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LA REGIÓN MÁS TRANSPARENTE

El último gobernador de Valparaíso

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Cuentan en el Gobierno Regional que la única vez que han visto nervioso al gobernador provincial de Valparaíso, Gonzalo Le Dantec Briceño (Viña del Mar, 1977), es cuando lo llama su impasible esposa, la fiscal Lorena Ulloa, para llamarle la atención por algún olvido u omisión doméstica que pareciera contravenir su tan estructurada estrategia de vida.

Exalumno de los Padres Franceses, abogado de la Universidad Adolfo Ibáñez, seremi de Medio Ambiente en Piñera I y de Energía en el comienzo de Piñera II, Le Dantec ostenta el récord mundial de asumir el cargo de gobernador de Valparaíso -y, en consecuencia, de la seguridad pública en las ciudades- el mismo viernes 18 de octubre de 2019, cuando el país comenzó a trizarse entre incendios, saqueos y atentados, y la exgobernadora, María de los Ángeles de la Paz, dejaba su cargo para lanzar su campaña para la alcaldía de Valparaíso, la que perdería en primarias con el exconcejal Carlos Bannen por menos de 30 votos. Pragmático él, fichó por Evópoli para asumir sin causarle mayores líos al intendente Jorge Martínez.

A mí me tocó conocer a su abuelo, el inigualable Francisco "Pancho" Le Dantec, nacido en la bella Alicante y acaso el gran director histórico del diario El Mercurio de Valparaíso entre 1955 y 1967, de aquellos de vieja cepa y que incluso vivía con su familia en el antiguo edificio de Esmeralda 1002, específicamente en lo que hasta la clausura del mismo por el incendio del 19 de octubre de 2019, solía apodarse la "capilla".

El asunto es que don Pancho, que en tiempos pretéritos fue también mi profesor de Historia en el Eduardo de la Barra, insistía mucho en aquellos años, como también más tarde cuando coincidimos en sus funciones periodísticas, en dos cosas que, a su parecer, debían regir la vida de un digno hijo de la Madre Patria y las de sus cercanos: su más absoluta y desfondada lealtad a la Quinta Compañía de Bomberos de Valparaíso (la afamada "Pompe France", hoy en Freire con Blanco Encalada) y la rectitud en su actuar. Todo lo demás, según él, era tan prescindible, como saber cocinar, tocar la flauta o jugar tenis.

Yo no sé si Gonzalo Le Dantec cocina, aunque cultiva un cuidado aspecto de parrillero, pero sí tengo claro que ha seguido los pasos y los consejos de don Pancho en su vida personal y profesional. Bombero antes que nada en la Tercera Compañía ("Cousiño y A. Edwards", en Pedro Montt con Freire, al costado del Parque Italia, la que incluso llegó a dirigir) y recto como el que más, cuesta creer que deba irse para la casa cuando desaparezca su cargo, el cual será absorbido a comienzos de junio por el flamante gobernador regional a ser electo el próximo 11 de abril. Incluso Evópoli ofreció sus últimos meses en el cargo a cambio de que Georg Hübner asuma en Salud.

Volviendo al comienzo de estas líneas, el hombre jamás demostró titubeo alguno durante los más duros días del estallido social, los cuales bien sabemos cómo golpearon a Valparaíso y Viña. Y, sin justificar en un ápice los excesos, lo que a mi juicio habla bien de él y lo diferencia radicalmente de sus jefes en La Moneda, es que siempre asumió la responsabilidad en defensa de Carabineros, a los que -siendo sinceros- todo el Gobierno les soltó la mano sin asco.

Hijo del fallecido abogado y también marino, Enrique "Guatón Manteca" Le Dantec, como le llamaba Rodrigo Oliver, y sobrino del controvertido ex jefe del Estado Mayor, Cristián Le Dantec, quien saliera del Ejército a causa de una gruesa polémica por gastos, Gonzalo, fumador empedernido y abstemio recalcitrante, tampoco es de los que arrugan frente el fuego. Es decir, no se pierde por nada del mundo los asados de la Tercera Compañía, pero también es el primero en calzarse el uniforme, partir a cualquier hora de la madrugada y volver pasado a humo a la casa si la emergencia llama a su puerta.

Padre de dos mellizos -un niño y una niñita-, fanático de Star Wars y más que asiduo a los parques temáticos según sus redes sociales, Le Dantec es a la vez el rostro amable y confiable que nunca encontró el intendente Jorge Martínez, ni en sí mismo ni en sus otros colaboradores, muchos de los cuales -bien lo sabemos- fueron sencillamente instalados por las estructuras partidarias, resultando causantes de conocidos y desconocidos desastres o, en el mejor de los casos, de inutilidad crónica, como bien puede probarse revisando los "grandes avances" (es una ironía, por eso entrecomillo, por si acaso) en Economía, Empleo, Obras Públicas y todas aquellas carteras en las cuales los designados sencillamente no dieron el ancho.

Por lo mismo, me pregunto yo, viejo metiche y ya con un pisco sour y medio en el cuerpo, ¿cómo diantres el intendente va a dejar partir a uno de los pocos que valen la pena en los 19 pisos del edificio del Gobierno Regional? Crítico agudo, pero jamás desleal del actual devenir del Gobierno, Le Dantec entendió quizás mejor que nadie que el trabajo puede hacerse sin mayores grandilocuencias, apuñalamiento de sus compañeros o aires de diva (no sean malpensados, yo no he mencionado al seremi Panchito).

¿Cómo lo explico? Le Dantec es honrado, hace la pega, no tiene agenda propia, ni siquiera se debe haber vacunado y no ambiciona mucho más que llegar a su casa sin que lo reten.

por don milton