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Las exenciones, tienen que ser debidamente justificadas, porque son menores ingresos fiscales por un lado, pero también generan una serie de distorsiones y la sensación de que hay sectores que tienen una granjería, un privilegio, y eso no conversa con el Chile de hoy".
-Pese a recibir loas por parte del oficialismo por el anuncio de este camino presidencial, ¿cómo cree que toma la ciudadanía su salida del Gobierno, en circunstancias en que este marca una baja aprobación en las encuestas de opinión pública?
-Esta elección, honestamente, se trata del futuro. Es una elección muy atípica respecto del pasado, primero, por el punto de inflexión que le decía: me parece que los candidatos, cualquiera sea su color, deben reconocer que acá tenemos que levantar la mirada, apuntar a un desafío ambicioso de 20 o 30 años plazo y generar cambios inmediatos, que vayan en línea de ese recorrido que tenemos que navegar juntos. Entonces, creo que lo que nos convoca para adelante es una visión de futuro, de reformas ambiciosas, para tener un crecimiento más inclusivo, a tener una cancha pareja de oportunidades, a tener sanciones a los abusos en el mercado, a generar confianza en todo orden de cosas para reencontrarnos como país.
"vamos a dar una sorpresa"
-De acuerdo a la última encuesta Cadem, usted aparece en cuarto lugar entre las preferencias de Chile Vamos con 9%, tras Evelyn Matthei (33%), Joaquín Lavín (25%) y Sebastián Sichel (18%). ¿Son cifras que le preocupan? ¿Se pueden revertir?
-Absolutamente. Soy un convencido de que esto está muy abierto, precisamente, porque creo que lo que hay que plantearle al país es una hoja de ruta, de futuro, de cambio, de optimismo y señalar que las reformas que tenemos que hacer son posibles, sostenibles y ambiciosas. Por lo pronto, ninguno de los candidatos ha desplegado sus programas. Que mi nombre figure en esas encuestas es interesante, pero esto está partiendo. Nosotros estamos armando los equipos, trabajando en generar las propuestas programáticas, los ejes, los rostros y creo que vamos a sorprender. Estoy seguro de que vamos a dar una sorpresa, porque tenemos una mirada ambiciosa, renovada, fresca. Creo que la credibilidad es la clave de lo que nos convoca y para eso hay que persuadir con propuestas, mirando a la gente a los ojos, estar expuesto a la crítica cuando corresponda. Eso está muy abierto y queda mucha cancha por recorrer.
-¿Qué es lo que caracterizará a su candidatura de cara a las primarias presidenciales? ¿En qué se diferencia de otras alternativas de Chile Vamos?
-Creo que hemos planteado una hoja de ruta ambiciosa, porque Chile requiere cambios bien profundos en lo económico y lo social, y vamos a reivindicar para aquello la seriedad, no como algo aburrido, sino que los ciudadanos entiendan que la seriedad es lo que le da sustento a esos cambios que necesitamos como país. Porque la otra alternativa es, sencillamente, vender la pomada, prometer cosas que pueden ser muy populares, pero que después no hay cómo sostenerlas y sólo puede generar descontento, desconfianza. Creemos que es momento de renovar, imprimir frescor, de reconocer a los chilenos y chilenas en sus diferentes estratos, pegas, regiones. Creo que los chilenos, desde la persona más humilde a la más sofisticada, esperan ese reconocimiento y también oportunidades, en una cancha que hoy día es dispareja, donde en muchos casos la cuna determina tu destino y eso es moralmente inaceptable, y debemos hacernos cargo.
-En las últimas semanas, en el marco de la inscripción de candidaturas para la Convención Constitucional, ocurrió una serie de desencuentros en el oficialismo, incluso al interior de los partidos, particularmente en RN. ¿Cree que esto afectará en la realización de las primarias presidenciales del sector?
-No creo. Me reuní con la alcaldesa Mathei, con el alcalde Lavín, me reuniré también con Mario Desbordes y Sebastián Sichel, para que ojalá pongamos un fair play. Creo que Chile Vamos está en una posición muy expectante, donde tiene cinco buenos nombres desplegados, con ideas, con convicción y tiene que ser una sana competencia, donde primen los argumentos, las visiones de futuro, y no los caminos fáciles ni los ataques personales. Creo que vamos a lograr mantener esa unidad, porque al final del día, los desafíos que tenemos que acometer como país hacia adelante requieren unidad, no solo dentro de Chile Vamos, sino que tener un puente de buenas relaciones con las oposiciones, porque es lo que el país espera.
Enfrentar un punto de inflexión
-De sortear los comicios de julio y luego ser electo en diciembre, ¿cuál es el sello que le gustaría imprimir en su eventual gobierno? ¿Se considera una continuación de Sebastián Piñera?
-Me parece que no tiene mucho sentido hablar de continuación. Uno habla en ese término en un gobierno normal, donde puede desplegar su programa de gobierno y hay una línea de reformas estructurales que se plantea y que cabe concluir. Lo que pasó en el gobierno del Presidente Piñera, es que su programa se vio alterado por los dos shocks que han ocurrido, que es cuando me tocó ingresar. Entonces, a menos que alguien diga que la continuidad del gobierno es seguir navegando la crisis -que no creo que sea el objetivo ni el convencimiento de nadie-, lo que hoy enfrentas es una etapa nueva, un punto de inflexión, donde tenemos que desplegar propuestas, miradas de futuro, pero en el caso nuestro, lo haremos con seriedad. Y el sello lo vamos a hacer recorriendo Chile, mirando a la gente a los ojos. Es lo que quiero hacer, ojalá la pandemia me permita interactuar con las personas, recibir críticas, recibir apoyos, pero hablando de frente con las personas y no vendiendo la pomada, siendo muy auténtico.
-¿Cuál es su lectura sobre los últimos hechos en Panguipulli y La Araucanía, más allá de la necesidad de recuperar la confianza en instituciones clave como Carabineros?
-Creo que hay que dejar que las instituciones funcionen, que la justicia haga su papel. Es lamentable que muchos saquen conclusiones o juicios apresurados antes de conocer todos los hechos. Hay una investigación, están los tribunales actuando y creo que es prudente esperar la resolución de aquello antes de emitir juicios destemplados, como hemos visto estos días. Una segunda cuestión, es que efectivamente el tema de Panguipulli desnuda una vez más el problema de confianzas que tenemos en Chile, respecto de instituciones que son clave en cualquier país y es fundamental restablecer estas confianzas, porque es la única manera de volver a creer y remar juntos para el mismo lado, y por supuesto que esto requiere una reforma y modernización profunda de Carabineros. No es un tema fácil, que se haga de la noche a la mañana, pero hay que hacerlo con mucha decisión, porque Carabineros es una institución demasiado importante para todos los chilenos.
-¿Cuál es su reflexión sobre las palabras de la presidenta de RD, Catalina Pérez: "En Chile la vida de un pobre no vale nada. ¿Cómo quieren que no lo quememos todo?"?
-Es realmente lamentable, a eso me refiero con los juicios destemplados. La verdad es que tener cargos de alta representación popular, con tanta importancia, debiera ser doblemente cuidadosos con sus palabras y obviamente que palabras como esas parecen destempladas, son graves en el momento que enfrentamos. Creo que el llamado acá es a la prudencia, a buscar menos cuñas que generan una notoriedad de corto plazo, mucha más reflexión, más colaboración, ser parte de la solución.
-Otro tema que se ha tomado la agenda, tiene que ver con la crisis migratoria en la zona norte, sobre todo en la comuna de Colchane. ¿Qué opinión le merece la respuesta del Gobierno en esta materia?
-Este es un problema complejo y la verdad es que el gobierno del Presidente Piñera ha hecho un esfuerzo grande por ordenar la migración, luego de un periodo en que fue tremendamente desordenada, eso hay que decirlo y señalarlo a aquellos que tienen voces tan críticas. Al final, la migración es un fenómeno global que nos va a acompañar, detrás del cual hay familias, vidas, dignidad, y por lo tanto, tiene que ser de manera muy institucional. (…) Con respecto de la situación de Colchane, hemos oído poco hablar de cuál es el origen del problema, que es la crisis de migración en Venezuela, producto de las políticas desastrosas del gobierno del Presidente Maduro, que tiene al país sumido en una situación de pobreza, en una depresión económica profunda, donde está en jaque el respeto a la institucionalidad democrática más básica. Por lo mismo, creo que la solución pasa por una coordinación internacional, porque entre Venezuela y Chile hay varios países y esto requiere una política ordenada entre los Estados, lo que conlleva acuerdos y es el camino que vamos a tener seguir empujando.
Modernización del estado
-El último informe OCDE recomienda una revisión del sistema tributario, pero las exenciones tributarias que usted apoyó con fuerza, por considerarlas privilegios que hay que ir eliminando, no están dentro de las prioridades del ministro Cerda.
-Es algo que empujamos con fuerza, no solo porque había un compromiso con el acuerdo de la reforma tributaria, sino que además teníamos la voluntad de ingresar un proyecto de ley en esta dirección. Y la razón última es bien sencilla: las exenciones, poniéndolo en castellano, son privilegios o tratamiento tributarios diferenciados hacia ciertas personas o sectores, que no conversan con la regla general. Por lo mismo, siempre he planteado que una exención tiene que ser debidamente justificada, en términos de a quiénes beneficia, cuánta plata es, si cumple con los objetivos para los cuales se crea, porque una exención son menores ingresos fiscales por un lado, pero también genera una serie de distorsiones y la sensación de que hay sectores que tienen una granjería, un privilegio y creo que eso no conversa con el Chile de hoy.
-Usted ha dicho que al implementar las más de 50 medidas que diseñó Hacienda "nos topamos con las falencias" de un Estado "que está haciendo agua". ¿Hacia dónde debe ir esa reforma?
-Yo he trabajado años en políticas públicas, he participado en varios estudios de modernización del Estado y la verdad es que como ministro de Hacienda y con la pandemia, me tocó ver la inoperancia del Estado mucho antes y creo que el mínimo común denominador de esa inoperancia, tiene que ver con que no tenemos un Estado que ponga al ciudadano al centro de su accionar. Lo que necesitamos es un Estado para los ciudadanos y no al revés. Esto requiere un cambio cultural, pero también reformas en múltiples áreas, en la cual avanzamos en un anteproyecto de ley que va a ingresar prontamente al Congreso, donde hicimos una consulta pública inédita, en la que participaron 200 mil chilenos y chilenas. Por lo tanto, este es un tema que les interesa y donde tenemos que modernizar el empleo público, centrarlo en el mérito de las personas. En tiempos de desconfianza, en que tenemos que acometer reformas sociales profundas, es fundamental ese registro, chocar con los grupos de interés- que tengámoslo claro, son la ANEF, entre otras-, y tener una discusión abierta, honesta a este respecto, porque esto no da para más. 2
Estamos frente a un punto de inflexión no solo por la pandemia, que una vez que termine van a quedar fisuras de las cuales hay que hacerse cargo, como las clases perdidas a nivel escolar. (…) Lo mismo pasa en salud con las listas de espera, en materia laboral con la aceleración del cambio tecnológico".
Lo que pasó en el gobierno del Presidente Piñera, es que su programa se vio alterado por los dos shocks que han ocurrido, que es cuando me tocó ingresar. Entonces, a menos que alguien diga que la continuidad del gobierno es seguir navegando la crisis, lo que hoy enfrentas es una etapa nueva".
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