Secciones

Promesas sobre el bidet

Los llamados del alcalde Jorge Sharp al mundo privado y a un supuesto nuevo "pacto portuario" son sólo golosinas que ya nadie quiere tragar. ¿Cuántos vecinos de Valparaíso pueden decir que hoy tienen una mejor calidad de vida, un mejor empleo, una mejor vivienda, sus campamentos regularizados o el agua garantizada?
E-mail Compartir

En el contexto del lanzamiento de su campaña a la reelección como alcalde independiente de Valparaíso, y en conjunto con su nuevo movimiento Territorios en Red, Jorge Sharp llevó a cabo el último jueves por la mañana una llamativa alocución en la playa Las Torpederas, en la cual se pronunció sobre las necesidades actuales de la Ciudad Puerto.

Explicando que lo primordial es mejorar la calidad de vida, de empleos, de inversión, de viviendas, de regularización de campamentos y de derecho al agua, se comprometió a "avanzar más rápido de lo que se ha avanzado" y "redoblar esfuerzos para tener más capacidad para empujar políticas de desarrollo humano que no olviden a ningún vecino".

Para ello, insistió el alcalde, es necesario "aumentar el volumen de las inversiones públicas y construir una forma de relación con el mundo privado que, a partir de un esquema de reglas claras, la inversión privada permita generar más puestos de trabajo".

Por último, habló de "resolver, de una vez por todas, el problema estructural que tiene el puerto de Valparaíso con la ciudad. El puerto tiene que seguir creciendo y fortaleciéndose; y para eso tenemos que construir un pacto portuario".

Al respecto, bien caben algunas precisiones. Sería bueno que el alcalde respondiera cuánto se ha avanzado y cuáles han sido los beneficios que ha reportado a la ciudad su administración. ¿Cuántos vecinos de Valparaíso pueden decir que hoy tienen una mejor calidad de vida, un mejor empleo, una mejor vivienda, sus campamentos regularizados, el agua garantizada o, incluso en términos más subjetivos, pueden sentir un mayor orgullo por la ciudad, su limpieza, sus servicios o la probidad, inteligencia y valentía de sus autoridades?

¿De qué forma el mundo privado podría estar llano a volver a invertir en Valparaíso después de las descalificaciones y ninguneos recibidos (los Von Appen, Ibáñez, la CChC, varias empresas de la zona y otros) y si, más encima, hoy sólo son vistos como proveedores de empleos y poco más?

En relación al nuevo "pacto portuario", pareciera estar de más recordar la constante demonización de la ampliación portuaria postulada por el alcalde desde el inicio de su administración, la visión estrictamente utilitaria con la cual se mira y se trata a la Empresa Portuaria de Valparaíso, y las numerosas zancadillas legales y éticas que se han hecho al proceso desde el edificio de calle Condell.

Resumiendo, y también asumiendo que es muy difícil que el alcalde Sharp no consiga la reelección, no parece necesario intentar seducir a los privados y a la ciudadanía con promesas que no serán cumplidas bajo ningún punto de vista. Quizás sería mucho más honesto de su parte hablar de una plataforma que soporte sus delirios de grandeza, muy alejados de Valparaíso, su historia, su comercio y sus personas.

La importancia de la ciencia

"Es importante que la sociedad entienda que los desarrollos científicos no se crean de la noche a la mañana. En ocasiones se requieren años, decenas de años, para lograr un desarrollo importante". Eric Suárez Morell, Académico del Departamento de Física de la USM
E-mail Compartir

¿Cómo vemos la ciencia en la actualidad?, ¿sabemos con claridad sobre sus aportes, de su contribución a la sociedad?, ¿cuál es el interés de los ciudadanos para entender los desarrollos científicos?, ¿somos conscientes de su importancia?

Creo que, definitivamente, sí. El ciudadano comprende que la ciencia es trascendental, pero muchas veces los desarrollos científicos -y también los mismos científicos- están muy alejados de la sociedad; y es en parte por esta razón que no se logra valorar en toda su magnitud los avances en la ciencia.

La pandemia a la que nos enfrentamos ha sido el ejemplo más contundente de la importancia de la ciencia para la sociedad. Sin la existencia de toda la literatura científica, artículos, publicaciones e investigaciones previas, no habríamos sido capaces, como humanidad, de crear una vacuna en tan corto tiempo, con una velocidad nunca antes vista.

Es importante que la sociedad entienda que los desarrollos científicos no se crean de la noche a la mañana. En ocasiones se requieren años, decenas de años, para lograr un desarrollo importante, y eso, contrario a lo que nos muestran en algunas películas, no ocurre en un laboratorio aislado donde alguien brillante encuentra la solución mágica; en el mundo real es resultado de la colaboración de decenas o cientos de científicos, de mucho ensayo y error, donde cada uno aporta su granito de arena que contribuye a que, en un momento determinado, se produzca un salto relevante en el conocimiento.

En innumerables ocasiones, al descubrirse algo no se sabe a priori para qué pueda ser útil y quizás mucho tiempo después pudiera tener alguna aplicación práctica. Financiar la ciencia básica es tremendamente importante, nunca sabemos cuándo va a llegar el próximo gran descubrimiento. Imaginen a alguien preguntándole a Faraday, por allá por 1830, ¿para qué servía eso de la inducción electromagnética que recién había descubierto? Hoy, prácticamente todos los dispositivos electrónicos funcionan utilizando ese principio. En aquel momento, por supuesto, era difícil visualizar en qué se podría aplicar.

En el financiamiento de la ciencia debemos desterrar la visión cortoplacista que busca el resultado mañana, porque la ciencia no es un acto de magia, sino trabajo y dedicación. Tiene que existir, además, una masa crítica suficiente para lograr desarrollos importantes como país. Por ello la educación es vital. La creadora de uno de los métodos con el que se ataca el covid-19, Katalin Karicó, estuvo 10 años, infructuosamente, buscando financiamiento para su idea. De haber sido financiada, probablemente la vacuna habría tardado menos.

Lo anterior nos plantea un gran desafío para quienes nos dedicamos a la ciencia: tenemos que mejorar la comunicación con la sociedad. Vivimos en una sociedad cada día más dependiente de la ciencia y la tecnología. Se ha producido, no solo en Chile, sino a nivel global, una desconexión entre la ciencia y los ciudadanos. Esto se debe a muchas razones, pero una de ellas es que la carrera científica es muy demandante y exige muchas horas de dedicación, por lo que los investigadores le dedican poco o casi nada de tiempo a difundir sus descubrimientos.

En la nueva Ley de Educación Superior se establece la Vinculación con el Medio como una función esencial de las instituciones de Educación Superior, reflejo de la importancia que el Gobierno le asigna a la divulgación del conocimiento científico. La mesa está servida.

Igualdad de oportunidades

Irmgard Paris , Académica Dpto. de Ciencias Básicas, U. Santo Tomás Viña del Mar "Las mujeres que hacen ciencia se enfrentan a grandes desafíos al tener que compatibilizar sus múltiples roles en el espacio de sus hogares: ser madres, esposas, hijas, amas de casa, científicas, académicas, escritoras, investigadoras".
E-mail Compartir

A 11 meses desde el día en el que la Organización Mundial de la Salud declaró que nos encontramos ante una pandemia provocada por el covid-19, y en el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia que se celebró el 11 de febrero, yo me pregunto ¿cómo debemos combatir el virus de la desigualdad de género en la ciencia?

Sin duda, este virus reafirma lo vulnerable que somos como especie y nos recuerda que formamos parte de un ecosistema donde todos contribuimos, en mayor o menor medida, a mantener un equilibrio. Pero también nos da la posibilidad de reconocer y valorar el trabajo que hombres y mujeres de ciencia llevan a cabo arduamente para superar este tipo de amenazas constantes a las que nos vemos expuestos.

Y es aquí donde las diferencias de género adquieren gran notoriedad en tiempos de pandemia, las cuales debilitan aún más el posicionamiento de la mujer en la carrera científica. Si bien esta realidad ha sido evidenciada y cuestionada desde hace décadas y se ha trabajado mucho para disminuir las brechas, aún no hemos encontrado el camino para acabar con ellas. Y es que la tarea de contribuir al desarrollo del conocimiento científico no debería ser privilegio de algunos pocos, al contrario, todas las personas sin distinción de género, etnia o edad tenemos mucho que aportar y para ello necesitamos igualdad de oportunidades.

Actualmente, las mujeres que hacen ciencia se enfrentan a grandes desafíos al tener que compatibilizar sus múltiples roles en el espacio de sus hogares: ser madres, esposas, hijas, amas de casa, científicas, académicas, escritoras, investigadoras. ¿Cómo una madre puede hacer ciencia sin jardines infantiles funcionando ni una red de apoyo familiar cerca? ¿Cómo desarrollar una investigación académica en el mismo espacio y tiempo que nos exigen que cumplamos los roles de madre, esposa y dueña de casa? ¿Cómo una hija debe conjugar los tiempos de cuidado de sus padres y de escritura de artículos científicos? Estos son claros ejemplos de la desigualdad de género donde la distribución de tareas y la carga de cuidados son realidades en las que las mujeres asumimos el liderazgo.

Las consecuencias de la discriminación de género se evidencian en el menor número de proyectos adjudicados y publicaciones, y lo que es aún más agravante, en los menores ingresos salariales. Así lo demuestran los resultados de la participación femenina en el Programa Fondecyt Regular del año 2020, donde solo el 28% de los proyectos adjudicados en Ciencia y Tecnología es liderado por una mujer, porcentaje muy similar a los proyectos concursados (ANID, 2020). De igual forma, según el Programa de Información Científica de la ANID, la distribución de autores femeninos en publicaciones WoS en el mismo año representa solo el 34%.

A pesar de estas claras desigualdades, el posicionamiento que ha logrado la mujer en la ciencia es indiscutible, basta con hacer memoria de los Premios Nobel otorgados en los últimos años. Y creo que el contexto actual no será la excepción, ya que en la carrera por generar una vacuna segura y eficiente contra el covid-19 resuenan nombres de científicas destacadas, como Sarah Gilbert, de la Universidad de Oxford.

Superar las inequidades existentes requiere un esfuerzo en conjunto entre los distintos actores y sectores involucrados.