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CIENCIA

Hospital de EE.UU. anuncia el primer trasplante exitoso de cara y manos

NUEVA YORK. Operación duró 23 horas y participaron 140 personas. El receptor se llama Joe MiMeo, tiene 22 años y sufrió un accidente que le dejó el 80% del cuerpo quemado.
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Efe

El hospital NYU Langone de Nueva York anunció ayer que ha completado un trasplante de cara y de las dos manos a un paciente de 22 años que había sufrido graves daños en un accidente de tránsito, la primera operación combinada de este tipo hecha con éxito en todo el mundo.

La cirugía tuvo lugar el pasado 12 de agosto y se prolongó durante unas 23 horas, con la participación de un equipo de más de 140 personas, incluidos cirujanos, enfermeros y otro personal, explicó el hospital en un comunicado.

El receptor, Joe DiMeo, de Nueva Jersey, había sufrido quemaduras de tercer grado en más del 80% del cuerpo en un accidente ocurrido en julio de 2018 y, a pesar de someterse a unas 20 cirugías reconstructivas, todavía tenía importantes lesiones.

Entre otras cosas, DiMeo no disponía de yemas en los dedos, labios o párpados, lo que afectaba su capacidad para llevar a cabo actividades cotidianas esenciales.

Casos fallidos

"Joe fue un candidato ideal para este procedimiento; está extremadamente motivado y decidido a recuperar la independencia que perdió después de su accidente", explica en la nota el doctor Eduardo D. Rodríguez, que lideró el trasplante.

El de DiMeo es el cuarto trasplante de cara que se realiza bajo la dirección de Rodríguez y el primero de manos.

Según el hospital, hay constancia de que se han hecho en el mundo dos intentos de trasplante de cara y manos simultáneamente, pero en ambos se habían dado resultados adversos, con la muerte del paciente por una infección en uno y sin éxito con las manos en el otro.

En este trasplante, tanto la cara como las manos procedían de un mismo donante y se buscó completar el procedimiento lo más rápidamente posible, para reducir al mínimo el tiempo en que los tejidos quedarían sin recibir suministro de sangre.

Diez ensayos

Debido a las múltiples transfusiones e injertos de piel que DiMeo había recibido hasta entonces, su sistema inmunitario era muy sensible y su panel reactivo de anticuerpos (PRA, por sus siglas en inglés) mostraba que el porcentaje de donantes que su cuerpo rechazaría sería del 94%.

Es decir, el joven sólo tenía 6% de probabilidades de encontrar un donante compatible, lo que unido a otros factores hacía que "encontrar el donante perfecto para Joe fuera como encontrar una aguja en un pajar", señala Rodriguez.

Pese a ello, no se tardó demasiado en tener éxito y DiMeo sólo pasó 10 meses en la lista de espera.

En la preparación de la cirugía se usaron varias tecnologías de vanguardia, como una planificación 3D para alinear perfectamente los huesos y las placas y tornillos que se colocaron al paciente.

"Practicamos la cirugía casi una decena de veces a lo largo de un año, y en los quirófanos teníamos equipos que garantizaban que todos siguieran los pasos exactamente para no saltarse un latido ni salirse de la secuencia. Al final, salió mejor de lo que esperaba", aseguró Rodriguez.

"una vez en la vida"

Tras la operación, Joe DiMeo pasó varias semanas ingresado en el NYU Langone, primero en cuidados intensivos y luego en una unidad de rehabilitación, y una vez dado de alta ha continuado con varias horas de terapia de recuperación al día.

Además, desde entonces se ha sometido a varias intervenciones quirúrgicas de seguimiento al paciente para mejorar resultados funcionales y estéticos.

"Todo lo que hacemos con él persigue el objetivo de que vuelva a realizar las actividades cotidianas que disfrutaba antes, como comer y vestirse, levantar pesas y jugar al golf", señala April D. O'Connell, especialista en rehabilitación de manos y extremidades superiores.

"Este es un regalo que se recibe una vez en la vida y espero que la familia pueda tener algún consuelo sabiendo que parte del donante vive en mí", asegura DiMeo en el comunicado.

Iceberg gigante que se desprendió de la antártica y que amenazaba las islas Georgia del Sur se rompe en pedazos

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El iceberg A-68A, que llegó a ser el más grande del mundo, se partió en pedazos, lo que pondría fin a la amenaza ambiental que planteaba al archipiélago de Georgia del Sur (Atlántico Sur), informó ayer la Agencia Espacial Europea (ESA).

La trayectoria del iceberg ha sido cuidadosamente seguida por el sistema de satélites Copérnico desde que en 2017 se separara de la barrera de hielo de Larsen en la Antártica.

Las imágenes revelaron que la mole blanca había sufrido grietas de gran tamaño la semana pasada y desde entonces se ha roto en múltiples trozos, lo que "podría indicar el fin de la amenaza medioambiental del A-68A para Georgia del Sur", señala la ESA.

La proximidad del iceberg a la remota isla de San Pedro, del archipiélago de Georgia del Sur, hizo temer que se anclara a la costa y afectara al frágil ecosistema que se desarrolla alrededor, mediante el raspado del lecho marino o el vertido de agua dulce y fría en el océano .

En diciembre de 2020, el bloque cambió de dirección, ya que las corrientes de la superficie del océano lo desviaron hacia el sureste, alejándose de la isla y perdiendo un enorme trozo de hielo en el proceso.

Los últimos datos procedentes de la misión de radar Copernicus Sentinel-1 muestran que la semana pasada se desprendió de A-68A un nuevo iceberg, A-68G, que mide unos 53 kilómetros de longitud y unos 18 en su punto más ancho.

Una nueva grieta provocó el desprendimiento de otros dos bloques de hielo, denominados A-68H (de unos 20 kilómetros de longitud y 9 de ancho) y A-68I (30 kilómetros de longitud y cinco en su punto más ancho).

El iceberg principal A-68A, que en su día fue el más grande del mundo, ahora solo mide unos 60 kilómetros de longitud con una anchura máxima de 22 kilómetros.

Los expertos indican que el grupo de nuevos icebergs "parece que se están separando" en varias direcciones y que "probablemente se alejarán de la isla", dejando de ser una amenaza para la fauna del lugar.

Llamado originalmente A-68, cuando el iceberg se desprendió de la barrera de hielo tenía aproximadamente el doble del tamaño de Luxemburgo, pero al poco perdió un fragmento, lo que redujo su tamaño y se cambió su denominación por la de A-68A, pasando de un área de 5.664 kilómetros cuadrados iniciales hasta su última gran extensión, de 2.606 Km2.

5.664 kilómetros cuadrados fue la extensión inicial del iceberg, el doble de lo que tiene Luxemurgo, con 2.586 kilómetros cuadrados.

2017 fue en año en que A-68A se separó de la barrera de hielo Larsen en la Antártica. Se monitorea a través de un sistema de satélites.