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ENTREVISTA. Sebastián Sichel, precandidato presidencial independiente:

"Espero que demostremos que Evelyn, Joaquín, Mario, Ignacio y yo somos de un mismo equipo"

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Sebastián Sichel es ex muchas cosas: exvicepresidente ejecutivo de Corfo, exministro de Desarrollo Social y expresidente de BancoEstado. Pero también exdemócratacristiano (y por tanto, ex Concertación) y ex Ciudadanos. Ahora aspira a sumar un nuevo ex a su currículum: ex candidato presidencial, porque quiere ser el abanderado de Chile Vamos a La Moneda. Sichel ahora es independiente y quiere ser incluido en las primarias de julio. El abanico es grande en la derecha: Evelyn Matthei y Joaquín Lavín, por la UDI; Mario Desbordes, ya elegido por RN, e Ignacio Briones, quien acaba de renunciar como ministro de Hacienda para ser la carta de Evópoli.

-¿Por qué se lanzó a esta carrera?

-Por dos cosas. Durante mi vida me he dado cuenta de la diferencia que pueden hacer la política y el Estado en la vida cotidiana de las personas cuando hacen bien las cosas. Y segundo, porque después de tres años de alta experiencia pública me he dado cuenta de que se puede hacer mucho más de lo que estamos haciendo, y hacer mejor las cosas. Yo creo que hay una obligación moral de hacer mejor gestión en lo público y creo que puedo aportar desde ahí. Necesitamos liderazgos que tengan la convicción de que la vida de las personas depende de cómo nosotros hacemos la pega.

-¿Por qué desde la presidencia de la República y no de otro puesto?

-Uf, porque mientras más alta es la responsabilidad, de más instituciones se es responsable. Del Presidente de la República dependen todos los brazos del aparato estatal. Por lo tanto, necesitamos gente que tenga visión de contexto para poder entender el impacto en la nación. Mientras no se sienta que la demora en el pago de la licencia por la Compín puede afectar al ingreso de una persona hasta el punto de que no tenga qué comer -porque demoran dos meses en entregarla-, va a ser imposible cambiar el chip. Uno de los grandes obstáculos que tuve en los cargos que ejercí fue que esto requería coordinación, ponerse de acuerdo con otros, convencer, seducir. Como Presidente es uno el que tiene que decidir y organizar a quienes están abajo, y no tiene que estar todo el tiempo tratando de seducir o convencer a los demás sobre la necesidad o la urgencia.

-¿Les faltó esa visión de contexto a los últimos presidentes?

-Le ha faltado a la política en general, no sólo a los presidentes. La política se ensimismó, empezó a hablar sólo de sí misma, de cuántos RN, cuántos UDI, cuántos DC y se comenzó a generar un fenómeno que ocurre muchas veces en las élites cuando pierden el contacto con las personas, que se olvidó que era un medio más que un fin. Y eso infectó todo el sistema. La demora en la toma de decisiones, la lentitud para resolver los problemas, los años que nos demoramos para ponernos de acuerdo en cosas simples, demuestran esta falta de sensibilidad. Esto no es un discurso antipolítica, creo que la política es fundamental para cambiar la realidad de las personas. El problema es que para eso debe dejar de mirarse el ombligo y ha sido el pecado de Chile en los últimos ocho años: mirar primero el pasado que el futuro, hablar más de lo que pasó en la dictadura, o Pinochet y Allende, antes que lo que quieres que pase con nuestros hijos.

-Se critica la desconexión de la clase política, la "falta de calle".

-Sí, lo vi especialmente en el Congreso. Había muchos parlamentarios muy buenos que estaban preocupados del país, pero la gran mayoría estaba más preocupada de su reelección. Urgencia es dignidad. A veces nos quedamos por años pegados en discutir el cuánto y no pensamos en el cuándo. El problema de no considerar el cuándo es que se mueren generaciones sin capacidad de resolver el día a día. Es parte de una crisis que estamos viviendo, que la representación política se olvidó de la participación política y por tanto escuchó muy poco lo que están pasando los chilenos. La crisis de octubre tiene harto de eso, hubo gente que empezó a reclamar, a mirar la violencia trágica y terrible que vivimos, como una oportunidad de que se preocuparan de ellos. Los políticos debiéramos sentirnos un poco conmocionados, porque nos están diciendo de alguna forma "a usted no le importo".

-Fue DC y hoy quiere ser candidato de Chile Vamos, ¿qué lo alejó de la centroizquierda y qué lo acercó a la derecha?

-Siempre he sido una persona de centro. En la izquierda está la tesis refundacional del país, como que todo lo que hemos hecho es malo, que tenemos que partir de nuevo. Todo este discurso antialgo, antiempresarios, antipolítico, antidesarrollo, etcétera, me molesta, porque lo que tenemos que construir es una agenda de futuro. Hay una segunda cosa que me pasó. Yo tenía una distancia con la derecha, pero la derecha evolucionó en un par de cosas que para mí son fundamentales. Se transformó en una derecha democrática, empezó a creer en la democracia, a darse cuenta de que hubo violaciones a los derechos humanos, a tener confianza en la política y las instituciones, a creer que el Estado tenía que tener un rol presente en la actividad económica.

-En el otro extremo hay gente que piensa que todo está bien y que no es necesario reformar todo.

-Sí, por eso soy una alternativa dentro de esto. Lo que yo no creo es en una derecha resistente al cambio. Esa es una derecha retrógrada que hay que combatirla. Aquellos que creen que todo está bien, que no hay que hacer reformas, que tenemos que estar satisfechos con lo que hicimos, no sólo no han entendido nada, sino que además les falta calle para darse cuenta de lo que es vivir con menos de 400 lucas en el mes. Por eso digo que soy un reformista, estoy convencido de que puedo liderar una centroderecha que avanza hacia este reformismo y abandona esta resistencia.

-De ser Presidente, ¿dónde pondría el foco?

-Lo primero sería aumentar el monto de los recursos que el Estado transfiere a las personas. Voy a lanzar 20 medidas de aquí a las primarias, una semanal. La primera es crear un fondo que garantice la pensión de alimentos a la mujer que no se le paga el padre de los niños. Que el Estado se haga cargo cuando el padre no cumple y que después se encargue él de cobrarle. Además, tenemos que avanzar en el ingreso mínimo garantizado, que el Estado complemente el sueldo de los que no alcanzan a llegar a fin de mes, transfiriendo más lucas directo al bolsillo y con menos burocracia intermedia. Segundo, un plan de fomento empresarial brutal, especialmente a las pequeñas y medianas empresas. También eliminar las trabas para emprender. Tercero, reconstruir el "nosotros", elaborar una estrategia que termine con las situaciones de privilegio que muchos tenemos, como los fueros parlamentarios, toda la excepcionalidad de trato que tenemos los políticos. En la economía, perseguir los abusos de mercado, estableciendo condiciones estándar de trato al cliente.

-¿Ha habido algún acercamiento para que participe en las primarias?

-He dicho públicamente que quiero participar en las primarias de Chile Vamos, pero dependo de dos cosas. Que me inviten los partidos, lo cual confirma lo difícil que es competir en política para los independientes. Es curioso que para participar de una primaria de una coalición de la cual me siento parte necesite que algunos partidos me inviten. He visto buenas señales al respecto, pero espero que se materialicen. Que me inviten formalmente. Lo segundo, que tengamos una especie de "coompetición", que es una competencia en la elaboración dentro de la coalición. Yo quiero que la centroderecha, junto con el centro, gobiernen en Chile en los próximos años y eso requiere de una competencia que muestre las diferencias de aquí al 4 de julio, pero la suficiente colaboración para que desde el 5 de julio en adelante podamos presentarle a Chile un proyecto de país. Para eso es necesario respetar reglas de fair play de colaboración. Eso ha sido lo más difícil, porque ha habido harta agresividad en la campaña y espero que eso pare.

-No partía y ya le dijeron que era el candidato de los empresarios…

-Era bien absurdo, porque primero caricaturiza a los empresarios como si fueran todos malos. Además era absurdo por de quién venía, diciendo Evelyn (Matthei) lo contrario de lo que había dicho un mes antes. Tenemos que tener reglas bien claras de construir una mayoría en que se acepte la diversidad, pero que también colaboremos y no que se repita la tragedia de la derecha en los 90, con espionaje, acusaciones de drogas, que es la peor historia y la que la sentenció a ser minoría para siempre, por ambiciones personales. Espero que lo hagamos al revés, que demostremos que Evelyn, que Joaquín (Lavín), que Mario (Desbordes), que Ignacio (Briones) y yo somos parte de un mismo equipo, que tenemos diferencias de liderazgo, pero queremos que a los chilenos les vaya mejor.

"La política debe dejar de mirarse el ombligo y ha sido el pecado de Chile en los últimos ocho años, mirar primero el pasado que el futuro, hablar más de lo que pasó en la dictadura, antes que lo que quieres que pase con nuestros hijos".