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Cotización adicional
Nuestras autoridades están lejanas de la información técnica que proporciona mes a mes la Superintendencia de Pensiones, la cual informa que de cada dos afiliados al sistema previsional, solo uno cotiza y el otro no tiene seguridad social alguna. Si la reforma previsional prospera destinando el 6% de cotización adicional a un fondo de reparto -lo que finalmente es un impuesto al trabajo-, entonces disminuirá la proporción de quienes coticen, que ya es baja.
Lo que pretende la cotización de reparto es que quienes cotizan mes a mes terminen financiando pensiones a quienes no cotizan, lo cual pone fin al incentivo a cotizar, sobre todo para los trabajadores independientes e informales.
La cotización adicional debe ir a la cuenta del trabajador, pues se fortalecen las pensiones de quienes sí cotizan y permite focalizar el pilar solidario a quienes realmente lo necesitan.
La reforma previsional debe generar los incentivos para que un mayor número de personas coticen, pero logrará exactamente lo contrario.
Eduardo Jerez Sanhueza
Invasión migratoria
Quienes opinan que la gran cantidad de inmigrantes indocumentados que están ingresando al país se debe a que nuestros vecinos países limítrofes están haciendo la "vista gorda", tienen toda la razón. Con el fin de sacarse el problema de encima, lo más fácil para ellos es usar sus territorios como un corredor de tránsito y que los migrantes decanten en Chile. Por lo tanto, aunque parezca duro e inhumano, nuestras autoridades tienen que ser inflexibles.
En el caso Colchane, ¿por qué el gobierno de Bolivia no los detuvo en su territorio y le endosó el problema a nuestro país? Lo mismo está pasando en el límite con Perú. El país no tiene por qué estar asumiendo responsabilidades sociales y económicas que no le corresponde y que van en desmedro de los propios ciudadanos chilenos.
Jorge Valenzuela Araya
Proceso constitucional
Pienso que la enajenación se ha apoderado de los chilenos. Tenemos una Constitución que se le ha colocado cuanto se puede imaginar sobre diversos temas. Todo se ha tratado, y conforme nuevas iniciativas, se ha ido modificando tan excesivamente que esta Carta Fundamental se ha llenado de grasa.
Ahora, con más de un centenar de constituyentes, vamos a tener una avalancha de proposiciones de toda índole, pero que no pueden ir más allá de las garantías constitucionales actuales, más algunas novedosas y escasas modificaciones. Entonces, me preocupa cómo se va a ordenar y sistematizar este proceso si no hay un ente que vaya rechazando las ideas más peregrinas para evitar que se conforme un mamotreto mayor que la Constitución actual y las leyes y códigos ahora vigentes juntas.
Es sabido que por más que se junte gran cantidad de opinantes, no por ello va a garantizarse una mejora sustancial, porque cada cual pretende llevar a su molino sus particulares puntos de vista.
También me preocupa que algunos sectores vean la oportunidad de cambiar el péndulo de nuestra tradición y hacerlo oscilar hacia otro lado, como ya nos ha ocurrido, con resultados desastrosos.
Guillermo Díaz
Alamedas
En la columna de opinión titulada "Se abren las grandes alamedas", escrita por Susana Calderón (PS) y Pablo Mecklenburg (PPD) y publicada en la edición del lunes 1 de febrero de este prestigioso matutino, los columnistas señalan que esta frase del expresidente Allende se estaría cumpliendo en el Chile de hoy con motivo del proceso constituyente en marcha y el amplio número de candidatos inscritos para participar en la elección que el próximo 11 de abril elegirá a los miembros de la Convención Constitucional que redactará la futura Carta Fundamental.
Habiendo vivido los aciagos años de la Unidad Popular y el gobierno del "compañero Allende", no tengo duda alguna que no era un proceso constituyente y democrático lo que el expresidente tenía en mente al pronunciar su famosa frase. Por el contrario, el intento totalitario de su programa; la destrucción sistemática y programada del país; el desprecio por la institucionalidad democrática y su no acatamiento (como lo señalara el acuerdo de agosto del año 1973 de la Cámara de Diputados); la formación de cordones industriales preparados para intervenir por la vía violenta; la presencia en las ciudades y en los campos de grupos armados, formados por sus más fanáticos y decididos partidarios, que actuaban impunemente al amparo del Gobierno; y, en fin, recordando que su gobierno y los partidos y grupos que lo acompañaban proclamaron la legitimidad de la vía violenta y armada para alcanzar el poder, me permite concluir que el exmandatario tenía en mente, más bien, las asonadas de violencia demencial y revolucionaria que desde octubre del año 2019 se han apoderado de la Alameda de Santiago, de la Plaza Baquedano y de tantos otros puntos del centro de la capital y otras ciudades del país, como nuestro Valparaíso.
Por favor, no confundamos a la ciudadanía y a los jóvenes que nos le tocó conocer aquellos días, tratando de "lavar la imagen" de un Presidente que destruyó la democracia y quiso hacer de Chile una segunda Cuba.
Francisco Bartolucci J. Abogado