Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Servicios
  • Espectáculos

El mural de la discordia

E-mail Compartir

Hace algunos años, varios techos de edificios emblemáticos de la ciudad aparecieron pintados con murales realizados por artistas locales, algunos más conocidos que otros. Se armó, al igual que ahora, una importante polémica, no exenta de duros juicios. Con el tiempo y el clima, muchos de ellos ya ni se reconocen. Quizás lo mismo ocurra en unos años más con este mural de la discordia, pero mientras ello ocurre, dejo acá algunas reflexiones.

En primer lugar, me parece que es importante señalar que no todo lo pintado en un muro es muralismo. La primera definición sería que el muralismo es una técnica artística que requiere de oficio, disciplina, talento y, de preferencia, estudios artísticos, que permitan concebir una obra de arte plasmada en un muro y no un muro pintado con dibujos que pretenden ser artísticos.

El mural en cuestión, a mi juicio, no es una composición artística, no tiene buen dibujo, tiene mal uso del color, no hay proporción en la figura central y hay una mezcla de elementos que más bien desconciertan.

Para pintar un mural no basta solo la voluntad para hacerlo. Es determinante la calidad y la técnica. Nuestros principales referentes en materia de muralismo son los pintores mexicanos, como el gran Diego Rivera, Siqueiros, Orozco y González Camarena, entre otros. Con todo respeto a la autora, yo me atrevería a recomendarle, de muy buena manera, que siga cantando.

Es verdad que Valparaíso es una ciudad cultural, bohemia, de artistas, de muralistas, pero no es un contenedor de cualquier cosa que alguien quiera hacer por mucha buena voluntad que haya en ese acto. Conocemos ejemplos extraordinarios de muralismo contemporáneo, el mejor de ellos es "Un Kolor Distinto", que ha plasmado en edificios de gran envergadura arquitectónica verdaderas obras de arte y que ojalá se mantengan en el tiempo con la misma calidad, luminosidad y valor artístico con el cual han sido concebidos.

También hay un gran trabajo de muralismo dirigido por Horacio Silva, que desde hace años viene dándoles color y formas a distintas edificaciones en Valparaíso y otras comunas. Hoy su proyecto se desarrolla en las estaciones del metro regional que, aunque tarde, emula a su par capitalino, con obras de arte de gran dimensión en sus estaciones.

Pero en todos estos ejemplos ha habido un respeto por el espacio, por el soporte, el entorno, un real sentido artístico, una preocupación por el mensaje, una consideración al público y, sobre todo, un tremendo respeto por la ciudad. Mucha gente le quiere entregar regalos a Valparaíso y ello no se podría condenar, pero lo que sí es cuestionable es la calidad de los regalos. Pienso enseguida en el "presente griego", con el que no se sabe qué hacer.

Nos gustaría ver la ciudad llena de colores, de fachadas bien conservadas, pero sobre todo sería maravilloso ver a la ciudad respetada, valorada, cuidada, una ciudad que refleje su valor y riqueza en su conservación. Se trata de una de las ciudades más importantes del país y, en materia cultural y artística, sin duda la más. Por eso es tan importante que demos y exijamos respeto por Valparaíso. Esta no es una ciudad en la cual hacer lo que a cada uno le dé ganas, sino aquello que le hace bien a la ciudad, y no estoy seguro si este mural se puede considerar un buen acto cultural.

No tengo dudas de que los dueños de la propiedad y de la galería de arte han actuado de buena fe, son personas buenas y comprometidas con el arte y la cultura.

Probablemente pensaron que el hecho de que fuera una artista conocida musicalmente la que pintara en su fachada podría motivar a otros artistas a venir a hacer muralismo. Solo me parece que pecaron de cierta ingenuidad al no poner en valor las condiciones artísticas y estéticas que éste y otros murales deben tener.

No es que en Valparaíso las cosas siempre sean complicadas y que no se pueda hacer nada, pero insisto en que es fundamental una dosis de realidad acerca de las condiciones y capacidades que se tiene, como también si lo que queremos ofrecer a la ciudad es bueno y meritorio para ella. Para eso nunca debemos olvidar que estamos hablando de la capital cultural de nuestro país y cuna de los más grandes artistas plásticos, literarios, musicales e incluso del muralismo nacional.

Probablemente el mural de la calle Capilla se convierta en un lugar de peregrinaje, pero no nos confundamos: ello no es garantía de estar exhibiendo una obra de arte. Por el contrario, solo estamos mostrando un capricho de una cantante que pretende devenir en muralista. Quién sabe.

Ay, Valparaíso, cuándo será tu momento. Quizás ya lo fue, quizás ya lo será. Por ahora no tengo más que esperar que la llovizna veraniega se lleve todos los malos ratos que se han generado con este mural y con tantos otros "presentes" que te dan, sin tener en cuenta tu importancia y tu belleza.