Antiguardiolismo
El varanus komodoensis, más conocido como el Dragón de Komodo, es el reptil más grande del mundo, un ser extraño, una especie de dinosaurio a quien, pareciera, nadie le informó de su extinción. Entre las curiosidades de este animal aparece su lengua viperina, la capacidad de las hembras para fecundarse sin la necesidad de un macho y, principalmente, su forma de alimentación: el Dragón de Komodo muerde a sus víctimas y espera pacientemente a que su saliva tóxica haga su trabajo. Después de varios días, el cerdo o el caballo muere producto de la infección, seguido de cerca por este carroñero, que recibe el premio por su perseverancia.
¿A qué viene lo del Dragón de Komodo? Los equipos de Pep Guardiola han terminado transformándose en algo parecido al dragón. Su juego de rotación desde el arquero al defensa, del defensa al mediocampista, del mediocampista, al defensa, de nuevo al arquero y así hasta llegar al arco, es como esa saliva tóxica del dragón que, lentamente, comienza acabar con los rivales, hasta llegar al gol.
Aunque más de algún seguidor debe estar botando espuma por la boca por el sacrilegio que estoy cometiendo, no se preocupe, el problema es que no sé mucho de esto. Tampoco quiero restar mérito al español, pero me quedo con el Pep de Barcelona, ese de la rotación rápida de la pelota. Ahora, en cambio, su juego se ha vuelto insoportable. Para mi desgracia, el guardiolismo se ha expandido por todo el mundo. Todos quieren jugar como Pep.
Y no dejan de tener razón, el fin de semana el español tendrá el desafío de levantar nuevamente para él y, por primera vez, para el Manchester City, la Copa de Campeones de Europa. Nuevamente con un equipo millonario, plagado de estrellas, y que tiene como principal estandarte a un genio llamado Kevin De Bruyne.
Esta forma de jugar cambió el fútbol, hoy en día dar con esos equipos que se resguardan atrás, que revientan la pelota sin asco y donde el delantero, nunca más de uno, es un náufrago esperando un pase en la mitad de la cancha, son una rareza. Me dicen que todavía pueden encontrarse algunos cultores de este estilo en el este de Paraguay y otros también en las zonas rurales de Uruguay, aunque cada vez menos, y los que lo hacen, tratan de justificarse, como si les diera vergüenza.
Ya que estamos en confianza, digamos las cosas como son. Si Pep Guardiola tiene el registro que tiene es porque partió su carrera con Messi en el equipo y otros como Xavi e Iniesta, pero seamos sinceros, Guardiola es el amigo cuico que asegura el éxito del asado comprando filete. Además es winner y no se me olvida que le hizo la cama a Manuel Pellegrini cuando se aburrió de la cerveza en el Bayern.
Por todas estas razones, me quedo con el ingeniero que, aunque ha quemado filetes (la UC el 94 y el Real Madrid 2009-2010), ha hecho maravillas en Liga de Quito, San Lorenzo, Villarreal, Málaga y ahora el Real Betis.
Finalmente, si tengo que invitar a alguno de los dos a un asado, me quedo con Pellegrini. No será tan cool y guapo como Pep, pero por lo menos me aseguro que no arriscará la nariz cuando le pase un trozo de abastero.
por WINSTON
agencia efe