LA REGIÓN MÁS TRANSPARENTE
POR DON MILTON POR DON MILTON
Apuntes sobre la fauna política y social de la zona
La tragedia de Laura
Laura Giannici Natoli (Viña del Mar, 1952) fue ajusticiada esta semana por sus propios camaradas de la Democracia Cristiana después de una traumática postulación a la alcaldía de Viña del Mar, instancia en la cual su candidatura oficializada ante el Servel duró menos de 24 horas.
Militante en la Falange desde 1982, Giannici tiene una trayectoria partidista viñamarina inigualable como presidenta de las bases Viña Centro, directora del Departamento de la Mujer de la DC, secretaria comunal, presidenta comunal, presidenta de la Concertación en Viña, delegada de la Junta Nacional DC y del Consejo Provincial Valparaíso, coordinadora del Comando Comunal Mujeres de la Concertación de Viña del Mar, candidata a vicepresidenta nacional del partido, jefa de gabinete de la diputada María Rozas, entre otros cargos, y concejala en la Ciudad Jardín ininterrumpidamente desde el año 2000.
Madre, abuela de dos nietas y viñamarina de toda la vida, Giannici merecía al menos la oportunidad de concretar su candidatura, moción aupada por sus cercanos y refrendada por la DC nacional, cuando la entusiasmó al optar por ella como la abanderada DC por sobre el eterno René Lues, el favorito de la dirección regional.
Pero esta vez le salió al paso una cuestionada contadora y alcaldesa de una ciudad ubicada a más de 150 kilómetros, Carmen Gloria Fernández, en Quinta Normal, quien entre severos cuestionamientos tras una suspensión de algunos meses por notable abandono de deberes, finalmente liberó su repostulación, tras dos períodos a cargo, al tiempo que el PS levantaba formalmente una opción propia.
Así, se armó una toletole de aquéllas, con el presidente del partido, Fuad Chahin, negociando a tres bandas entre su interés por Ñuñoa, el bastión "colorín" que es Quinta Normal y, era que no, Viña del Mar en el último lugar. Entretanto, Heraldo Muñoz, presidente del PPD, pedía formalmente la Ciudad Jardín para la concejala Marcela Varas, quien meses antes había desistido de su candidatura.
Cuento corto, se le respetó a la DC el adagio de "el que tiene, mantiene" en Quinta Normal y el PS, entonces, exigió para sus socios del PPD la exclusividad de la candidatura única de la Unidad Constituyente para la periodista Varas.
A continuación, doña Laura, siempre tan señora, siempre tan dama, volvió a morderse la lengua. Tal como lo hizo muchas veces antes, acaso convencida de que el bien mayor del partido era el bien mayor de su ciudad y, por qué no, su país.
Como dice un viejo amigo, tan asiduo al antiguo Pollo Stop, a doña Laura "la vendieron con papas fritas", pero nadie tomó en cuenta que su sola presencia en la papeleta final, junto a Andrea Molina, Macarena Ripamonti, acaso Marlen Olivari, Paula Arriagada y los restantes candidatos que completan casi una decena, era mucho más que un premio a su trayectoria humana y política, sino que una señal de respeto hacia las decisiones tomadas en regiones.
Finalmente, no fue así. Nunca será así. Mucho podrán hablar de descentralización y una nueva Constitución, "la casa de todos", como dicen los siúticos, pero al final del día, todo lo que importa se sigue decidiendo a puertas cerradas, entre el humo de los habanos y los naipes de póker en la sede de Avenida Bernardo O'Higgins 1460.
Nunca tanta gente se reunió tantas veces para tomar una opción tan errada.