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"La violencia no es necesaria para que se generen cambios"

Misionero por más de una década durante la guerra civil de Angola, adonde sucesivos cargos le impidieron volver, compromete su apoyo a la labor evangelizadora de los laicos, anuncia tolerancia cero en casos de abusos sexuales y aboga por una vida fraterna sin consumismo.
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Un hombre de profunda vocación evangelizadora, que misionó sufridos pero esperanzadores 14 años durante la cruenta guerra civil en Angola, donde tuvo que protegerse varias veces del fuego terrestre y aéreo, es el obispo electo de Valparaíso, Jorge Patricio Vega Velasco, svd, quien llega dispuesto a ser un pastor "con olor a oveja" desde su toma de posesión de la Diócesis -el jueves 15 de julio-, cuando luego de las ceremonias y la misa en la Catedral visitará por la tarde la Parroquia La Matriz, el Comedor 421 y celebrará la eucaristía en el icónico templo del Barrio Puerto.

"La guerra no es solamente combate. Hay un ambiente de violencia en todo el entorno, la gente vive la violencia", recuerda de la Angola doliente donde le correspondió ejercer su ministerio. Un país que aún extraña, sobre todo porque su regreso a Chile a fines de 1999 iba a ser temporal, duraría tan solo tres años, pero fue aplazándose hasta el día de hoy por sucesivas nuevas responsabilidades -la jefatura nacional de las Obras Misionales Pontificias, el llamado al episcopado en 2010, la Prelatura de Illapel y ahora esta Diócesis- que le dejaron claro que África se convertiría en una más de las renuncias de su vida sacerdotal.

Seguramente es la dura experiencia de la guerra lo que hace que el obispo Vega (64), que estudió en el Liceo Alemán del Verbo Divino de Los Ángeles e ingresó a los 20 años al noviciado de esa congregación de misioneros, valore tanto los medios pacíficos para lograr cambios. "Pensaba en estos días en un personaje que me encanta, Mahatma Gandhi, que consiguió la independencia de su país sin derramar sangre y sin disparar un tiro. Para producir cambios no es necesaria la violencia física. Tenemos muchos instrumentos en nuestra sociedad que pueden ayudarnos", recalca.

Eso no obsta para que sea, por ejemplo, un reconocido crítico de algunas de las normas restrictivas asociadas al manejo de la pandemia, tanto en lo que respecta al impedimento de que pequeños negocios y empresas trabajen en cuarentena como a los aforos dispuestos para los templos. "En Illapel soy conocido por protestar frecuentemente, sobre todo al final de la misa del domingo", admite. "Creo que se ha cometido una gran injusticia y muchas personas están sufriendo".

Laicos y participación juvenil

- ¿Qué pueden esperar los católicos de la Diócesis de Valparaíso de su nuevo obispo?

- Soy una persona que tiene luces y sombras. Trato de ser consecuente con la fe; con mi compromiso con Dios, que hice cuando me consagré a Él como religioso, cuando fui ordenado sacerdote y cuando acepté el ministerio episcopal. Intento ser sencillo y afable, pero también de repente me enojo -mis sombras-, aunque según los que me conocen no tengo mal genio. Soy malo para recordar nombres y entre los ámbitos pastorales el que más me cuesta es el de la salud. Reconozco que me cuesta ir a un hospital y estar con los enfermos; lo hago, pero me cuesta ver el dolor de las personas que están en su lecho. Soy también demasiado reflexivo, cuando a veces se necesita tomar decisiones rápidamente para que las cosas puedan avanzar. Pero también trato de vivir lo que Dios me pide y me gusta delegar responsabilidades a los sacerdotes, al equipo de trabajo y al pueblo fiel.

- ¿Y usted qué espera de los fieles de la Diócesis?

- Yo espero del laicado un compromiso maduro, que como dice el Santo Padre tomen el carnet de cristianos maduros y asuman la evangelización del entorno donde se encuentren. Es necesario evangelizar en el edificio, en el barrio, en el ámbito laboral. En Angola los principales evangelizadores no éramos los misioneros, sino el laicado. Ellos iban de una aldea a otra hablando de Jesucristo. Creo que gran parte de la evangelización en el mundo de hoy está en manos del laicado. Y ellos van a tener todo mi apoyo en esa materia.