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Lavamanos fruto del diálogo entre la ceramista y la arcilla

El producto que rápidamente se posicionó como muestra de arte y creatividad partió como un error. Su responsable supo transformarlo en un un mar de oportunidades.
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Con más de 6 mil seguidores en Instagram, Taiquen, el emprendimiento de lavamanos artesanales de Marcela Gutiérrez , se ha posicionado como una destacable muestra del arte y creatividad en el país.

Oriunda de Quilpué y hoy radicada en Santiago, sus creaciones hechas a mano a partir de cerámica le permiten "conectarme con mi infancia, con el juego en la tierra, con el contacto con lo simple, con la contemplación de las formas y la naturaleza" que calaron profundo en ella, en su casa con patio grande.

Estudió Trabajo Social en Santiago, pero tras 20 años en el área se produjo una pausa que aprovechó para conectarse con su lado artístico. Se inscribió en un taller de modelado en cerámica.

"Al poco andar descubro el torno, las maravillosas formas que surgen al dar vuelta la rueda y como con sutiles movimientos el alfarero parece hacer magia. Decido concentrarme entonces en estudiarlo, lo que resultó todo un desafío ya que requiere perseverancia y paciencia además de disfrutar el proceso. En mi carrera profesional no existían esos tiempos, por lo que adaptarme y controlar la ansiedad de lograr el objetivo no fue una tarea fácil", relata.

Estudió un diplomado en arte con mención en escultura y un día, mientras practicaba en su casa, confeccionó accidentalmente un cuenco más grande de lo habitual. Aprovechando el tamaño, le hizo un orificio por debajo: había creado su primer lavamanos. Al subir fotos de este modelo a sus redes sociales, se sorprendió al ver que había interesados. Así nace su emprendimiento.

"Taiquen significa, el sonido del agua al caer desde una cascada. Fabricamos lavamanos de cerámica con un alto valor artístico, sin dejar de lado su valor funcional. Buscamos preservar el valor del oficio ancestral de la alfarería combinándolo con tendencias actuales de decoración. Trabajamos para que cada una de nuestras piezas contribuyan a embellecer los espacios en cada hogar", detalla.

La perseverancia de cada día

Realizar un solo lavamanos artesanalmente requiere de mucha perseverancia, pues "en las manos del ceramista, el torno y el barro o arcilla forman una simbiosis viva que da como resultado el torneado de una pieza cerámica".

El proceso de elaboración inicia con el amasado de la arcilla, paso clave para obtener un buen resultado final, ya que es necesario eliminar todo el aire que se encuentre dentro del material. "Luego pasa al torno, en un proceso rítmico y fluyente; es un diálogo entre el ceramista y la arcilla, con las manos como eslabón. En ninguna otra artesanía, el material de trabajo responde al tacto, al ritmo, y a la sensibilidad como lo hace el barro en el torno", detalla.

Tras ser moldeado en el torno, la pieza debe tener un período de secado de varios días, en los cuales hay que cuidar que el calor de la temperatura ambiente no afecte el material. Luego, debe pasar por dos procesos dentro de un horno especial. El primero, de 1.000 grados celsius, tiene el fin de solidificar la pieza, mientras que el segundo de 1.230 grados le otorga el color a la pieza a través de esmaltes cerámicos. En total, el proceso de elaboración es de 15 días.

"Aunque el torneado es una habilidad manual, no solo las manos están implicadas en él. Se usa todo el cuerpo y la mente. El área de contacto el ceramista y la arcilla puede ser reducida, pero todos los factores son importantes: desde la posición del cuerpo y de los brazos en relación con la arcilla, hasta la tensión que atraviesa el cuerpo desde las puntas de los pies hasta la yema de los dedos de las manos", subraya.

Mirando hacia el futuro

Al comenzar enfrentó la dificultad de tener que trasladar sus piezas a otros talleres para someterlas al horno, lo que producía que algunas veces se rompieran. Pero en 2019 ganó el beneficio estatal Capital Semilla y pudo financiar su propio horneador cerámico.

Sobre medidas para potenciar a otras pequeñas y medianas empresas, sugiere que se creen "políticas específicas según los territorios", y se otorguen capacitaciones para robustecer y mejorar las habilidades laborales y empresariales de emprendedores.

"Muchos de ellos enfocados en la producción de piezas tienen vacíos en aspectos relacionados a cómo transformar su disciplina en una actividad comercial", señala y agrega que también "hay que apuntar al rescate del capital social y al sentido de comunidad entre las Pymes relacionadas con una misma disciplina, generando experiencias asociativas entre grupos de artesanos para potenciar el desarrollo de sus negocios" en beneficio de todos.

Su dedicación y disciplina le han permitido consolidar el emprendimiento (www.lavamanostaiquen.com: IG: @taiquenceramicas y FB: lavamanos de cerámica taiquen) en el que ahora son cuatro personas, incluyendo a su marido abogado, y abrir una sala de ventas al lado de su taller en Santiago. A futuro, planea abrir una sucursal en el sur, dejando la etapa de producción en Santiago, con la meta final de que su equipo sea el líder en el país en el área de los lavamanos de cerámica artesanales.

"Sentimos una gran responsabilidad que apunta a preservar los oficios ancestrales de nuestro país, en este caso el oficio de la cerámica en torno alfarero. Nos gusta pensar que seguirá vigente trascendiendo el límite de lo utilitario. Queremos darle ese valor estético y artístico para que encante a nuevas generaciones". 2

Diego Olguín Bustamante

reportajes@mercuriovalpo.cl