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En esa línea se inscribe la opinión del sacerdote Ernrique Opaso, director del Refugio de Cristo, quien se muestra en desacuerdo con la idea considerando el fuerte sentido de responsabilidad por la vida tanto suyo como de la organización que encabeza, que buscan entregarle vida a la gente de avanzada edad.

"Nosotros no podemos determinar que una persona se quite la vida, yo creo que hay que buscar claramente cada vez más paliativos, cariño y ayuda a la gente adulta mayor que necesita a veces que alguien la acompañe en la vida; yo tengo un hogar de ancianos y veo que la gente los deja ahí y ahí se quedan", denuncia.

La esfera de las libertades individuales

Una de las artistas que se ha discutido con más fuerza en lo que respecta a la aplicación de la eutanasia, ha sido la importancia de las libertades individuales y el derecho a la vida. Uno de los participantes en la redacción del proyecto, el diputado Vlado Mirosevic, opina que la mayoría de la ciudadanía cree que, frente al sufrimiento extremo, la libertad individual debe estar por encima de una ley que impide la muerte voluntaria.

"Estoy de acuerdo con el planteamiento del diputado Mirosevic, el concepto detrás es la muerte digna, las libertades individuales, la decisión en conciencia de las personas. Hay muchas personas que llegan a situaciones de sufrimiento extremo y de carga también para su familia y seres queridos, y a veces ellas quieren tomar una decisión de una muerte digna, consciente, y la ley se los impide. Entonces, en ese sentido, creo que es importante avanzar en este proyecto de ley", observa el senador Juan Ignacio Latorre.

A esto se suma la opinión de Agustín Squella, quien manifiesta que "la autonomía de las conciencias es la raíz de nuestras determinaciones morales más importantes, y dejar de vivir es una de estas". No obstante, el columnista, exrector de la Universidad de Valparaíso y candidato a convencional constituyente como independiente en cupo del Partido Liberal por el Distrito 7, aclara que, a pesar de ser una decisión extrema y dolorosa, no significa que no sea tomada sin reflexión.

"Debemos ser comprensivos y compasivos con quienes la adoptan a través del suicidio (por propia mano), del suicidio asistido (por un tercero) o la eutanasia (con intervención de algún personal de salud). Una persona puede llegar a un punto que no lo resulta soportable en términos de la autocomprensión que tiene de su propia dignidad, complementa.

"nadie está obligado a convertirse en verdugo"

Sin embargo, el sacerdote Enrique Opaso, párroco de la iglesia San Miguel, de Recreo, sostiene que es labor del Estado asignar los recursos requeridos para que circunstancias como estas sean evitadas. Y en el caso de que existan situaciones inevitables, puntualiza, serán los comités éticos médicos quienes tomarán las decisiones correspondientes.

"Yo mismo he participado en alguna oportunidad con una decisión de no seguir conectando a una persona en esas condiciones. Entonces, si estamos colocando situaciones que son de mucha emergencia y no son del día a día, evidentemente hay que buscar soluciones, pero la solución no es la eutanasia", enfatiza.

Gonzalo Ibáñez, por su parte, argumenta que nadie, incluyendo al personal médico, tiene la obligación de "convertirse en verdugo de otra persona", incluso cuando la persona se lo solicite. En cambio, expresa, sí corresponde apoyar tanto al afectado como su familia, con el objetivo de que fallezca en paz y tranquilidad.

"La vida humana es sagrada, en primer lugar. Relativizar este principio es abrir la puerta a una condición de inhumanidad que al final puede terminar por socavar los cimientos de la misma sociedad", agrega.

En lo que respecta a las libertades individuales del personal médico, el doctor Julio González Pardo aclara que desde su organismo respetan las opiniones contrarias al proyecto de otros profesionales que poseen distintas creencias e ideologías.

"En este caso, donde puede haber grandes conflictos morales en juego, se debe respetar la objeción individual de conciencia de los médicos sin que ello perjudique a las instituciones sanitarias ni a los enfermos que la soliciten con buenos fundamentos", especifica el representante del Departamento de Ética del Colmed.

LA RELIGIÓN: ¿UN FACTOR determinante?

Otro punto comúnmente presente en el debate de esta materia es la religión. En efecto, en muchas oportunidades se ha visto que las creencias de los parlamentarios han sido factor determinante para sus decisiones o posiciones. Sobre esto, el senador José Ignacio Latorre, quien profesa la religión católica, reitera su apoyo al proyecto, relacionándolo con una problemática más ética-moral que una donde influyan sus creencias.

"La religión personal no debe plantear una especie de dogma a los parlamentarios, sino más bien a la conciencia personal de cada uno y abrirse a debates que, además, a nivel internacional generan bastante controversia y donde también en el mundo católico hay un debate muy importante de ideología moral, de discernimiento ético-moral, entre otros", plantea.

A pesar de mantener posiciones contrarias, el padre Enrique Opaso comparte en este aspecto la opinión del senador Latorre, señalando que jamás argumenta fundándose en la religión, al ser un ámbito de la vida privada de las personas.

"Ahora, también es cierto que la ciudadanía que está en el apruebo, bueno, lo aprobará, pero eso no significa que uno vaya a rechazar lo que decida el Parlamento; siempre tenemos la alternativa de no hacer uso de esas leyes", puntualiza.

Agustín Squella, por su parte, recuerda que los parlamentarios católicos, a pesar de sus creencias, deben legislar para toda la población chilena y no solo para su comunidad. Reconoce, de todos modos, que para este sector es dificultoso aprobar el proyecto, pues enfrenta la temática tanto desde el punto moral-ético, como desde la perspectiva religiosa.

"Al hacer prevalecer ese segundo punto de vista y considerar que solo Dios da y quita la vida y que esa divinidad otorga sentido a todo humano sufrimiento, no pueden ver en el suicidio, el suicidio asistido o la eutanasia el bien que otros ven", fundamenta.

Por otro lado, Juan Ignacio Latorre se refiere al caso contrario, de las personas que no son católicas, afirmando que el tema de la eutanasia es igual tanto para quienes son creyentes como para las personas que son ateas o que profesan otra religión.

"Nadie puede excusarse en no profesar la fe católica para incurrir en un acto tan desgraciado como es el privar a otro de su vida, aunque sea en condiciones extremas. Las exigencias de un buen orden social son comunes a todas las personas humanas, entre otras, esta que nos impera respetar la vida propia y ajena", sostiene.

MIRANDO HACIA el próximo mes

Al referirse a los parlamentarios católicos, el padre Enrique Opaso expresa que estos, a pesar de que su posición personal es en contra, deben actuar en conciencia a la hora de tomar posiciones y decisiones.

"Hay que buscar todos los mecanismos que signifiquen que un enfermo que llegue a una edad mayor y tenga estos sufrimientos, ver de qué manera paliar esos dolores, y poder buscarle alguna solución, pero no porque los diputados lo dijeron", subraya.

Una opinión más taxativa es la de Gonzalo Ibáñez, quien menciona que tanto las personalidades católicas como las que no lo son, por las razones que ya ha expresado, "deberían siempre rechazar un proyecto como este".

Al referirse a los futuros debates que se realizarán a finales del trimestre, el Premio Nacional Agustín Squella apela a que los parlamentarios no tomen posiciones rígidas. Ejemplifica con fanáticos de dos equipos deportivos enfrentados: "como decían los antiguos, lo que nos debemos los seres humanos unos a otros es el contrato de indulgencia mutua".

Juan Ignacio Latorre, por su parte, espera que los debates estén a la altura del tema y que se eviten "caricaturas". Prevé que se presentarán otros puntos en discusión, pero considera positivo discutir estas materias, a las que antes no se les daba importancia.

"Yo creo que hay una mayoría ciudadana que apoya esto y me da la impresión de que hay una mayoría parlamentaria que estaría también dispuesta a respaldar este proyecto", finaliza. 2

El punto es hasta qué instante se puede impedir que las personas decidan sobre sus vidas, en el contexto de una enfermedad terminal".

Se debe respetar la objeción individual de conciencia de los médicos sin que ello perjudique a las instituciones sanitarias ni a los enfermos".

La autonomía de las conciencias es la raíz de nuestras determinaciones morales más importantes, y dejar de vivir es una de estas".

Un país que no tiene resuelto el tema de los cuidados paliativos, difícilmente puede hablar de eutanasia".

Muchas personas que llegan a situaciones de sufrimiento extremo quieren tomar una decisión de una muerte digna, y la ley se los impide".

Juan Ignacio Latorre Senador RD

La vida humana es sagrada. Relativizar este principio es abrir la puerta a una condición de inhumanidad".

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VISIÓN DE DOS INTEGRANTES DE LA COMISIÓN SALUD DE LA CÁMARA

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Es evidente que, tras la aprobación en general de la Cámara de Diputados del proyecto de eutanasia, existan más debates por realizarse en las fases que vienen, siendo el más próximo la sesión de la comisión de Salud. Una de sus integrantes es la diputada Ximena Ossandón (RN), quien manifiesta que siempre se ha planteado en contra de la iniciativa.

"Creo que (Chile) es un país que no tiene resuelto el tema de los cuidados paliativos, difícilmente puede hablar de eutanasia, porque la idea es que las personas mueran de la forma más digna posible y, para mí, lo más digno es morir sin dolor y ojalá junto a tu familia".

¿prolongar la vida a toda costa?

El diputado Victor Torres (DC), médico y también miembro de la comisión, recuerda que en diciembre votó a favor del proyecto junto con varios diputados del sector.

Expresa que "muchos de nosotros entendemos que, en momentos en que una persona se enfrenta a una enfermedad terminal, que padece sufrimiento total, además de otros requisitos que establece la norma, es completamente comprensible que, en virtud de su propia dignidad, pueda decidir en conciencia si quiere prolongar su vida hasta el desenlace natural o no".

Sobre el deber del Estado de apoyar a ancianos en situación crítica y personas con enfermedades de suma gravedad, si bien reconoce que debe otorgar garantías en cuanto a cuidados paliativos, señala que "el punto en discusión es otro, hasta qué instante impedimos que las personas puedan decidir respecto de sus vidas, en el contexto de enfermedad terminal y salud global".

A modo personal, el parlamentario considera que ese momento ocurre cuando los esfuerzos del sistema son insuficientes, provocando una falta a la dignidad de la persona afectada.

"Con todo, hoy es reconocido como buena práctica médica, no realizar acciones denominadas ensañamiento terapéutico, cuestión que hace muchos años era impensada, cuando se planteaba que la vida debía mantenerse a toda costa, a pesar de las condiciones del paciente", plantea.

"primero resolver tema de cuidados paliativos"

Ossandón, por su parte, si bien reconoce que la libertad juega un rol importante en la discusión, señala que, en el caso de una persona con una enfermedad dolorosa, no posee de las libertades que tendría normalmente para poder tomar una determinación tan crucial como decidir sobre su vida. Es por esto que ella considera que la iniciativa está adelantada, y que primero se debe de resolver el tema de los cuidados paliativos.

"En este minuto hay un proyecto en el Senado que está patrocinado por el Ejecutivo, que de alguna forma va a resolver ese problema, dando cobertura a todas las demás patologías, cosa que las personas en estado terminal puedan no sentir dolor. Al menos ese tratamiento va a estar".

Finalmente, la diputada espera que al final de los debates se logre un proyecto diferente al actual, advirtiendo que este pretendía incluso integrar a niños desde los 14 años. Torres, por otro lado, espera que los parlamentarios sean "capaces de comprender la real dimensión humana en torno a este tema tan complejo". 2