Cartas
Cansancio en profesores
No existe novedad en decir que trabajar en un establecimiento escolar es altamente desafiante y estresante. Con la pandemia esta situación se ha agudizado aún más. Durante estos meses de educación a distancia he visto el cansancio de profesores y directivos reflejado en expresiones como "estamos en abril y pareciera que fuera fin de año", "lo único que quiero es que termine el día y apagar el computador", "paso todo el día contestando correos y WhatsApp de apoderados y estudiantes", "me siento agobiado". Los profesores y directivos están cansados, angustiados y, además, altamente presionados.
Desde el Gobierno los apoyos concretos para abordar la fatiga mental de los profesores parecieran no estar en la agenda. Si los profesores no están bien emocionalmente, es difícil que ellos puedan ayudar a sus estudiantes. Chile pareciera que no ha prestado atención focalizada a la fatiga mental de los docentes. Por eso es fundamental discutir a nivel nacional qué se puede hacer para mitigar la fatiga mental de los profesores. Cuidar a nuestros profesores es cuidar, también, a nuestros niños y niñas.
Felipe Aravena Líderes Educativos, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Clases sin rostros
En este tiempo se ha hecho evidente la presencialidad real como una de las condiciones para que el proceso de enseñanza-aprendizaje no se vea socavado desde sus raíces. Es cierto que las clases virtuales están siendo el andamiaje sustituto con que contamos, pues "sin conexión no hay educación".
Los profesores están haciendo un esfuerzo gigantesco con sus clases, pero las energías empiezan a ser carcomidas cuando en una clase se ven algunos "rostros encendidos" y otros cuadros con el nombre de pila flotando en un fondo negro.
Los profesores no "dictamos" clases, "hacemos clases" con estudiantes activos y participativos, que con su mirada van dando feedback, tensión creativa y dinamismo a la clase, con micrófonos que se abren y alumnos que preguntan, debaten o profundizan el tema de la clase; en una clase viva seguimos el pulso del aprendizaje, retroalimentamos, conocemos a los estudiantes, lo que inquieren, lo que requieren de nosotros; pero, una pantalla negra "se recibe" como ausencia. Tema complejo, pues sabemos de la inestabilidad de conexión, incomodidad de compartir el ambiente personal, miedo a los memes y burlas, fatiga virtual…
Clases sin rostros y poca participación no generan los vínculos esenciales propios del proceso educativo. Cada cámara apagada genera estrés en el docente: ¿Están ahí? ¿Están escuchando? ¿Están aprendiendo? Ser profesor(a) en tiempos de pandemia no es fácil. Por eso, si tú puedes prender tu cámara, hazlo. El desierto no es el mejor lugar para enseñar.
M. Solange Favereau C. Académica Facultad de Educación Universidad de los Andes
Familias y colegios
En los días pasados, distintos académicos, junto con destacar el esfuerzo que han significado las clases virtuales para los profesores, se han referido a aquellos alumnos que, por diferentes motivos, no encienden las cámaras desde sus casas.
Estas reflexiones llevan a plantearnos que la pandemia a lo largo de estos meses ha estrechado el necesario vínculo que existe entre familia y el colegio, no solo por los miles de padres que han tenido que oficiar como profesores de sus hijos, sino también porque ha quedado de manifiesto que ambos son esenciales para garantizar la continuidad del aprendizaje.
Este vínculo supone entender que tanto familia y colegio son parte de un proceso colaborativo común, que no se agota en los derechos y obligaciones que emanan de un contrato de prestación de servicios. La transmisión de contenidos académicos es, sin duda, una de las misiones propias de un colegio, pero no la única, pues hemos visto a profesores que, junto con enseñar, han sabido animar y contener emocionalmente a sus estudiantes.
A su vez, los padres son protagonistas de la educación de sus hijos y, como señala la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 26), "tienen el derecho preferente de escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos", por lo que, en este contexto, al mismo tiempo que pueden pedirle al colegio que cumpla con sus principios educativos, tienen que depositarle su confianza para el ejercicio de sus funciones propias, como son todas las concernientes a la formación de su equipo educador, la organización escolar y el desarrollo de los medios necesarios para la educación. Así, familia y colegio, cada uno desde el rol que le corresponde, se implican en la educación de nuestros niños.
Paolo Scagliotti Ravera Director gerente Sociedad Educacional SIEL S.A. Colegios Albamar y Montemar
Cambios necesarios
Nuestro planeta nos está dando indicios de que algo está cambiando y, al parecer, no vemos ni dimensionamos su impacto. Diversos investigadores han demostrado con evidencias, estudios y modelos que estamos enfrentando el calentamiento global, una respuesta principalmente generada por las actividades antropogénicas. Algunos jóvenes activistas han evidenciado su preocupación, indicando que no es justo para ellos esta herencia, la pérdida de los recursos naturales y la contaminación. ¿Los escuchamos?
Este 22 de abril se conmemora el Día de la Tierra, ¡qué fecha tan importante! La Tierra es nuestra casa, nuestro sustento, y estamos en un momento en el que aún podemos regalar la esperanza de mitigar y mejorar nuestro ecosistema.
Nos hemos transformado en una sociedad en que predomina el consumo excesivo y no el consumo sostenible. Es por ello que debemos generar cambios necesarios para ayudar a nuestra Tierra. Necesitamos actuar, como aquellas personas e instituciones que ya están promoviendo mejoras y acciones como la generación de puntos limpios, de huertos familiares, segregando los residuos y reciclando.
Con pequeñas acciones podemos ir aportando grano a grano a esta tarea y lograr el impacto positivo que necesita nuestro ecosistema, aplicando con fuerza las tres R: Reciclar, Reusar y Rechazar, además de ser responsables. No solo debemos escuchar qué hacer y preguntarnos por qué, sino que debemos actuar y dar soluciones para generar un cambio definitivo en nuestro planeta, en nuestra Tierra, pues es la única que tenemos.
Susana Mayer Directora de Carrera de Ingeniería en Prevención de Riesgos y Medio Ambiente, UDLA Sede Viña del Mar
Tercer retiro
El "cuento del tío" consistía, y aún consiste, en convencer a la víctima que se actúa en beneficio de ella, pero, por supuesto, el cuentero actúa movido por su propia conveniencia. En el tercer retiro del 10% cada vez más cuenteros quieren hacer creer al país que actuando en contra de la transversalidad de los expertos están actuando por el interés de la mayoría.
José Luis Hernández Vidal