Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Servicios
  • Espectáculos

La despedida

E-mail Compartir

La lógica debiera apuntar a que en realidad el discurso de Piñera se centre en intentar rescatar los puntos transformadores y fundantes de lo que han sido estos poco más de tres años de gobierno, pero la realidad muestra que estos hitos no son muchos".

Atoda máquina se encuentra trabajando el Presidente de la República, Sebastián Piñera, en lo que será su último discurso ante el Congreso pleno, este martes 1 de junio, en una jornada que genera algo de curiosidad, pero que a la vez no parece prometer mucho, partiendo por el horario en que se realizará: en día laboral y a las 15:00 horas (muy lejos de la franja prime usada en otras ocasiones).

Desde 1925, tradicionalmente, este evento se realizaba el 21 de mayo, un día feriado, en el que los ciudadanos y ciudadanas interesados podían solo prender la televisión y empaparse de lo hecho por el mandatario de turno, además de ahondar en sus propuestas para el resto de su gobierno. Todo aquello era transmitido en cadena nacional. Pero, en 2017 Michelle Bachelet promulgó la ley que estableció que la cuenta pública volviera a realizarse en la fecha que había tenido durante el siglo XIX, es decir, el 1 de junio.

Según ha trascendido en las pocas notas de prensa que este año se le han dedicado a este último discurso de Piñera -escasas líneas que dan cuenta de la poca trascendencia que podría tener-, en el entorno del Presidente se habla de que esta será un "hito relevante", concepto que queda en duda no solo atendiendo al horario -lo que atenta directamente contra la posibilidad de que las palabras del Mandatario lleguen al Chile real y no solo a las 50 personas instaladas en el Congreso-, sino también dada la crisis de confianza política que afecta a las autoridades y al Presidente mismo.

La discusión entre sus asesores y el propio Mandatario parece estar concentrada en el tenor de la alocución: ¿debiera ser una defensa de su legado o más bien un momento para hablar del futuro? ¿Qué futuro? ¿Los nueve meses que le restan de gobierno con elecciones de por medio? La lógica debiera apuntar a que en realidad el discurso de Piñera se centre en intentar rescatar los puntos transformadores y fundantes de lo que han sido estos poco más de tres años de gobierno, pero la realidad muestra que estos hitos no son muchos.

La idea de que sea el momento de visibilizar su legado también es incierta. ¿Cómo recordarán los libros de historia este segundo mandato de Sebastián Piñera?

En la prensa ha trascendido que su presentación estaría enfocada mayormente en el manejo de la pandemia y su impulso a la salida institucional de la crisis por el estallido social. Sin embargo, queda la duda de si son estos precisamente los puntos más altos de su gobierno, considerando que ninguno de los dos eventos le ha significado réditos políticos al Mandatario, que hoy y hace ya un tiempo se encuentra sumido en la peor evaluación que ha tenido un Presidente en los últimos 30 años.

Las encuestas así lo han mostrado durante gran parte de su mandato y también en las últimas semanas. Así, la CEP muestra que apenas un 9% respalda la forma en que Sebastián Piñera está conduciendo su gobierno, cifra muy similar a la que aparece en otras mediciones, mientras un 74% la desaprueba. En cuanto a la confianza que la ciudadanía tiene en el gobierno, el número es el mismo. O sea, solo 9 de cada 100 chilenos y chilenas valoran su legado y confían en la institución que hoy representa. Mientras, 74 personas, de ese centenar, no valoran la gestión que él está realizando.

La disyuntiva hoy es qué puede decir el Presidente en su cuenta pública que permita convencer a esos chilenos y chilenas de que su gobierno ha hecho una gestión digna de recordar -dadas las circunstancias- y que efectivamente hay un legado que dejar hacia las siguientes generaciones. Porque, en la práctica, el futuro no aparece muy prominente: Piñera hoy está dejando un país sumido en una pandemia (con suerte en marzo de 2022 quizás estemos viendo la luz al final del túnel); con miles de muertos producto de ella; con un proceso constitucional en marcha que no surge de su gobierno, sino de una crisis social profunda y desbordada en las calles; con una economía que no logra repuntar y que se mantiene en vilo producto de las restricciones por la Covid-19, pero también por la incertidumbre de la nueva Carta Magna; con acusaciones respecto de violaciones a los DD.HH. advertidas incluso internacionalmente, y con una coalición de partidos políticos que sale de estos cuatro años debilitada y derrotada.

Habrá que esperar al martes para saber cómo el Mandatario podrá dar con el tono, el contexto y las palabras adecuadas para mostrar un gobierno optimista y que deja efectivamente un legado detrás. Porque esta despedida ante el Congreso pleno puede pasar sin pena ni gloria. Y su gobierno también. 2

"

Ratas de la ciudad

E-mail Compartir

Según el historiador Diego Rosales, estos animales llegaron de Europa con el primer buque que visitó nuestras costas, después del descubrimiento del Estrecho de Magallanes, en una expedición anterior a las de Diego de Almagro y Pedro de Valdivia".

El video circuló aún más rápido que sus protagonistas. Una docena de ratones entrando y saliendo de una tienda de alimentos para mascotas en la esquina de Avenida Pedro Montt con Morris aprovechando la complicidad de la noche. Los dardos apuntaron inmediatamente a los dueños del local, al alcalde Jorge Sharp, al Seremi de Salud y un largo etc. en el que solo faltó el flautista de Hamelín.

La historia de estos pequeños y repulsivos roedores es bastante larga en nuestro país. Benjamín Vicuña Mackenna, en su libro "De Santiago a Valparaíso", dedica un par de páginas a estos animales. Aunque claro, hace una distinción entre los ratones de campo de orejas paradas y piel café, que no tenían relación alguna con el ratón casero azulado ni con el asqueroso pericote.

Sobre los primeros, dice que era fácil verlos esconderse en sus cuevas cuando uno viajaba en el tren que unía el Puerto con la capital: "Son estos ratones llamados de campo, especies de conejos de que los indígenas hacían sabrosas cazuelas, o los comían asados recorridos en un palito como hoy hacemos con los jilgueros y los zorzales". El mismo autor dice que sobre su sabor dieron cuenta los historiadores y los inmigrantes chinos que "los persiguen con incansable apetito".

En realidad, Vicuña Mackenna estaba haciendo referencia a los cuyes o conejillo de indias que, aunque en Chile solo se existen en la tiendas de mascotas, en Perú todavía pueden encontrarse en los restaurantes como una de las tantas exquisiteces que preparan nuestros vecinos. He tenido la suerte de disfrutar este bocado en todas sus formas (asado, guisado y frito), soportando estoicamente el desprecio del resto de la familia que me condena por mi maldad y/o asquerosidad.

Hecho este paréntesis autobiográfico, acerca de tan entrañables y apetitosos animalitos, queda el turno de exponer la referencia que hacía Benjamín Vicuña Mackenna sobre los otros tipos de ratones, esos que jamás comería (y que espero no haber comido).

Según el historiador Diego Rosales, citado por Vicuña Mackenna, estos animales llegaron de Europa con el primer buque que visitó nuestras costas, después del descubrimiento del Estrecho de Magallanes, en una expedición anterior a las de Diego de Almagro y Pedro de Valdivia.

Si damos fe de esto, la presencia de estos repugnantes animales en la costa porteña sería incluso anterior a su existencia como Valparaíso, lo que constituye un punto a favor de los roedores para justificar su derecho a permanecer en este lugar.

Una vez instalados en la bahía, no pasó mucho tiempo para que los ratones comenzaran a invadir el Puerto y trasladarse a Santiago en alguna carreta cargada de trigo o arroz. Expandida la plaga en la capital, la desesperación llevó a que sus habitantes imploraran a la autoridad y al cielo una solución. Dice Vicuña Mackenna: "En este día (1º de enero de 1631), se acordó se pregone que todos los vecinos y moradores de esta ciudad y las mujeres acudan a la procesión que se hace el domingo que viene en la tarde para pedir a Dios el remedio del daño que hacen los ratones".

Sin más noticias del efecto de estas plegarias, durante la república, no es fácil encontrar relatos sobre estos animales en las historias sobre Valparaíso. Da la sensación de que su presencia era tan natural, como poco digna de ser historiable, pero suponemos que la circulación por las calles y cauces del Puerto, dadas las malas condiciones sanitarias que existían -y existen- en la ciudad, era común en las ciudades puertos.

Las características particulares de Valparaíso, sus bodegas, cerros y quebradas, mercados, restaurantes y red de cauces bajo el suelo, sumadas ahora a las construcciones abandonadas, son las condiciones ideales para la circulación de los roedores.

Finalmente, más allá de las críticas a los dueños y la actual administración, los ratones son parte de la historia de Valparaíso, como también la lucha contra ellos. Solo que el toque de queda y la ausencia de transeúntes insufló en estos roedores la confianza para salir a la calle, inconscientes de que ya no solo deben preocuparse de los gatos, sino también de las cámaras. 2

"