La joyería de autor en las ligas mayores de la creación artística
Con más de 10 años de formación en el Taller 410 del Cerro Placeres y otros seis en Tokio, el creador porteño está invitado a participar en una muestra en la galería de Isabel Aninat.
"Me parece necesario que la joyería contemporánea y de autor sea reconocida como arte y vaya conquistando los espacios consagrados a las llamadas artes mayores", dice el orfebre porteño Rocco Napoli Tamayo, uno de los ocho creadores chilenos invitados al proyecto de exposición colectiva "Esto no es una joya", en la galería de Isabel Aninat.
Considera muy importante "que una galería tan prestigiosa se abra a exponer joyas y espero que se establezca un vínculo que pueda permanecer en el tiempo", agrega, a propósito de la invitación de los curadores del Estudio de Procesos Creativos Honorato+Vicencio, Mariela Vicencio y Caco Honorato, que están concretando la iniciativa.
Profundamente ligado a Valparaíso, donde nació, aprendió joyería por una década en el emblemático Taller 410 del Cerro Placeres, estudió arte en la Universidad de Playa Ancha y en 2010 estableció la Galería Orfebres, en Papudo 527-B, Cerro Concepción, Rocco se sintió atraído desde niño por las joyas y tras su formación en Chile estudió durante seis años en la Universidad Nacional de Arte de Tokio, donde aprendió técnicas milenarias y avanzadas de fundición artística, aleaciones y pátinas.
Piensa que la paciencia, uno de los atributos distintivos de la idiosincrasia japonesa, también es propia de la joyería, "ya que hay procesos con varias etapas que pueden tardar horas, días o semanas antes de ver una pieza terminada". Pero él ya se la había forjado con creces cuando enfiló rumbo al oriente, donde sus principales aprendizajes fueron la disposición y la responsabilidad "para responder oportunamente con los compromisos adquiridos, la coordinación y trabajo en equipo, que permite lograr metas muy difíciles de alcanzar individualmente; el respeto y buena convivencia, y lo metódico en la aplicación de procesos y técnicas artísticas".
Cerro turístico sin turistas
La pandemia ha sido un tiempo incierto y difícil para el oficio de Rocco, quien regresó a su galería-taller, que en tiempos normales también es espacio de exposición y venta de joyas de autor, luego de un fallido intento de concentrarse en su casa. Poco a poco fue retomando su ritmo de trabajo, aun cuando ha sido en un escenario complejo, marcado por las restricciones de no poder abrir -ni recibir clientes cuyo interés retroalimenta la creatividad del joyero-, por la desaparición de los turistas y la fuerte alza en el costo de los metales, principalmente la plata, que en menos de un año duplicó su precio.
"Sé de algunos colegas que vienen usando plataformas de venta online o redes sociales y que mantuvieron e incluso mejoraron sus ventas. También muestro mi trabajo en Instagram (Rocco.napoli.orfebre) y esto genera interés", señala. El mayor impacto, añade, ha sido en la venta directa al público, "particularmente para quienes nos encontramos en zonas turísticas como el área patrimonial de Valparaíso, donde los visitantes extranjeros son los principales clientes y donde los circuitos turísticos internacionales se suspendieron completamente. En general todos los locatarios somos arrendatarios y dependemos de la buena conciencia de los arrendadores frente esta crisis".
Experimentación y arte terapia
A pesar de que cree que es necesario adaptarse a los tiempos de crisis, el joyero porteño no piensa en una reinvención ni mucho menos, y más bien ha estado experimentando con materiales alternativos y técnicas que desde hace tiempo venía investigando teóricamente. "Desarrollé una línea de collares en láminas de cobre caladas y plegadas con aplicación de esmalte vítreo y recientemente -gracias a un curso online gratuito de CIDAP América- estoy experimentando con electrograbado y electroformado en cobre", revela.
La idea es perfeccionar el dominio de esos procesos e implementar un taller más apropiado para conseguirlo. "También me he acercado a la cerámica en los talleres de la Fundación Planea y tengo proyectos de realizar joyas en cerámica y vidrio reciclado", detalla en relación a sus diseños, siempre inspirados en la naturaleza, de la que se declara un intérprete a través de la transformación metales y piedras, sus materiales preferidos.
Tampoco piensa moverse de Valparaíso, "pues es la ciudad que me ha permitido desarrollarme creativamente y vivir de mi oficio. Me siento muy ligado a ella por nacimiento y formación", recalca el artista.
En estos tiempos duros, refiere, "mi propio oficio siempre ha sido la mejor válvula escape para el estrés, creo que es algo que compartimos todas las personas que nos dedicamos a algún oficio artesanal o artístico por vocación. Nuestro trabajo necesita concentración y motricidad fina, lo que permite abstraerse de las preocupaciones. Pienso que además de ser un medio de subsistencia es una especie de arte terapia". 2
Rosa Zamora Cabrera
rosa.zamora@mercuriovalpo.cl