. Y la ciudad y su esencia de puerto emprendedor y alegre parecen ser derrotados por la marginalidad y pobreza que acechan con crudeza a sus habitantes.
Joaquín Ortiz G.
Violencia y autoridad
En nuestro país, a partir del estallido social, las fricciones se han dado con especial intensidad, sobre todo en el contexto de las manifestaciones sociales en las que se han generado hechos de violencia no vistos en los últimos treinta años.
Sin ir más lejos, a fines de noviembre fue rechazado el proyecto de ley -presentado por un grupo transversal de parlamentarios- que buscaba modificar la ley de partidos políticos, con el fin de exigirles renunciar expresamente al uso, propugnación o incitación a la violencia como método de acción política.
Es importante considerar que quienes abogan por la existencia de una sociedad sin autoridad no logran sortear exitosamente una serie de problemas prácticos y también conceptuales que, inevitablemente, se siguen cuando se postula la abolición o desconfianza total respecto de la autoridad política.
¿Cómo resolver las controversias jurídicas?, ¿cómo sería posible circular con seguridad por las calles si nadie dispone las reglas que permitan el tránsito?, ¿sería siquiera pensable una sociedad equitativa si no existiera una entidad que establezca ciertos deberes y derechos?
Ricardo Oyarzún G.
Manifestaciones
¿Por qué razón las autoridades competentes, en ejercicio, con las facultades que les otorga la ley y teniendo conocimiento del lugar físico exacto en Santiago y, literalmente, la hora en que se producirán manifestaciones violentas cada día viernes, las cuales terminan con destrozos de bienes públicos y escaramuzas, no actúan de forma proactiva en vez de reactiva?
Esto mismo pasa todos los años en nuestro Chile cuando llueve. Todos los años se tapan los mismos alcantarillados, se desbordan los mismos canales, pero nunca se actúa proactivamente. Siempre las autoridades llegan cuando la señora Juanita y el tío Rorro ya tienen el agua hasta el mismísimo cuello.
Luis Enrique Soler Milla
Promesas
Los candidatos presidenciales, afilando sus espuelas, sean varones o damas, escondidos en sus trincheras políticas, se aprestan al año venidero, el que seguirá siendo político y virulento. Las promesas cundirán, se prometerá de todo y nada se podrá cumplir. Paremos el juego de recibir gratuitamente bonos y porquerías, lo que a nada conduce. Solo vale el producto que cada uno logra con su trabajo honrado y tener un hogar bien constituido.
Renato Norero V.
Limache en pandemia
La irresponsabilidad ya está pasando todo límite. Limache está plagada de personas sin mascarilla o mal usadas. Además, hay permisos para hacer ferias y reuniones sin el menor respeto por la salud y vida de las personas. Pasear por Limache es una preocupación y una vergüenza.
Patricio Cañete Toro
Lecciones
Este no fue un año normal, al contrario, si tuviéramos que definirlo o ponerle un nombre no podría ser otro que annus horribilis, como alguna vez definió la reina Isabel II el año 1992, época en la que tres de sus cuatro hijos se separaron. En Chile no hay monarcas en apuros, pero sí una elite y un pueblo que no logran sintonizar para enfrentar juntos una pandemia que no para de traernos desagradables sorpresas, que nos tiene ad portas de pasar una Navidad y Año Nuevo como nunca la pensamos vivir.
La regla en las columnas de opinión, las prédicas y los lugares comunes en esta época del año es criticar el consumismo y la pérdida del sentido familiar de estas fiestas. Hoy, en cambio, no es solo el consumismo el tema -de seguro lo habrá, sobre todo con el segundo retiro del 10%-, sino el temor, el terror y la angustia de contagiarnos nosotros o nuestros padres, hijos o amigos con esta pandemia maldita que nos envuelve, amenaza y que nos impide lo más básico: vernos, abrazarnos, estar juntos con los que queremos y con los otros también.
Cuando celebremos la Noche Buena en familia y el Año Nuevo 2021 no debemos olvidar que este annus horribilis también es una oportunidad de crecer. Ahora sabemos y vivimos en carne propia la importancia de las cosas simples y sencillas, pasear libremente por la calle a la hora que queramos, compartir con la gente, ir a conciertos, al cine, al supermercado sin miedo a los otros. Superaremos la pandemia, la olvidaremos, será una anécdota más en nuestras vidas, pero debemos sacar lecciones.
Carlos Schneider Yáñez
Régimen de vitalidad
Durante estos meses aprendimos que las incertidumbres se cierran gracias a los resultados de la prueba de los artefactos de prevención y por las clausuras retóricas que logran fijar la definición del problema y sus soluciones viables. Pero cada vez que hay una publicidad donde se ofrece un lugar sin virus mientras el barrio está encerrado, el conflicto entre lo práctico y lo retórico vuelve. Es aquí donde los expertos que dibujan la población objetivo de las acciones del estado tienen una responsabilidad que supera lo político porque resuelve la tensión conflictiva o termina por desestabilizar el régimen de vitalidad logrado, es decir: deconstruye la tecnología social de la prevención y el acompañamiento que habíamos concertado.
A esta altura, bien sabemos que hemos tenido que elaborar una forma de razonar que está ligada a los mandatos culturales que mantienen la coherencia del régimen de vitalidad, en tanto prácticas de prevención y acompañamiento seguro. Al mismo tiempo, el covid fija los códigos y categorías que son las rutas de paso de los discursos de las autoridades sanitarias, programas de televisión, informativos de noticias, partidos políticos, organizaciones religiosas, gremios, colegios profesionales y otros grupos sociales. Por tanto, la apertura del acontecer impone su propio tiempo y espacio, pero no explica ni contiene en este nuevo estado del vivir en común.
Qué duda cabe, la convivencia ha sido afectada porque entramos en un estado de emergencia, crisis o de caos de las rutinas que constituían la realidad.
Dr. Nicolás Gómez Núñez Sociólogo, docente e investigador, Universidad Central de Chile