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LA TRIBUNA DEL LECTOR

Doctor Iván Nazarala Rodríguez (1940-2021)

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Cuando escarbamos en lo que somos y de dónde viene lo que hacemos y lo que nos mueve, nos encontramos con viejos recuerdos y con personas a las que admiramos y queremos. A veces, en verdad casi siempre, el aprendizaje es un proceso inconsciente que se relaciona con cuestiones afectivas y con una duda natural a nuestra existencia. De ahí que en esta búsqueda por las raíces más profundas de nosotros mismos nos encontramos con personas de nuestra infancia y adolescencia que despertaron nuestra curiosidad.

Recuerdo que decías que te solía pasar que muchas cosas que te habían fascinado en la juventud, luego, vistas con ojos de adulto, te resultaban repugnantes. Sin embargo, eso no te había pasado con "La Dolce Vita", de Fellini, ni con la obra de Truffaut o de Pietro Germi. Este último, decías casi con rabia, es un director subvalorado. Por otra parte, decías aún con más rabia, las personas creen que Ford Coppola es un gran director.

Sarcástico, pero gentil, viviste con generosa franqueza. Combinabas raramente tu prestigiosa vida profesional de psiquiatra con inquietudes doctas y un pasional amor futbolero. La última vez que nos vimos fue, como muchas veces, en el estadio del Wanderers. Gritabas como energúmeno mientras te paseabas por un pasillo detrás de la última butaca de la tribuna Andes. Nos saludamos, hablamos de fútbol y quedamos de hacer algo en tu casa.

Ya no podremos concretar esa reunión en la misma casa a la que solía ir en la década de los noventa. Quedarán pendientes nuevas conversaciones de cine, música, literatura y fútbol. La muerte, hoy día tan tristemente cotidiana, te llevó por sendas desconocidas y sin retorno. Me acuerdo que alguna vez comparamos las concepciones de Fellini y de Bergman sobre la muerte. Mientras el primero defendía una idea entre onírica y circense, el segundo sostenía seguro que la muerte era la nada. Quizá por fin puedes resolver el misterio perenne, quizá no. También me acuerdo de Steiner, volviendo a "La Dolce Vita", y cómo su muerte le enseñó al protagonista la fragilidad de la vida.

Posiblemente nunca te enteres de esta carta ni del enorme número de personas que lloran tu partida y que te recuerdan con cariño y gratitud. No voy a entrar a dilucidar cuestiones metafísicas. Prefiero quedarme con las certezas y con tu recuerdo.

Con tu humor negro, tus rabias, tu sarcasmo y tu gentileza. Es cierto que tus últimos días fueron muy tristes. También es cierto que vivimos tiempos horribles, pero no debemos perder la esperanza.

No olvidemos que después de la peste vino el Renacimiento.


Adiós

Iván Nazarala Rodríguez, nacido en 1940 en Valparaíso, fue un destacado médico psiquiatra. Se tituló en la Universidad de Chile en 1969 y se especializó en psiquiatría en el mismo plantel. Realizó un posgrado de Psiquiatría Clínica y Social en la Universidad de Edimburgo y la Universidad de Sheffield, en el Reino Unido. Obtuvo una beca de The British Council y un Diplomado en Salud Mental en la Universidad de Johns Hopkins, en Estados Unidos, gracias a una beca Fullbright.

Fue profesor de Psiquiatría de la Universidad de Chile, exjefe de Servicios Clínicos del Hospital del Salvador de Valparaíso, exjefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Naval de Viña del Mar y fue fundador de la Corporación Dr. Breski, que se dedicaba a la rehabilitación de pacientes con patología mental. También fue un destacado escritor, poeta y socio de Santiago Wanderers.

por Silvio cúneo nash

altazor ediciones

El tabaco y los marinos

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Culturalmente, el hábito de fumar se encuentra ligado al oficio de navegar. Es un hecho en casi todos los países occidentales que el hábito de fumar es mayor en los marinos que en la población civil. La población de Estados Unidos, país que tiene el mayor éxito conocido en disminuir el consumo de tabaco, registra cifras mayores de fumadores en la Armada, comparándola con grupos civiles y el Ejército.

Tal vez una explicación de esta ligazón profesional con el consumo del tabaco se encuentre en la historia de éste. Hace quinientos años, cuando Cristóbal Colón llegó a América, él y su tripulación quedaron extrañados al observar que los aborígenes prendían fuego a paquetes de hojas secas "bebiendo el humo emanado de ellos", mientras otros grupos hacían lo mismo en pipas primitivas. Ya en ese tiempo los aborígenes conocían el poder adictivo de dichas hojas, ya que cuando dos capitanes ingleses del siglo XVI convencieron a algunos indígenas de acompañarlos a Londres, éstos, "incapaces de dejar sus hábitos de fumar, trajeron una partida de tabaco con ellos". La curiosidad de los marinos de dicha época los llevó a probar este curioso humo y encontraron sus maravillosos efectos; estimularlos cuando necesitaban ser estimulados y calmarlos cuando necesitaban ser calmados. (...) También aprendieron que una vez que se acostumbraban a fumar diariamente no podían dejar de hacerlo sin sentir un estado miserable, que ahora conocemos como Síndrome de Privación; ya fuera fumado o masticado, el tabaco era lo único que aliviaba este estado. Por dicha razón, los marinos se acostumbraron a llevar en sus viajes grandes cantidades de tabaco y semillas, siendo ellos los que difundieron esta especie y consecuente adicción en todo el mundo. La tripulación de Hernando de Magallanes era fumadora y plantó semillas en las Filipinas y otros territorios. Los holandeses llevaron el tabaco a Sudáfrica y los portugueses a la Polinesia y así los marinos europeos tenían plantas de tabaco en Asia, África e incluso en Australia (...).

por iván nazarala rodríguez

* Extracto de texto publicado en la revista de marina

en el mes de febrero de 1993, como introducción a un inédito

estudio sobre tabaquismo en la primera zona naval.

Valparaíso con "B"

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Te quitaron la V de la victoria

puerto de la nostalgia perdida

tú que soportaste los peores bucaneros

sucumbes hoy a los piratas de escritorio.

Llenaron tu Wall Street de acrílico

y tu viento con gases de automóviles

Viña se llevo tus mejores mariposas

y te devolvió colectivos y chatarras.

Ahora muerto tu Pablo defensor

trasformaron a tus poetas en ambulantes

a tus pintores en fotógrafos instantáneos

y enronquecieron a tus cantores con smog.

Llenan tu mar con desechos

se llevan tus barcos coloridos

cierran tu balcón con containers

¿quién te odia tanto Valparaíso?

Las mortecinas luces de tus cerros

alumbran tu velorio de pobre.

Se sabe cuando naciste

me gustaría saber el día de tu muerte,

para celebrar con cantos tu pasado

beber el vino de los poetas que se fueron

y vomitar al alba tu bohemia generosa,

Tú que fuiste cuna de escritores

de pintores y de otros soñadores

reposo de hombres de ultramar

espejo multicolor de infinitas dimensiones

no mereces morir tan lentamente

mejor que sea de pie como los valientes

y con tu "V" de la victoria.

poema de iván nazarala rodríguez