Migración irregular, rebote de una crisis
La explosiva situación de la pequeña localidad fronteriza de Colchane ha hecho necesaria la presencia de las Fuerzas Armadas. Es un hecho que tras esta migración hay bandas que lucran con la desesperada situación interna de Venezuela, creando así una grave crisis humanitaria que debe ser atendida.
La crisis humanitaria tras migraciones irregulares que hemos conocido en imágenes de TV captadas en el Mediterráneo o en la frontera de Estados Unidos y México, ahora la tenemos en casa. Situación explosiva en la localidad fronteriza chilena de Colchane, donde en los últimos días han llegado casi dos mil extranjeros, mayoritariamente venezolanos, que intentan ingresar al país.
Entran a través de pasos fronterizos no habilitados, de difícil control en el largo límite que nos separa de Bolivia. Manipulados por conocedores del procedimiento de ingreso, estas personas se dirigen al control de Carabineros de Colchane, donde se autodenuncian. Buscan ser conducidos a Iquique. Allí deben cumplir cuarentena, pero ya están en Chile y esperan "diluirse", con alguna complicidad, en medio de la población.
Estos grupos humanos, familias, desde ancianos a criaturas de meses, son un ineludible problema humanitario que se debe asumir: alimentos, atención médica y vivienda.
Hoy toda la carga recae sobre un pequeño poblado, donde la masividad ha significado alteraciones, daño, gasto de recursos y hasta la ocupación de viviendas. Pequeños agricultores del altiplano salen a ver sus tierras y ganado y al volver encuentran sus casas violentadas.
El Gobierno dispuso la presencia de las Fuerzas Armadas para mayor control fronterizo. Hay críticas de la oposición a la medida. "Las FF.AA. no están formadas para realizar ese tipo de función", afirma el ex senador PPD y candidato a constituyente Felipe Harboe. José Miguel Insulza, ex canciller y actual senador PS dice que la medida no será muy efectiva y que "habría que desplegar a mucha gente y no se vería bien que un país desplegara su ejército para impedir el ingreso".
Entretanto, la Cancillería gestiona coordinación internacional frente al problema, en mayor medida "rebote" de la situación de Venezuela que, afirma el canciller Andrés Allamand, "ha transformado la migración irregular en un grave problema regional".
Lo anterior es cierto, pero es un hecho que tras esta migración hay bandas que lucran con la crítica situación interna de Venezuela, creando así una grave situación humanitaria que debe ser atendida y también un problema de seguridad interna que no puede eludirse.
La presencia militar en las extensas fronteras debería tener un efecto disuasivo, pero una reacción de fuerza podría traer nuevos problemas. Es complejo, doloroso y costoso devolver a los migrantes a sus puntos de origen, pero la medida podría también ser disuasiva y llevaría tranquilidad a las zonas donde llegan las corrientes irregulares.
Por el momento hay que insistir en la coordinación internacional y en mantener un control efectivo sobre aquellos que han logrado ingresar al país y sus antecedentes, aplicando normas sobre seguridad interna y atención humanitaria ante casos puntuales.