En busca de acuerdos sobre el caso Pümpin
El conflicto sobre un proyecto inmobiliario en los terrenos del tradicional jardín podría ser zanjado mediante la vía judicial. Sería deseable una conciliación, pues en último término lo que necesita Valparaíso son acuerdos y no conflictos y también señales que impulsen la inversión dentro de marcos claros, definidos, de sustentabilidad.
Los conflictos urbanísticos siguen dando trabajo a la Corte Suprema. El caso es que mientras la inmobiliaria del Hotel Punta Piqueros recurre al máximo tribunal contra la Municipalidad de Concón, en el mismo tribunal se busca un acuerdo para un polémico proyecto en Valparaíso.
Esta instancia de conciliación tendrá lugar el jueves próximo entre los abogados del municipio porteño y los representantes de la firma Inmobiliaria del Puerto SpA, de propiedad del empresario Nicolás Ibáñez. Esta empresa tiene en marcha un proyecto constructivo en los terrenos del desaparecido Jardín Pümpin, a los que se sumó un predio que inicialmente pertenecía a la Compañía Chilena de Tabacos y luego fue adquirido por la Universidad Adolfo Ibáñez, para finalmente ser incorporado a la iniciativa.
El proyecto, que considera 23 edificios con un total de 750 departamentos, fue rechazado por algunos vecinos del sector, los cuales recibieron el apoyo de la municipalidad, que también vetó la iniciativa, desatándose un conflicto que escaló a la Corte Suprema.
La objeción principal a la propuesta está en el efecto que tendría sobre los valores paisajísticos y naturales del tradicional lugar, especialmente del Jardín Pümpin, que a través de décadas, más allá de lo comercial, conformó un verdadero jardín botánico. Se objeta también el impacto que significarían eventuales edificaciones en altura, sobre lo cual hay malas experiencias en Valparaíso y Viña del Mar.
Sin embargo, con un permiso de construcción ya vigente, se estaría llegando a una etapa de conciliación que lleva adelante el magistrado Sergio Muñoz, quien habría encargado varias "tareas" a la inmobiliaria con el fin de atenuar los efectos negativos de la propuesta inmobiliaria. Para ello debería modificarse el proyecto en dos aspectos: el uso del suelo y el constructivo propiamente tal.
Así, propone el magistrado a la inmobiliaria "procure afectar la menor superficie posible del parque preexistente, evitando la tala árboles o la supresión de especies vegetales". En lo constructivo, insta a la empresa a levantar la menor cantidad de torres, las que deberían tener una altura moderada. Propone, además, que los estacionamientos sean subterráneos y la reconstrucción de la casona Pümpin, centro del tradicional predio.
Los puntos planteados por el ministro Muñoz aparecen razonables y, considerando la amplitud del espacio en que se emplaza la iniciativa, es posible que sean aceptados por la empresa; pero también está la otra parte, la municipalidad, sometida a la presión de los vecinos.
Sería deseable una conciliación, pues en último término lo que necesita Valparaíso son acuerdos y no conflictos y también señales que impulsen la inversión dentro de marcos claros, definidos, de sustentabilidad.