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Los combatientes que luchan escondidos en la vegetación

El 15 de este mes se conmemoró el Día Nacional del Brigadista Forestal, en recuerdo de los 12 efectivos y un piloto que perecieron en el 2009 en la zona del Maule. En la Región de Valparaíso hay ocho mártires, tres de ellos caídos en un mismo incendio, en San Antonio.
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El 27 de enero de 1986, Héctor René Burgos Hernández, Álvaro Francisco Orozo Orozco y Francisco Javier Soto Morales combatían un peligroso incendio en el sector La Marquesa, al este de San Antonio. Algo salió mal ese aciago día y perecieron quemados. Son tres de los ocho brigadistas y pilotos mártires que registra la Corporación Nacional Forestal (Conaf) en la Región de Valparaíso desde los años 70, a quienes sus continuadores mantienen vivos en la memoria, en especial el 15 de febrero, el Día Nacional del Brigadista Forestal.

El primero de los combatientes caídos en servicio en esta región fue Pedro Salazar Silva, de la Brigada Palma 5, el 7 de enero de 1977, once días después de sufrir graves quemaduras durante las tareas de control del fuego en la población Villa Berlín del cerro Los Placeres. El quinto, después de la tragedia de La Marquesa, fue Luis Antonio Santis Durán, de la Brigada Palma 11, quien falleció por insuficiencia respiratoria en un incendio forestal del sector de la cuesta Zapata, el 2 de enero de 1991.

Los otros tres mártires son pilotos: Eduardo Rafael López Rodríguez, cuyo avión cisterna cayó en un cerro de Valparaíso el 27 de enero de 1998; Jorge Orlando Monares Salazar, que pilotaba una aeronave del mismo tipo, que se estrelló en Lomas de Rodelillo el 18 de febrero del 2003, y Marco Antonio Ponce Cerda, que comandaba un cisterna Air Tractor 602 y falleció el 28 de diciembre del 2005 en un accidente similar, combatiendo un siniestro en lomas del fundo Las Palmas, al este de Cartagena.

Sus muertes son reveladoras de los peligros a los que están expuestos quienes se dedican a la prevención y control de incendios forestales. No por nada el 15 de febrero se instauró como el Día Nacional del Brigadista Forestal -por Decreto Supremo N° 47 de 2009- en recuerdo de ese día del mismo año en que perecieron 12 brigadistas y el piloto de un helicóptero en un accidente aéreo en la comuna de Chanco, Región del Maule.

"Para ellos, portar sus uniformes es un verdadero motivo de orgullo, pero muchas veces pasan inadvertidos para el común de los chilenos. Su trabajo es salvar vidas, poblados y proteger los bosques y la biodiversidad. Cada verano sus competencias son puestas a prueba y ellos, con preparación y coraje, han sabido hacerle frente. Son los brigadistas forestales. Nuestros anónimos héroes verdes", escribió Juan José Ugarte, presidente de la Corporación Chilena de la Madera, en una columna de homenaje a los más de 7 mil brigadistas forestales de la Conaf y de empresas forestales que combaten el fuego esta temporada en Chile.

Subir y bajar cerros a metros del fuego

"Mi primer incendio fue en la quebrada Los Caballos de Casablanca, en el 2018. Me acuerdo como si fuera hoy porque ese día, el 26 de noviembre, nació mi hija Samantha …y yo ahí, en el fuego", rememora William Vega (30), ahora en su tercera temporada como brigadista forestal de Palma 9, y uno de los combatientes del incendio del 15 de enero que motivó aviso de evacuación para 25 mil personas en las inmediaciones del Troncal Sur, en Quilpué.

Fueron diez días largos y agotadores para los brigadistas. "Salíamos a las seis de la mañana de la base y estábamos hasta las ocho o nueve de la noche, además uno tiene que caminar y caminar a metros del incendio, asegurando de que no se nos pase. Bajar cerros, subir cerros y quebradas. El último día anduvimos desde Peñuelas hasta Colinas de Oro, alrededor de 23 kilómetros. Cuando no ve humo, la gente piensa que se apagó, pero ahí hay otro trabajo, que es el de rodear todo el incendio y asegurarse de que no vuelva a brotar", detalla.

Pero aunque a veces haya que trabajar horas y horas de corrido, "después uno se sienta y mira el lado que está quemado, pero también el que no se quemó, y esa es nuestra satisfacción, porque cuando recorremos los incendios vemos mucha muerte, muchos animales quemados o que están agonizando, y da pena, porque son seres vivos, tal como los árboles".

Incendios 2.0: más veloces y violentos

El de Quilpué fue uno de esos incendios 2.0 que llegaron de la mano de la megasequía y del cambio climático, más violentos, de veloz propagación y difíciles de contener que hace una o más décadas, como ha comprobado el jefe del Departamento de Protección contra Incendios Forestales de Conaf Región de Valparaíso, Juan Atienza, en sus 37 años de experiencia, antes como jefe de Operaciones.

¿Qué ha cambiado desde entonces? "Ha habido avances bastante considerables en términos en protección de los brigadistas y de incorporación de tecnología en los últimos 10 años, y eso ha hecho que el trabajo sea más seguro y más eficiente. En contrapartida, nuestro enemigo, que es el fuego, también ha experimentado cambios importantes que se traducen en que los incendios son más voraces, con una velocidad de propagación considerable y más difíciles de controlar, como se puede observar no solo en Chile, sino que en todo el mundo", subraya.

Así también lo demuestra el hecho de que hasta hace unos años, la temporada de riesgo forestal se extendía entre noviembre y abril, mientras que ahora se ha alargado entre septiembre y junio. "Eso ha obligado a aumentar los elementos de combate, no sólo los aéreos, como ocurre en la práctica, sino que en los recursos más importantes, los terrestres, que conforman las brigadas forestales. Hace 10 ó 15 años teníamos alrededor de 12 brigadas y ahora son 39.

condiciones extremas de temperatura, vientos y abruptas pendientes tienen que enfrentar los brigadistas forestales en el cumplimiento de su trabajo.

Rosa Zamora Cabrera

rosa.zamora@mercurio valpo.cl