Rol de universidades en la participación
El rector de la PUCV, Claudio Elórtegui, cree que planteles deben jugar un rol en promover mayor compromiso de los jóvenes con el país. Existe preocupación por los fenómenos de la política nacional que también tienen su expresión en el mundo universitario. Por ello, los planteles deben promover las buenas prácticas democráticas entre sus estudiantes.
El rector de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Claudio Elórtegui, hizo una aguda observación en orden a que los planteles de educación superior tienen una responsabilidad en la desafección que muestran los jóvenes al momento de la participación política.
En un encuentro vía Zoom junto a sus pares Ennio Vivaldi, de la Universidad de Chile; Carlos Saavedra, de la Universidad de Concepción, y José Antonio Guzmán, de la Universidad de los Andes, la máxima autoridad de la PUCV planteó la necesidad de "asumir la responsabilidad que tenemos como instituciones universitarias por la falta o la insuficiencia del compromiso país que tienen muchos jóvenes".
Agregó que "parte de las tendencias que se están viendo entre los adultos, en la política tradicional, se repiten también en la política de los jóvenes". La preocupación del rector tiene correlación con la preeminencia que adquieren algunas minorías ante el silencio de las mayorías en las urnas. Hay otras razones, por supuesto, pero de allí viene gran parte del debilitamiento que ha sufrido la democracia representativa en Chile, un fenómeno que es tierra fértil para la impugnación permanente de las instituciones que sustentan el quehacer republicano del país. Una consecuencia de ello es la tendencia hacia el asambleísmo -tan común en la política universitaria-, incluso en instancias formales como el Parlamento. La falta de participación tiene su correlación estadística en los últimos datos que entrega el Servel sobre el plebiscito de octubre de 2020. En dicha elección, el Servicio Electoral detectó un aumento de la participación global, impulsada por el entusiasmo de los jóvenes. A nivel regional, eso significó que un 57% de los electores entre 18 y 24 años - el rango etario que usualmente coincide con la educación superior - acudió a las urnas en octubre para emitir su sufragio por el Apruebo o el Rechazo. Pero el impulso no persistió. Aunque aún no existen datos específicos, esa alta participación contrasta con la indiferencia que mostró electorado juvenil en la reciente elección de gobernadores, alcaldes, concejales y constituyentes. Es precisamente en el proceso constituyente que el rector Elórtegui ve la oportunidad para "abordar distintas temáticas que han sido dejadas de lado o a las que se les ha dado menor relevancia de la debida". En esta etapa, explica el rector de la PUCV, anida la esperanza de poner sobre la mesa las mejores prácticas democráticas, aumentar el diálogo y promover la participación. En todos esos objetivos, las universidades tienen un rol clave, pero la primera y fundamental tarea es poner atención a las prácticas que deben ejercer sus propios alumnos, porque una vida democrática vibrante pero respetuosa en los planteles de educación superior puede irradiar al resto de la sociedad.