Secciones

Nadie le prometió un jardín de rosas

Entre dos fuegos, la candidata Andrea Molina vive horas clave en la definición política de su estrategia para llegar al sillón de calle Arlegui. Molina tiene el clásico problema de cómo cubrirse la cabeza sin destaparse los pies, entendiendo que necesita del apoyo municipal para sacar adelante su campaña y futura gobernabilidad.
E-mail Compartir

Si bien es cierto que nadie le prometió un jardín de rosas a la exdiputada Andrea Molina en su carrera para asumir la candidatura a alcaldesa de Viña del Mar, la también exanimadora de televisión seguramente no vive días fáciles en una campaña bastante más farragosa de lo que se esperaba, por el lastre que parecieran representar los palos de ciego de los últimos meses de la administración Reginato, la molesta omnipresencia de su jefa de gabinete, María Angélica Maldonado, los yerros políticos-comunicacionales del municipio y los aún insondables efectos que pueda tener un fallo adverso del TER en la acusación por notable abandono de deberes de la actual jefa comunal.

¿Es injusto? Claro que lo es. ¿Por qué debiese Molina responder por los actos u omisiones de gente con la cual nunca tuvo mayor vínculo en toda su carrera?

Empero, desde el día que accedió a negociar su candidatura en el famoso asado con Punta Picana en la casa del concejal Jaime Varas, cuando se sentó a la mesa con los hermanos Andrés y Raúl Celis y el senador Francisco Chahuán en el Casino de Viña, y la tarde en que recibió el apoyo de la propia Reginato, también aceptó las reglas del juego político de Viña del Mar, ciudad en la cual todo el mundo sabe que muchas cosas deben cambiar, pero nadie (salvo el diputado Celis, que incluso postula hacer desaparecer la controvertida Casa del Deporte, dirigida por el marido de Maldonado) se anima a decirlo públicamente.

Tampoco es ningún misterio que el empresariado local, la élite viñamarina, la nueva directiva de la UDI, el resto de la centroderecha, y hasta los viejos tercios del Club de Viña hace mucho tiempo que retiraron sus votos de confianza a la actual administración.

Por lo mismo, Molina tiene el clásico problema de cómo cubrirse la cabeza sin destaparse los pies, entendiendo que necesita del apoyo municipal para sacar adelante su campaña y, de imponerse en las elecciones de abril, de la promesa de gobernabilidad que pudiera darle la presencia de Reginato y de los ediles que consiga arrastrar en el Concejo Municipal.

Por el otro flanco esperan las amenazas de Marlen Olivari (independiente), Marcela Varas (PPD y ex Nueva Mayoría) y Macarena Ripamonti (Frente Amplio), además de otro puñado de candidatos, que pueden diluir la votación de manera considerable y peligrosa.

¿Cuál debiese ser su estrategia para las próximas semanas? En su contra tiene el que la elección de constituyentes ha tendido a opacar la de alcaldes, que desaguisados como la pésima planificación vacunatoria por parte del municipio, quiéralo o no, le repercuten a su candidatura, y que desde su sector ya no están dispuestos a defender el legado de Reginato como antes. Con todo, Andrea Molina ha dado muestras en el pasado de una marcada habilidad política, espíritu resiliente y valentía para saber sortear obstáculos sin ningún pelo en la lengua. Difícil es anticipar sus pasos a seguir. Pero nadie puede dudar de que la candidata terminará, una vez más, por sorprendernos.

Educación ambiental en confinamiento

"Que la pandemia no sea un obstáculo para la instalación de un trabajo en sinergia para la formación de una conciencia ambiental del cuidado del medioambiente como un proceso continuo en el tiempo". Margarita Ducci, Directora ejecutiva Pacto Global Chile, ONU
E-mail Compartir

La pandemia nos ha dejado frente al espejo de nuestras vulnerabilidades, miedos y debilidades, y nos ha mostrado cómo el mundo que nos rodea puede reaccionar a nuestra falta de prevención y mirada de futuro. Hoy, más que nunca, la nueva realidad nos llama a repensar lo que hemos construido y el mundo de la educación; y en particular el de la educación ambiental se transforma en un objetivo esencial para ayudar a evitar nuevas crisis. En este escenario, es necesario abordar el cuidado del medioambiente con la responsabilidad y urgencia que el planeta requiere. La pandemia, el calentamiento global y todos los efectos del cambio climático nos obligan a reforzar los esfuerzos para revertir nuestros hábitos que causan daño a los ecosistemas.

En un reciente estudio de Sustenta+ y la UDD sobre la evolución de la sostenibilidad en tiempos de pandemia, en el que participaron 243 compañías de 10 sectores industriales diferentes, pertenecientes a cuatro países (Chile, Perú, Ecuador y Colombia), las empresas afianzan su convencimiento en que hay que seguir en ese camino en forma decidida, incluso aportando más recursos, y especialmente fortalecer la ética en los negocios. Sin embargo, priorizan en último lugar su rol en la protección de los ecosistemas marinos y terrestres y el cuidado de la biodiversidad.

Pareciera que el ODS (Objetivo de Desarrollo Sostenible) 14, de los Océanos, y el ODS15, del cuidado de la vida terrestre, tuvieran una suerte de "garantía" y que están ahí estáticos para siempre, mientras vemos la constante "plastificación" de los mares y la extinción de variadas especies en el mundo. Urge generar entre todos un cambio cultural en materia medioambiental, donde la protección y cuidado del medioambiente sea relevante, inculcándolo en la primera infancia, niños y jóvenes. Sabemos que sensibilizando, educando y promoviendo incluso con pequeñas acciones y cambios conductuales, podemos generar esta conciencia y compromiso con la tierra que habitamos desde las aulas y hoy desde la educación en línea.

Es importante que se pueda reflexionar respecto a la importancia de conocer y valorar nuestro entorno natural, nuestro ecosistema, nuestra biodiversidad, y que ello nos ayude a responder preguntas asociadas a los fenómenos naturales, pero que al mismo tiempo nos invite a redescubrir nuestro mundo que, obviamente, debemos conocer en profundidad para proteger. Nuestros parques y reservas forestales son un lugar privilegiado para estar en contacto con la naturaleza y conocerla. Si bien en tiempos de pandemia es difícil recorrer el país y acceder a ellos, los espacios naturales son el mejor elemento que podemos encontrar y que se ponen a disposición con los aforos establecidos.

Aquí las fundaciones dedicadas a este tema cumplen un rol pionero, pero debemos incentivar también a las empresas a proteger nuestro entorno en peligro desde su mandato corporativo. En este desafío, la educación ambiental es un gran instrumento de gestión para la formación de una ciudadanía crítica y comprometida en el sueño de un país sostenible. Que la pandemia no sea un obstáculo para la instalación de un trabajo en sinergia para la formación de una conciencia ambiental del cuidado del medioambiente como un proceso continuo en el tiempo, enfocado a formar valores con el fin de cuidar y proteger el entorno natural para el uso sustentable de nuestros recursos naturales.

Bienestar socioemocional

Alberto Mora , Director académico de Efecto Educativo "Se requieren encuentros concretos de trabajo con los equipos docentes y directivos, con el fin de que logren gestionar lo que les está sucediendo a nivel emocional por los efectos de la pandemia en su vida personal y profesional".
E-mail Compartir

No es nuevo el conocimiento que existe sobre la relevancia del ambiente socioemocional y su impacto en el aprendizaje. Desde hace mucho sabemos que "sin emoción no hay aprendizaje", pero aún bajo este conocimiento, la pandemia ha traído mayor claridad y también nuevos desafíos sobre la importancia del bienestar socioemocional para el aprendizaje y desarrollo de las personas.

La pandemia nos encerró en nuestras casas y las transformó en espacios de trabajo, estudio, vida personal y familiar y, como consecuencia de esta transformación, profesores y estudiantes se han visto extremadamente limitados en el contacto personal, con serias consecuencias en la creación y sostenimiento de vínculos en esta nueva realidad, sin dejar de mencionar las situaciones complejas de procesar en el seno de las familias, como el duelo, los miedos y ansiedades.

Bajo las condiciones actuales, no es difícil pronosticar que habrá un aumento en el número de problemas de salud mental en todo el mundo y, ante este escenario, en la escuela, directivos y docentes son desafiados a implementar nuevas formas y dinámicas pedagógicas, especialmente en relación con el bienestar emocional de toda la comunidad escolar.

Revisar y cuidar el ambiente socioemocional que rodea el aprendizaje ha dejado de ser una opción y en este momento es una urgencia. Debemos reconocer que la urgencia se da en gran medida por la falta de alfabetización emocional que ha vivido la escuela hasta ahora. Esta falta de educación emocional ha generado que profesores, directivos y padres no estén preparados para lidiar con sus propias emociones y menos capacitados para guiar y educar con las emociones a sus estudiantes e hijos.

Ahora bien, el que reconozcamos esta urgencia no quiere decir que sepamos bien cómo hacerlo. Como dice el viejo dicho, "entre el dicho y el hecho hay un buen trecho", y ese trecho es el que hoy debemos concentrarnos en cubrir. Para esto, lo primero es aceptar que las formas y dinámicas que teníamos de enseñanza y acompañamiento han cambiado y que debemos integrar nuevos modelos que contemplen la contención y educación emocional de toda la comunidad educativa: docentes, directivos, estudiantes y padres.

Se requieren encuentros concretos de trabajo con los equipos docentes y directivos, con el fin de que logren gestionar lo que les está sucediendo a nivel emocional por los efectos de la pandemia en su vida personal y profesional, para así tener la capacidad de enfrentar de una manera más saludable y adaptativa esta crisis social. Encuentros que los inviten a transformarse, dado que la contingencia les impone el desafío de seguir siendo educadores, de una manera completamente nueva y desconocida.

Este es el primer paso, generar un trabajo conciente de contención emocional de los equipos docentes, pero luego se debe incorporar una propuesta en estrategias pedagógicas para abordar la educación emocional con los estudiantes. Una didáctica estructurada para el desarrollo de competencias emocionales con estrategias de educación emocional que puedan ser implementadas tanto en espacios presenciales como remotos, es decir, en el nuevo espacio híbrido de aprendizaje. Y, por último, es importante no olvidar a las familias, que también deben construir nuevas formas de acompañar a sus hijos que les permitan generar ambientes sanos en la casa.