El lío de las Piedras Tacitas en Quilpué
Casi una definición de sus promesas de campaña, la primera batalla de la alcaldesa electa integra varios temas que hoy son motivo de discordia.
La alcaldesa electa de Quilpué, Valeria Melipillán (RD, FA), tiene su primer conflicto ciudadano tras la denuncia que hizo ante la Fiscalía para forzar la paralización, por parte de la Dirección de Obras de la municipalidad, del permiso de edificación otorgado a la empresa Socaire para la construcción de edificios de departamentos en el sector Colinas de Oro, tras el daño causado con una retroexcavadora a las Piedras Tacitas del sector, consideradas patrimonio ancestral de los pueblos originarios.
La justa preocupación de la alcaldesa -quien es de origen mapuche- por tales vestigios choca, sin embargo, con los intereses de los casi 200 trabajadores de la citada empresa, gran parte de los cuales se ha manifestado en el frontis de la casa consistorial exigiendo soluciones ante la clara amenaza que ven respecto de su fuente laboral en los duros días de pandemia.
La agrupación mapuche Antumapu ha sido la que ha llevado la voz cantante en las denuncias. Según ellos, los trabajos realizados han provocado daños irreparables en las Piedras e incluso la pérdida y desaparición de algunas de éstas. A su lado se ha posicionado otra agrupación llamada Acción Barrial en Defensa del Parque Natural Los Pinos, cuyos dirigentes ya han dicho que buscan la caducación definitiva del proyecto. Un tercer actor ha sido el diputado Diego Ibáñez (RD, FA), integrante de la Comisión de Medioambiente de la Cámara Baja, quien ha hecho de las causas de esta laya su bandera de lucha distrital.
Aun cuando sí han sido protegidas, catalogadas y puestas en valor en otros sitios, cual es el caso de la plazoleta del Cerro Blanco, en la comuna capitalina de Recoleta, en Quilpué tal preocupación ha brillado por su ausencia, pese a que el nuevo Plan Regulador Comunal (el anterior data de los tiempos de Salvador Allende) incluye un mapa con georreferenciación de los sitios en que se ubican las Piedras Tacitas en la comuna.
Conocidas en la Región, principalmente por las excavaciones del profesor Roberto Gajardo Tobar en el Fundo Las Cenizas, y su exposición en el Museo Fonck, las Piedras Tacitas son, de acuerdo con el Consejo de Monumentos, "restos arqueológicos característicos de la zona central de Chile, elaborados por pueblos cazadores recolectores hace más de 10.000 años. Aunque se presentan en una diversidad de tamaños y formas, se trata generalmente de una superficie rocosa horizontal y plana, en la que se han labrado concavidades de poca profundidad en forma circular u oblonga". En ellas se realizaban ceremonias ocultas en las cuales se quemaban objetos y guanacos, cuya sangre era vertida en las tacitas a modo de ofrenda. De allí vendría la famosa costumbre del Ñachi, la ingesta caliente de sangre animal.
En el pasado también han sido referenciadas, como es posible ver en la mapoteca digital de la Biblioteca Nacional, en la cual se conserva el documento "Croquis aproximado de la situación de las Piedras con Tacitas", realizado en 1908 por Julio Fonck, una interesante y valiosa cartografía arqueológica que ubica las citadas Piedras en El Retiro, El Belloto y el Estero Marga Marga.
Sometida a la presión de las grandes obras públicas y privadas, Melipillán tiene hoy -a poco más de dos semanas de asumir de forma oficial- la primera gran decisión de su administración y ello implica mediar en la situación de los trabajadores afectados y defender el patrimonio ancestral de la comuna. Sin duda alguna, una prueba de fuego para conocer su carácter y muñeca.