Cartas
Valparaíso puede ser feliz
La ciudad ha pasado por varias crisis y hace años sube y baja. Si tiene vocación de futuro, esa está en manos de los más jóvenes y de la tecnología que se aloje en su casco.
Los discursos y las divagaciones añejas, el rapiñismo de lado y lado, una dependencia extrema y casi servil postura con el gobierno de turno de "nuestras autoridades" y una nostalgia inexplicable tienen al Puerto harto más hundido que en otras ocasiones.
Sin empresas modernas, con una economía de subsistencia, una apagada actividad cultural y universitaria y un conformismo de "así está la cosa", la situación no se arregla con buenas intenciones y palabritas o juegos de palabrejas más o menos sofisticadas. Tampoco apaleando a la gente o "quemando la pobreza".
¿Terminará un Aldo Valle gobernador regional el Centro de Neurociencias? ¿Podrá el profesor Squella, con sus posturas ahora conocidas y no oídas en los 80, concitar un futuro ejecutivo y capaz de hacerse realidad en la Constituyente? ¿Una Intendencia sin autonomía y menos obsecuente podrá haber en el Puerto? ¿Podrá Piensa pensar en algo distinto que en "los padres fundadores" y en un modelo gastado y sin ajustes? ¿Podrán nuestros candidatos desprenderse del "suelo existencial", como decía Mario Rossel? ¿Soltarán los municipios sus maquinarias? ¿Habrá integración Puerto-Ciudad? ¿Se terminará el afán de oponerse a cada cosa que se proyecte solo para "sacarle un pedacito"? ¿Se terminará la convivencia con el tráfico en los cerros y en el plan, o seguirán usándose sus "redes" electorales, como varios denuncian?
Es duro hacerse estas preguntas, que sabemos de muy difícil respuesta, por lo ácido que puede resultar darse cuenta de si hay ánimo genuino de resolverlas, pero ahí está el futuro de Valparaíso y quizás podamos seguir siendo felices aquí.
Juan Carlos Manríquez R. Abogado
Seguridad
Me parece muy llamativo que en un país golpeado por la delincuencia, el terrorismo en La Araucanía y, por supuesto, el narcotráfico, no se escuchen voces en la discusión constitucional que señalen que la seguridad deba estar en el centro.
El primer deber de un Estado es la seguridad de las personas. Y con mucha liviandad se habla de cambiar el actual régimen presidencial por uno semipresidencial, en que el Presidente de la República esté a cargo de la defensa nacional y un primer ministro de la seguridad interior. ¡Como si no hubiese suficientes problemas de coordinación entre la Aduana, las policías y las Fuerzas Armadas para agregarle otro obstáculo!
Estoy de acuerdo con un régimen semipresidencial, pero en que la seguridad esté íntegramente bajo la responsabilidad del Presidente.
Son indispensables mecanismos de coordinación interinstitucional que permitan seguir "las rutas de las armas y de las drogas". Es hora de poner énfasis en las reales necesidades del país.
Gérard Oliger Abaroa Abogado
Delincuencia
Estamos asistiendo a una gran función o representación de una obra de drama y dolor. La delincuencia traspasa todos los segmentos de nuestra sociedad y esperamos, como espectadores, que los directores de esta obra bajen el telón y pasar a otro acto, pero nos damos cuenta que no lo pueden hacer porque son parte del espectáculo también
Tenemos conciencia de que somos mayoría los ciudadanos que quisiéramos presenciar otras imágenes, pero al asistir a otro escenario nos encontramos con los mismos personajes encarnados por otros actores y el argumento es el mismo: la delincuencia.
Por ello, espero que al término de esta función podamos aplaudir de pie a nuestro actores y reconocer y homenajear a los directores dignos de mostrar su talento al dirigir esta obra que se llama "Chile libre de delincuencia", y así bajar el telón de esta pesadilla que nos invade día a día y poder entregar un mejor país a nuestros hijos y nietos
Jaime Núñez
Convivencia
Mi abuelo, un antiguo inmigrante español, expresaba y practicaba el refrán "donde fueres haz lo que vieres", máxima que vale la pena considerar y que nuevos inmigrantes parecen no respetar. El escenario actual de convivencia en el país es complejo, los conflictos y la brecha cultural producida con la familia chilena comienzan afectar la vida en ciudades y pueblos. El desconocimiento y poco respeto por las normas de convivencia producen descontrol y desorden social, llevando al límite situaciones de la vida diaria que desembocan en hechos de violencia inusitada.
Para que la inmigración enriquezca la vida social y cultural del país debe primar una legislación adecuada y con respeto por los valores y vida nacional. El Ejecutivo y Poder Legislativo tienen la palabra.
Joaquín Ortiz G.
Multifondos
Cuando se crearon los multifondos en el año 2002, el objetivo fue darle un horizonte de inversión de largo plazo a los ahorros previsionales, donde las personas jóvenes pudieran elegir un fondo de mayor riesgo -en busca de mayor retorno- y la opción de fondos más conservadores para quienes estuvieran próximos a la pensión.
La rentabilidad promedio anual, en términos reales, para los fondos A, B, C, D y E ha sido de 6,42%, 5,58%, 5,28%, 4,7% y 4,03%, respectivamente, por lo que han cumplido a cabalidad a lo largo de 18 años, desde su inicio.
Lamentablemente, hoy un grupo importante de afiliados realiza cambios masivos, lo cual, según estudios de la Superintendencia de Pensiones, perjudica a tres de cada cuatro personas que los realiza y, a la vez, perjudica a todos los afiliados que no realizan los cambios, afectando la rentabilidad y las futuras pensiones.
Restringir los cambios de fondos que pretende el Gobierno va en la línea correcta, avalado por las buenas rentabilidades y por los perjuicios que generan los cambios masivos de fondos.
Eduardo Jerez Sanhueza
Tag
No hay que ser muy inteligente para darse cuenta que el tag es uno de los tantos mecanismos legalizados para hacer ganar dinero a algunos pocos a costa de quienes están obligados a usar las autopistas del país. Creo que el MOP tendría que hacerse cargo directamente de las autopistas y buscar otra forma de recaudar los fondos necesarios para la mantención de las vías que conectan al país, sin necesidad que los usuarios tengan que meterse la mano al bolsillo. Así no se formarían tacos y el tránsito sería más expedito. En la actualidad los concesionarios están más preocupados de llenarse los bolsillos que de prestar un buen servicio.
Jorge Valenzuela Araya