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En busca de nuevos comienzos

El ejemplo del casi nonagenario actor Sergio Chamy debiera ser objeto de estudio por parte de todo aquel que sueña con construir un nuevo país. La gran pregunta es qué están ofreciendo el Gobierno, la oposición y los candidatos para comenzar a amortizar la deuda que Chile tiene con la tercera edad.
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En los precisos minutos en que usted lee este editorial, el actor chileno Sergio Chamy, de 87 años, se encuentra en Los Angeles, California, tras subirse a un avión por primera vez en su vida, para participar de los Premios Oscar, en los cuales la película que protagoniza, "El agente Topo" compite en la categoría de mejor largometraje documental.

Pocos son los que han quedado indiferentes al mensaje que Chamy ha repetido respecto de su estelaridad de los últimos meses en nuestro país. "Les cuento que me propusieron una nueva misión y no saben todas las vueltas que le di. No me decidía, pero pensé en la forma en que la gente habla de las personas mayores. Siempre pensando en las enfermedades, en el final de la vida… y me di cuenta que la clave es buscar nuevos comienzos y no pensar en lo que se acaba", escribió en su flamante cuenta de Instagram.

En días en que la tercera edad, salvo por la lógica prioridad que se le ha dado en el proceso de vacunación contra el covid, se ha visto postergada por los riesgos propios del virus, los complejos procedimientos de acceso a los beneficios estatales, la ausencia de una política clara sobre sus derechos y autonomía, el mensaje de Chamy refresca de cierta manera a un país que, como en muchos otros planos, dice una cosa y termina haciendo exactamente lo contrario. Nos referimos al mismo país que habla del respeto que se les debe tener y luego los infantiliza tratándolos de "abuelitos" en los matinales de televisión.

El crecimiento de la esperanza de vida en Chile y la baja de la natalidad nos han convertido en un país envejecido, con proyecciones de que casi la cuarta parte de la población chilena supere los 60 años para 2030, estableciendo su mayor preeminencia en la Región de Valparaíso, que concentra a la mayoría de este rango etario, pese al infierno en vida que es la topografía de los cerros de Valparaíso y Viña para ellos.

La gran pregunta, a estas alturas del partido, es qué están ofreciendo el Gobierno, la oposición y los candidatos a alcaldes, concejales, constituyentes y gobernadores regionales para comenzar a amortizar la deuda que Chile tiene con ellos. Incluso la misma discusión de qué pasará con las pensiones en el futuro cercano parece tratarse más de quién se hará cargo del desembolso de éstas antes de qué pasará con nuestros adultos mayores. ¿Qué hay de la infraestructura, de los programas de acompañamiento o de sanidad mental? ¿Tiene el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) las priorizaciones adecuadas por parte del sobreexigido Ministerio de Desarrollo Social al cual pertenece por motivos que no están del todo claros? A ratos, volvemos a tratarlos de "abuelitos" y a caer en el asistencialismo, cuando ejemplos como los de Sergio Chamy parecen decirnos a gritos que perfectamente pueden (y hasta deben) ser ellos el motor y la brújula que hoy hemos perdido como país.

Sobre algunos mantras de Sharp

"En una época necesitada como pocas de entendimiento y concordia, Sharp es una figura profundamente divisiva y amante del conflicto. Se peleó con la organización civil que lo llevó a la alcaldía y con los concejales que ella logró elegir". Claudio Oliva Ekelund, Profesor de Derecho, Universidad de Valparaíso
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Para la mayoría resulta claro que Valparaíso está hoy notoriamente peor que en 2016. Eso se acentuó con el estallido de violencia y la pandemia, pero ya era evidente antes de ello. Para fines de 2019, luego de tres años de gestión, la actual administración municipal había hecho ya bastante por desalentar la inversión privada, asfixiando con ello la creación de empleo formal, y por obstruir la construcción de viviendas, agravando el problema de la ciudad en la materia.

El alcalde Jorge Sharp, sin embargo, sostiene que la comuna ha tenido nítidos progresos que justifican su reelección. ¿Cuáles serían ellos? Uno al que apunta con frecuencia es la relevante disminución que habría tenido el déficit municipal. Según los últimos datos que ha difundido, él bajó, entre 2016 y 2020, de $18.000 a $8.000 millones.

¿Revelan esas cifras una plausible gestión presupuestaria del municipio? No. La contracción del déficit se explica casi en su totalidad por el sustantivo aumento de los recursos recibidos del Fondo Común Municipal -recaudados por otras municipalidades-, los que, según lo publicado por el ayuntamiento porteño en internet, subieron de $10.000 a $19.000 millones en el mismo lapso. Y ese incremento no tiene absolutamente nada que ver con nada que la Municipalidad de Valparaíso haya hecho o dejado de hacer. Es simplemente el resultado de la mayor recaudación de otros municipios y Sharp no merece, por tanto, crédito alguno por ello.

Otro de los mantras del alcalde es que habría extirpado las malas prácticas de calle Condell. Pero una contundente evidencia refuta esta afirmación. Ahí están los $900 millones de subvenciones escolares gastados en fines improcedentes, el empleo de escolares adolescentes como mozos sin que conste la autorización de sus padres y los concursos de directores de colegios, coincidentemente ganados por favoritos de los convocantes, que el alcalde se vio finalmente obligado a anular. El nuevo Plan de Desarrollo Comunal batió récords con un costo de cerca de $900 millones, que supera en más de diez veces al de Viña del Mar, aun cuando carece de especificidades para su ejecución. También ha habido incrementos significativos en contrataciones a honorarios -en varios casos con objeciones de los entes contralores-, así como en condenas por despidos injustificados y sumarios por acoso laboral.

A la vez, en una época necesitada como pocas de entendimiento y concordia, Sharp es una figura profundamente divisiva y amante del conflicto. Se peleó con la organización civil que lo llevó a la alcaldía y con los concejales que ella logró elegir. No se empeñó en apaciguar los ánimos a fines de 2019. Al contrario, rechazó el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución y renunció a su partido porque su principal líder lo firmó. Y en tiempos de pandemia ha estado muy lejos de la actitud de colaboración con las demás autoridades que es exigible en estos casos. Hace pocos días, Sharp volvió a elogiar al que parece ser uno de sus ídolos: "Lenin hacía lo que se tenía que hacer", sostuvo. ¿Es el ejemplo de aquel tirano, que desconoció la única elección en que participó y causó la muerte de millones por violencia y hambre, lo que Valparaíso necesita?

La oportunidad perdida para el control del covid

"Tendremos pandemia para rato si se recurre principalmente al confinamiento y al aumento de camas UCI por falta de criterios epidemiológicos y políticos. Eso sirve, pero más aún el fortalecimiento de los sistemas de testeo, trazabilidad y aislamiento". Juan Reyes Martínez, Académico del Instituto de Química PUCV
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Hubo un tiempo en que nuestro país llegó a tener aproximadamente 1.500 casos diarios nuevos de covid-19. Esto ocurrió en octubre de 2020. Ese fue un momento, luego de cuarentenas dinámicas y cuarentena total de la Región Metropolitana y muchas otras zonas, en que un potente sistema de testeo, trazabilidad y aislamiento de aquellos casos positivos habría permitido controlar a los contagiados y mantener el número de casos bajo. A raíz de esto, la pregunta que podemos hacer es: ¿en qué fallamos?

Creo que el Gobierno de Chile y sus asesores pusieron énfasis en otras medidas y no precisamente en la metodología para controlar el contagio de personas con covid-19 que deambulan por el territorio.

El aumento en el contagio no fue por una falta de capacidad del sistema para hacer exámenes. Gracias al actuar mancomunado de universidades y laboratorios de hospitales y privados se han llegado a realizar cerca de 70.000 exámenes diarios, es decir, 45 veces los nuevos casos diarios que se veían en octubre 2020. Efectivamente, en octubre 2020 se llegaron a realizar 30.000 exámenes diarios. Aunque en algunos casos con un retardo de varios días en los resultados.

Pero la respuesta telefónica a denuncias de posibles nuevos casos, la trazabilidad de covid-19 y sus contactos cercanos, así como el aislamiento, no se fortalecieron en octubre pasado, a pesar de las advertencias realizadas por instituciones que saben mucho de salud pública y epidemiología.

Países que han enfrentado de manera exitosa la pandemia, como Islandia, Nueva Zelanda, Australia, Taiwán, Corea del Sur y otros, le entregaron un gran protagonismo a los científicos y especialistas en ciencia y salud, en especial a los que se encargan de la salud pública, mientras que los políticos dejaron de lado su visibilidad en la toma de decisiones.

En ese sentido, las cinco áreas de medidas asociadas a un manejo efectivo de la pandemia son, además de la vacunación, el uso obligatorio de mascarilla en lugares públicos y el lavado de manos con jabón o alcohol gel de manera frecuente, más la ventilación con aire limpio de lugares cerrados; una acción temprana y efectiva para controlar las fronteras y monitorear las llegada de los viajeros; prueba, seguimiento y localización de todos los casos sospechosos de infección; asistencia social para quienes están en cuarentena para evitar incrementos de densidad poblacional y riesgos de infección; y liderazgo eficaz y mensajes públicos coherentes y oportunos.

Tendremos pandemia para rato si se recurre principalmente al confinamiento y al aumento de camas UCI por falta de criterios epidemiológicos y políticos. Eso sirve, pero más aún el fortalecimiento de los sistemas de testeo, trazabilidad y aislamiento, tanto en su eficiencia como en eficacia. Desgraciadamente, eso por decisiones políticas no se está haciendo, porque recursos y personas adecuadas hay. Y vacunar a los inspectores-trazadores con una vacuna que genere inmunidad con la primera dosis o que requiera una sola dosis es perfectamente posible.