Carlos Ansaldo y Viña del Mar
Con intuición certera, advierte los encantos ocultos de la Ciudad Jardín... Es un amante de ella y desea hacerla lucir, atraer las gentes a la ciudad, para disfrutarla. Conocía muy bien cada rincón, las playas, el mar, los espacios expansivos. Así concibe el audaz proyecto del Festival de Viña en la Quinta Vergara".
Tal vez, una vivencia íntima en nosotros sea el encuentro con árboles y flores del parque; todavía más, cuando está cultivado con esmero. Al visitante le sorprende descubrir ejemplares únicos traídos de países lejanos. Admira colores y siente los sonidos originarios. Disfruta las plantaciones vegetales y del viento que susurra salobre de la costa, suscitándose la remembranza del "paraíso", belleza del jardín que inspira, recrea y enamora...
Mercedes Álvarez, heredera de los primeros propietarios, en 1859, se casa con José Francisco Vergara Echevers. Este ingeniero es una figura histórica relevante. Político y parlamentario radical, gestó el proyecto de fundar la ciudad de Viña del Mar y lo presentó al Intendente Echaurren en 1874. Éste lo aprobó el 29 de diciembre del mismo año. Pero el municipio debió esperar cuatro años, para ser creado por el presidente Aníbal Pinto.
José Francisco Vergara, cuidó los jardines y el parque que llevan su nombre. Barros Arana dice que él introdujo "cultivo de nuevas plantas" y lo hizo con "celo e inteligencia". Celo e inteligencia preservado tras su muerte, ocurrida el 15 de febrero de 1889. Pues, a inicios del siglo XX, por el terremoto de 1906, Blanca Vergara, hija de José Francisco y doña Mercedes Álvarez, demolieron la residencia existente, para encargar el nuevo edificio y diseño al arquitecto Etttore Pietri. Recién restaurado este palacio tras el sismo de 2010, posee un conjunto paisajístico notable, con esculturas, piletas, bustos y senderos, a las faldas del cerro, y especies como cipreses, araucarias, ceibos, magnolios, variados tipos de palmeras, palma chilena, peumos, molles, belloto del norte, mañío, canelos, quillayes y pataguas…
El 7 de octubre de 1927, un hijo de inmigrante genovés, nace en Santiago. Llega a Viña a los 12 años. Es Carlos Ansaldo Godoy. Completada su educación secundaria, ingresa a leyes. Pero el Derecho Romano lo aburre. En la Quinta Vergara, junto a su amigo de estudios, se duerme... Tiene sangre fogosa y activa, ancestros en las artes escénicas. No es para tratados. Busca, entonces, en el periodismo lo que será la pasión de su vida. En 1949 ingresa al diario "La Unión" de Valparaíso. Vive el trajín de indagar la noticia y el reporteo. La premura en la sala de redacción, el compañerismo, la amistad y la bohemia... Noches de afán, hasta la madrugada. También de tertulias. El oficio periodístico le abre posibilidades y entrega formación, temple, carácter y, como dice él, ayuda a "enfrentar y afrontar".
En las huellas de José Francisco Vergara, fundador de Viña del Mar, Carlos Ansaldo, afronta la responsabilidad de la Dirección del Departamento de Relaciones Públicas, Turismo y Cultura municipal. Alcalde era Gustavo Lorca, en 1959. Para el desafío, Ansaldo, ya está preparado. Dos años antes, había casado con Isabel Arestizábal Forttes, con quien tuvo cinco hijos. El nido hogareño es primordial para este hombre afectuoso, pues lo arraiga. El trabajo, en cambio, lo explaya y consolida. Aventuras y creatividades surgen fecundas. Indaga, observa, visita y gestiona. Conoce personas y países. Las ideas le asaltan. Con tesón y porfía las realiza, sirviéndose de vínculos reveladores de una recia y plástica personalidad.
Carlos con intuición certera advierte los encantos ocultos de la Ciudad Jardín... Es un amante de ella y desea hacerla lucir, atraer las gentes a la ciudad, para disfrutarla. Conocía muy bien cada rincón, las playas, el mar, los espacios expansivos. Así concibe el audaz proyecto del Festival de Viña en la Quinta Vergara. Los comienzos fueron modestos. Apenas unas tablas y el precario escenario. Los primeros asistentes, debían traer sillas. Son los inicios de la gran obra. Ansaldo, por 17 años persiste y perfila los contornos de la competencia internacional y folclórica. Convoca artistas de categoría. Quiere lo mejor para una fiesta veraniega masiva, encuentro familiar de regocijo. Evento de sentimientos estéticos comunes. Hacer resonar las voces y los talentos de Chile y el mundo, convirtiendo a la Quinta Vergara y Viña del Mar, en capital de la música y la cultura...
El Festival varió durante las últimas décadas. La pandemia impide el espectáculo. He aquí este recuerdo agradecido a Carlos Ansaldo Godoy, pionero en convocar multitudes en torno a la música y dejándonos la gaviota como símbolo del vuelo viñamarino hacia lo alto... 2
Horacio Hernández Anguita
Fundación Roberto Hernández Cornejo
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