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LAS DEFICIENCIAS DEL SISTEMA PÚBLICO PARA ENFRENTAR AL COVID-19

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UUna visión bastante crítica de la situación sanitaria y el manejo que ha tenido la pandemia en el país, es la que tiene Roberto Lobos, presidente de la Federación de Asociaciones de Funcionarios de la Salud (Fenats) Viña-Petorca, quien comienza su reflexión asegurando que "siempre será necesario realizar medidas. Lo lamentable es que estas están fuera de tiempo e improvisadas, lo que le da más gravedad y ha desnudado al Jaguar de América".

"El desmantelamiento de la salud pública quedó en evidencia que ha sido nefasto, las modificaciones que se han realizado a los servicios públicos, sometiéndolos a competencias mercantiles afecta gravemente al comportamiento humano. Un sistema de salud que arrastra déficits por más de 20 años, nos está pasando la cuenta, gobiernos que han apostado al crecimiento económico sin medir las repercusiones o ignorando el daño a los servicios esenciales como es la salud", enfatiza el dirigente del sector.

Lobos indica que aunque "no se hubiera podido evitar lo que está sucediendo en el mundo con la pandemia", se pudo "haber estado más preparado, previniendo y realizando controles y gestionando más los recursos precarios con que se cuenta en salud, creer más en los expertos, invertir más en investigaciones y apoyar a los científicos. Fueron opiniones diversas de todos los sectores, pero como siempre no se escuchó a nadie, por eso evitar era imposible. Tenemos nuestro espejo que nos refleja lo que sucede en Europa, es un indicador que no se consideró lamentablemente" en su momento.

Pese a todo, Roberto Lobos indica que "no sé si responsabilizar a alguien. En el comportamiento de las personas sí se han visto descriterios a todo nivel, pero lo más peligroso y que ha sido un mal ejemplo son los desatinos o la arrogancia de la Presidencia, siendo sus propios equipos que aplican las normas, quienes las rompen: recordar el funeral, la salida a comprar vino sin ninguna protección, y por último, la fiesta en Cachagua. Difícil pedir disciplina a quienes no tienen los recursos económicos para alimentarse. Nuestras dificultades son esos malos ejemplos que se copian".

"Sin duda, habrá impactos económicos, impactos sociales. En fin, imposible no pensar que será lo mismo después de la pandemia, que a propósito, fue la guinda de la torta, ya que el estallido social lo había anunciado un año antes: un cúmulo de desigualdades, solo que la pandemia lo corroboró. En nuestra opinión, tenemos la gran posibilidad de mejorar y construir un país mejor, y que las autoridades y políticos consideren el Chile real", concluye el dirigente. 2

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En el comportamiento de las personas se han visto descriterios, pero lo más peligroso son los desatinos de la Presidencia".

Luces y sombras del manejo sanitario y político de la crisis

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"Desgraciadamente en nuestro país, donde llevamos un 36,3 % de la población vacunada al menos con una dosis, aún no vislumbramos evidencias de control de la enfermedad. Al día 04/04/21 tenemos reportados un total de 1.026.785 de casos, con 23.644 fallecidos y letalidad de 2,3 %, con altísima transmisibilidad y saturación creciente del sistema de salud, especialmente en sus camas de pacientes críticos.

El desempeño del sistema de salud chileno y de las autoridades responsables de enfrentar no sólo una crisis sanitaria gravísima, sino que también las consecuencias socioeconómicas y políticas acompañantes, ha sido aceptable si se le mira en relación a lo que acontece en gran parte del mundo, incluyendo países mucho más ricos y desarrollados como los de Europa y de Norteamérica, y para qué decir si se nos compara con gran parte de nuestros hermanos de Latinoamérica.

Las principales fortalezas de Chile han sido contar con un sistema de salud bien organizado, con alta cobertura, con una tradición de buena salud pública que viene desde la creación del Servicio Nacional de Salud en 1952, programas de atención primaria y de vacunación ejemplares y Escuelas de Medicina formadoras hasta hace poco, de médicos con bastante consciencia social.

Sus debilidades, que venían de antes, son los modestos presupuestos con que se cuenta en salud y una infraestructura sanitaria insuficiente derivados de la subsidiaridad impuesta por políticas economicistas, que determinan una creciente pérdida de confianza de la población y favorecen un menor compromiso de los trabajadores y profesionales de la salud pública que acentúan las desigualdades en la calidad y oportunidad de la atención entre pobres y ricos del país.

Sin lugar a dudas el endurecimiento de las restricciones a la circulación de las personas y a las actividades laborales y estudiantiles está plenamente justificado en este momento a pesar del perjuicio socio económico y el daño a la salud mental de los chilenos porque estamos en el peack de una segunda ola de la pandemia que puede ser desastrosa.

La creciente resistencia a este tipo de medidas se explica por el cansancio e incomprensión ante la prolongación de la pandemia, por el daño a la macroeconomía y los índices de desarrollo del país, pero sobre todo porque gran parte de la población vive el día a día con trabajos informales y carece de las mínimas condiciones para sobrevivir y cuidar su salud. Y a esto debemos agregar una crisis espiritual y cultural, especialmente en las generaciones más jóvenes, y falta de solidaridad que han empobrecido la responsabilidad ética ciudadana". 2

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El endurecimiento de las restricciones está justificado, a pesar del perjuicio socio económico".

Potenciar el soporte emocional y de colaboración mutua

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"El Covid-19 se caracteriza por información incierta, con consecuencias de muerte, donde el tiempo de decisión es breve y la colaboración mutua no siempre está presente. Nuestro organismo lleva más de un año en situación de estrés permanente y eso afecta la decisiones lógica-racionales.

Las medidas son necesarias, entendiendo que permitirán un beneficio mayor a la comunidad. No significa que los costos sean iguales para todos, existiendo grupos específicos que han asumido en forma intensa los costos de esta pandemia. Y es cuestionable que algunas medidas se tomen ahora, siendo que el problema estaba presente hace tiempo, como es el caso de la exigencia de receta para la venta de anticonceptivos femeninos.

La disciplina individual requiere controlar los impulsos, los deseos de goce inmediato, desplazando la recompensa hedonista por un bien común mayor. Esta capacidad de autocontrol se completa entre los 21-25 años. Pero, parafraseando a Hernan Casciari, nuestro país es un adolescente de 15 años, gusta de los beneficios pero le desagradan las obligaciones, juega a ser adulto pero aún no madura, exige sus libertades, es rebelde y no respeta la autoridad, prefiere el goce inmediato e individual por sobre el bien común y colaborativo.

El comportamiento de aquellos que hacen fiestas o salen a la calle estando contagiados, es una muestra clara de lo adolescente que somos culturalmente. En su defensa podríamos decir que el estrés y el agotamiento mental provocan que las funciones ejecutivas-racionales se vean sobrepasadas por lo emocional-impulsivo. Personas que eran controladas, se pueden descontrolar en un momento determinado.

Chile es un país con leyes con nombres de personas que mayoritariamente murieron porque no se dictaba la ley (Zamudio, Emilia, Ricarte Soto, entre otras). Espero no tengamos que vivir la experiencia de conocer el nombre de la primera persona que muera en Chile porque no había camas de atención de Covid-19.

Desde la salud mental, con la aplicación de estas medidas esperamos mayores niveles de fatiga mental, depresión y algunos eventos a PTSD (trastorno por estrés postraumático), como es la muerte de jóvenes, niños. Debemos potenciar el sistema de soporte emocional y de colaboración mutua, como por ejemplo, a través de los primeros auxilios psicológicos-emocionales.

Mientras usted leyó este reportaje, alguien murió en Chile por Covid-19. Uno de los resultados de las nuevas medidas será el aumento de denuncias y de control horizontal entre ciudadanos. Las personas que se cuidan y cumplen con las normas, ya no tendrán temor de denunciar la conducta de aquellos que son minoría pero que provocan daño y muerte generalizados". 2

Nuestro país es un adolescente que gusta de los beneficios pero le desagradan las obligaciones".

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Urge prestar atención a las otras pandemias que ya nos azotan

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"El 3 de marzo se cumplió un año desde que se confirmó el primer caso de coronavirus en nuestro país. Desde ese día todos, en un esfuerzo mancomunado, comenzamos una lucha agotadora que se ha extendido más de lo que quisiéramos.

En medio de la adversidad, hemos visto con orgullo el trabajo de tantos que han cuidado de los más débiles y necesitados. El personal de salud ha encabezado esta misión. A ellos se han unido un sinnúmero de personas que, desde su respectivo lugar en la sociedad, han contribuido para hacer de este país una nación grande donde a nadie falte el pan, el respeto y la alegría.

La Iglesia Diocesana de Valparaíso, animada por la fe cristiana, también ha hecho lo propio, buscando el crecimiento de la fraternidad solidaria y la paz social que tanto se necesitan.

A través de sus ministros y fieles, se preocupó por escuchar el grito de los más pobres que necesitaban alimentarse. Por eso, levantamos distintas ollas solidarias repartidas a lo largo de la región para aliviar parte de las necesidades de aquellos que sufren con las cuarentenas. Estamos convencidos que el cuidado de la salud de las personas consiste, también, en dar de comer al que lo necesite. Además, hemos querido estar cerca de los enfermos y de los que han perdido un ser querido. Las personas tienen derecho a ser visitadas por los ministros de su propia religión y despedirse de sus familiares. Como Iglesia sentimos la enorme responsabilidad de acompañarlos en aquellos difíciles momentos.

En septiembre, junto a la autoridad sanitaria regional, creamos e implementamos protocolos en todos nuestros templos para asegurar un retorno seguro a ellos. Desde entonces y hasta que sea necesario, implementaremos todas y cada una de las medidas sanitarias que den seguridad al Pueblo de Dios que anhela reunirse para adorar al Señor Resucitado y hacer valer su derecho a la libertad religiosa. Varias de esas parroquias hoy son centros de vacunación contra el Covid y la influenza.

En medio de este rebrote en los contagios, sigue siendo urgente prestar atención a las otras pandemias que ya nos azotan: la pobreza creciente en los sectores de menos ingresos, la fragilidad económica de la clase media, el deterioro de la salud mental de las familias, la mala alimentación de niños, niñas y adolescentes, la cesantía, la drogadición, y la violencia y delincuencia que intranquilizan nuestros barrios. Los expertos han dicho que, por ahora, la mejor vacuna es el autocuidado. Por eso, hacemos un llamado a colaborar en la detención del virus siguiendo las disposiciones de la autoridad. El uso de mascarilla, el lavado frecuente de manos y la distancia física siguen siendo la clave más efectiva para cuidarnos". 2

Adoptaremos todas las medidas sanitarias que den seguridad al Pueblo de Dios que anhela hacer valer su derecho a la libertad religiosa".

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