DERECHO A PATALEO El delicado arte de hacer la cama
POR WINSTON POR WINSTON
Si hay un hábito al que nunca me he acostumbrado, esa es el de hacer la cama. Para mí, levantarse ya es un proceso que atenta contra la inercia, tener que hacer luego la cama hace que esto sea todavía más fatigoso. Y eso que no la hago solo, la hemos hecho con mi señora por casi veinte años. Aunque todos los días trato de evidenciar mi desgano y cometo errores para ser relevado de mis funciones, sigo condenado a la misma labor.
¿Cuántas veces no hemos tratado de hacer algo mal intencionalmente para lograr un determinado resultado? Con los futbolistas, sucede algo parecido. Si no les gusta un director técnico comienzan a jugar mal. A esto se le llama comúnmente "hacer la cama".
El mito dice que el término proviene de las Fuerzas Armadas y una broma que se les hacía a los cadetes de doblarle las sábanas a la mitad de tal forma que, al momento de entrar, no lo pudieran hacer, práctica conocida popularmente como "sabanitas cortas".
Los futbolistas, sin embargo, son un gremio lleno de códigos, siempre han negado que esto suceda y para eso tienen un arsenal de frases hechas: "Eso no existe", "a mí nunca me ha tocado", "es muy difícil", "uno siempre quiere ganar", "es un mito", blablablá.
En la práctica, los jugadores deciden sabotear a un director técnico cuando los resultados son malos, cuando tiene una mala relación con los líderes del plantel o, como sucedió este fin de semana con Martín Palermo en Curicó, cuando "Titán" expuso públicamente a los jugadores, señalando, en este caso específico, falta de actitud de parte de sus dirigidos.
Los hinchas, en tanto, se niegan a aceptar lo que parece evidente y culpan al entrenador o a los dirigentes de los errores. No entra en su lógica que su ídolo no quiera ganar un partido, tire la pelota para afuera estando al frente al arco, se haga expulsar tontamente o cometa un penal de adrede.
Los resultados, en cambio, dicen lo contrario. Si un técnico es despedido por malos resultados, los lesionados se levantan, cual Lázaro, para jugar y los triunfos vuelven a aparecer.
Hay camas míticas como la de los seleccionados a Xavier Azkargorta para las eliminatorias de Francia 98. Más cercano en el tiempo, los curiosos casos de O'Higgins y La Serena, equipos que, luego de puras derrotas, salieron de la UCI con la llegada de nuevos entrenadores (Graff por Giovanoli y Ponce por Bozán). En cierta forma, no es muy distinto a lo que pasó con Torrente en Everton, antes de su llegada y después de su salida.
Seguramente, hay veces que el paso de las derrotas a los triunfos tenga que ver más con un nuevo aire, ideas renovadas, descompresión, pero, aunque los jugadores digan lo contrario, la práctica existe y no deberían avergonzarse, siempre que se busque un bien mayor. Por otro lado, parecer malo, cuando se es bueno, sin que se note, es casi un arte, que debería ser mejor valorado.
Es lo que todavía no entiende mi señora, cada vez que la cama me queda arrugada.