Cartas
Preocupación
Noticias procedentes de Lima señalan que en el evento en que la Presidencia del Perú sea asumida por el candidato Pedro Castillo, su ministro de Relaciones Exteriores sería Manuel Rodríguez Cuadros. Este retirado diplomático hizo prácticamente toda su carrera en el Palacio de Torre Tagle, fundado en una permanente y activa conducta antichilena, la que disimula inteligentemente con gestos de apariencia amistosa y seudointelectual. Existen múltiples hechos que demuestran el aserto antes indicado, lo que lógicamente por espacio no estoy en condiciones de describir. Baste mencionar la posición militantemente contraria que como canciller tuvo ante la postulación de José Miguel Insulza a la Secretaría General de la OEA.
De llevarse a cabo la nominación indicada, las relaciones bilaterales con Perú entrarían a una etapa de dudas que no es conveniente para ninguno de los dos países ni para la convivencia regional.
Demetrio Infante Figueroa
Mirador del Cerro Castillo
A propósito de su programa de revitalización de barrios, la Subsecretaría de Desarrollo Regional nos ha pedido a los vecinos del Cerro Castillo que nos pronunciemos por uno de sus dos proyectos de remodelación de nuestra plaza principal, denominada paseo Lídice o Mirador Jorge Alessandri. El problema es que estos proyectos responden a una comprensión de remodelación que es cada vez más común y que ha convertido en un estándar la utilización de cemento para "tapar" jardines.
Quienes colindamos con este paseo-mirador vemos con preocupación que se considere apropiado reemplazar un muro de piedra por una baranda de metal y otras iniciativas que dejan fuera el problema que vivimos cada noche: el ruido de parlantes, los gritos por la ingesta de alcohol y la suciedad de letrina. Instalar una reja para cerrar el acceso al paseo durante las noches implica mejor calidad de vida para los vecinos y, por cierto, una mejor utilización de los recursos de la remodelación.
Juan H. Rojas Cortés
Primarias
Donde menos se espera salta la liebre.
Adolfo Paúl Latorre Abogado
La disyuntiva DC
La Democracia Cristiana (DC), ante los sorpresivos resultados de las primarias presidenciales, debe tomar una decisión: subirse al tren a La Moneda con primarias convencionales; bajarse definitivamente del tren a La Moneda; jugársela por un candidato propio o sumarse a otra candidatura, con el riesgo de volver a ser el "vagón de cola".
Luis Enrique Soler Milla
Voto en el exterior
Son las 15.30 horas de este domingo 18 de julio y por las redes me entero de los primeros resultados de las primarias presidenciales que provienen desde el extranjero. Que en Australia gana tal, que en Israel están parejos, que en Asia está muy incierto, etc.
Y en la tranquilidad de mi escritorio en Viña del Mar, Chile, me preguntó: ¿por qué se entrometen si lo que pasa en Chile no les afecta, nunca les afectará y nunca han demostrado importarles?
Francisco Bartolucci Johnston Abogado
Orden constitucional
Se ha impuesto en la esfera pública, ya sea por la violencia o la actuación política de nuestros representantes, una suerte de excepcionalidad del cumplimiento de la Constitución y las leyes. Esto se torna aún más grave considerando que nos encontramos en un proceso constituyente que tiene por fin una nueva Constitución.
Es por esta razón que se hace necesario reforzar el sentido que debe tener el orden constitucional y, particularmente, cuáles son sus fundamentos, sobre todo en un escenario en que parece difuminarse el propósito de una Constitución. Es necesario recordar que la comunidad política no tiene una justificación en sí misma, sino por referencia a las personas, y que, por tanto, el Estado será siempre un instrumento al servicio de éstas.
Nuestros convencionales constituyentes deben tener presente que una verdadera discusión constitucional no puede obviar que el centro y objeto de la Constitución es generar los medios y condiciones más propicios para conseguir un desarrollo humano integral mediante reglas del juego claras que limiten el poder, con el objetivo de estar al servicio de la persona humana para promover el bien común. Y esta debe ser una norma superior e inviolable si se quiere proteger el Estado de derecho y la libertad de las personas.
Martín Durán F. Fundación para el Progreso
Causalidad
Jugar con la causalidad se ha vuelto de moda en estos meses, particularmente en relación con los denominados presos del estallido, enmarcando las acciones de éstos a partir de una lógica causal que devendría por sí misma en exculpatoria.
Me explico. Se razona diciendo que sin la destrucción del metro, o sin incendios, saqueos o profanaciones, no se habría producido la alternativa del plebiscito ni tendríamos hoy un proceso constituyente, de modo que por tal razón, todos quienes hoy se encuentran presos por tales hechos deben quedar libres.
Misma idea que usó Ricardo Lagos para exculpar su responsabilidad frente a decisiones como la implementación del crédito con aval del Estado, al decir que gracias al CAE se expandió la matrícula y eso permitió que ahora los jóvenes salieran a las calles demandando más calidad y también gratuidad (en el fondo, habría que agradecerle porque sin CAE no habría habido movilización social).
Es como decir que sin la traición de Judas, Jesucristo no habría resucitado, ergo, Judas es inocente y merece un monumento. O sea, se trata de una causalidad que sería sinónimo de exculpación, lo cual es lógica y moralmente inaceptable. Una cosa son las causas de un fenómeno, otra muy distinta la responsabilidad por la producción del mismo.
Es cierto que hasta un crimen podría de modo accidental producir consecuencias benéficas en un determinado contexto, pero ello no transforma al crimen y su resultado dañoso en una conducta impune por más que causalmente haya producido un resultado parcialmente satisfactorio. De lo contrario, simplemente se desmorona el orden social y se pervierte el sentido más elemental de la justicia.
Rodrigo Díaz Yubero