Colegios, más allá del retorno a clases
El Presidente Piñera y los distintos entes que se preocupan de los niños dieron señal clave de la importancia de reabrir los establecimientos. Las escuelas y liceos cumplen funciones sociales que van más allá de ser centros educativos y su reapertura permite la revalorización de un espacio que permite el encuentro de barrios, comunidades, vecinos y comunidades varias.
Un paso clave en el proceso indispensable de retorno a clases dio el Gobierno al convocar a los diversos estamentos preocupados del bienestar de los escolares -Defensoría de la Niñez, colegios Médico y de Profesores, representantes de organismos internacionales, municipios, sostenedores particulares y asistentes de la Educación- para reforzar la idea de que la apertura de las aulas es una necesidad imperiosa. El argumento de que las clases presenciales son indispensables en el aprendizaje había sido esbozado, remarcado y repetido con insistencia por especialistas desde el inicio de la pandemia, cuando la expansión del covid-19 obligó al cierre de escuelas.
No se trata solamente, afirman expertos en educación, de que en el espacio escolar los niños y adolescentes encuentran un lugar insustituible para recibir conocimientos, sino que las escuelas y liceos son para muchos estudiantes sitios seguros -ante entornos familiares críticos y maltrechos-, espacios de socialización con sus pares -un ejercicio que adquiere mayor importancia tras un año de confinamiento- y puntos de intercambio cultural con las comunidades de pertenencia inmediata.
Pese a toda la evidencia disponible, la apertura del año escolar vivió un verano bajo cuestionamiento y hubo duros intercambios a través de la prensa entre las autoridades de Educación y, principalmente, el Colegio de Profesores, cuya preocupación esencial era resguardar las condiciones sanitarias del retorno. El diálogo permitió desatar ese nudo. Luego de una extensa reunión con los distintos estamentos, el Presidente Sebastián Piñera apuntó ayer a los padres como los últimos en tener la palabra sobre la participación presencial de sus hijos en clases.
El regreso será, insistió el Mandatario, voluntario, gradual y flexible, y precisó que "se dará por etapas, según las circunstancias de cada comunidad escolar, de cada familia". Para que el desarrollo ocurra con éxito, los colegios deberán estar abiertos desde el 1 de marzo. Y en esa decisión no solamente hay un signo interno hacia las comunidades de estudiantes, apoderados y profesores, sino también hacia la población general, porque muchas veces los establecimientos educacionales cumplen funciones dentro de sus barrios y comunas que exceden el ámbito escolar. La revalorización de las escuelas y liceos como espacios de encuentro ayuda a sostener ese delicado tejido social tan maltratado desde los acontecimientos de octubre de 2019.
Y en un año lleno de decisiones políticas importantes, es un paso importantísimo, acaso indispensable. Pero no olvidemos que sobre todos estos hechos vuela aún la pandemia, que proyecta una sombra amenazante, pese al exitoso proceso de vacunación. Esto significa que conciliar el regreso a clases con el control del covid-19 es un proceso lleno de desafíos, antes que una meta cumplida.