El impacto de la dura cuarentena
Es importante que las autoridades apliquen un plan económico especial en aquellas comunas que se ven afectadas por los confinamientos. "El Gobierno central debe entender que la aplicación de estas medidas impactará una región que ya presentaba una crisis estructural de empleo antes de que llegara la pandemia en marzo de 2020".
Los datos del último Informe Epidemiológico publicado el miércoles, los del informe diario dados ayer, así como la insistencia del Colegio Médico regional y varios especialistas, terminaron por convencer a las autoridades de Salud de que los altos índices de contagio en el Gran Valparaíso requerían una medida dura, la más drástica aplicada desde el inicio de la pandemia. Por primera vez, las cinco comunas del Gran Valparaíso -Valparaíso, Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana y Concón- estarán desde el lunes 22 afectadas en conjunto por el confinamiento total en semana -ya habían coincidido en fines de semana-, un escenario que permitirá reducir la movilización de personas por razones laborales y educativas.
La decisión llega cuando se vive un intenso periodo de vacunación, un proceso que se ha llevado a cabo de forma casi ejemplar, pero cuyos efectos en los indicadores más importantes del covid-19 -velocidad de contagio, uso de camas críticas y tasa de mortalidad- no serán evidentes hasta la tercera semana de abril y quizás después de esa fecha. La medida también llega cuando la campaña para las elecciones de abril entra a su fase decisiva y allí es importante destacar que las autoridades hayan puesto las razones sanitarias sobre la justa intención de los candidatos por contar con libertad de movimiento para distribuir su mensaje.
Sin embargo, hay un punto capital que ha quedado eclipsado ante la urgencia: el duro impacto que significará para la economía regional la restricción de movilidad que entrará a operar este sábado y que se sentirá con mayor fuerza desde el lunes. En estricto rigor, este problema no afecta totalmente a las grandes labores operativas portuarias e industriales, sino que principalmente alcanza al comercio, los servicios ligados al turismo y a los sectores informales que han tenido un crecimiento acelerado desde el año pasado. El sentido mea culpa hecho por el alcalde de Villa Alemana, José Sabat, revela lo duro que será el nuevo transe que deberá vivir el Gran Valparaíso: "Vamos a estar con serios problemas ahora. (...) Desgraciadamente, hemos fallado, hemos perdido esta guerra contra el coronavirus".
Así como varios municipios anunciaron la activación de ollas comunes y la disposición de ayudas especiales a las juntas de vecinos más necesitadas, resulta imperioso que tanto la Intendencia como el Consejo Regional entreguen una información clara sobre cómo se apoyará a las personas que perderán sus empleos, a quienes tendrán que dejar de desarrollar sus actividades profesionales y a los negocios que deberán cerrar sus cortinas. Más allá, incluso, es importante que el Gobierno central analice una fórmula especial de apoyo a las comunas de la región que entran en cuarentena, porque la pandemia golpea con dureza a una zona que ya vive una crisis estructural de empleo, para que no ocurra otra vez que, después de la tormenta, Valparaíso quede relegado a su suerte cuando el resto del país comienza a salir a flote.