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Vencer a la muerte es la tarea

Coordinador de campos clínicos de la UPLA ha vivido duras experiencias, sobre todo al inicio de la pandemia, cuando el virus se conocía poco y recién se afinaban los protocolos.
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La pandemia ha hecho que el enfermero Jaime Álvarez (47) se multiplique. Coordinador de campos clínicos de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), trabaja también en la Universidad de las Américas e integra el equipo de traslado de pacientes en aeroambulancias, en servicios que se dedican a esa clase de evacuación.

En esa condición le ha correspondido apoyar a pacientes covid-19 en estado crítico, especialmente en los aciagos días en que había que buscar camas disponibles para ellos en unidades de Cuidados Intensivos quizás muy lejanas, pero que contaban con aquel escaso equipamiento que hacía la diferencia entre la vida y la muerte.

En ese trabajo empezó en 2017, antes de la pandemia, de modo que al desatarse la emergencia ya contaba con una sólida experiencia en esta modalidad, aunque no por ello despojada de la incertidumbre y el duro impacto emocional que implica estar a cargo de estos casos.

Eso porque, por ejemplo, la altitud y el cambio de presión pueden ser muy riesgosos para estos pacientes, que requieren de la asistencia de un equipo de profesionales integrado por un médico, un enfermero clínico y un técnico paramédico, quienes deben vigilar en todo momento a la persona, para asegurar que sus parámetros sean constantes, en particular en el despegue y en el aterrizaje, cuando los enfermos podrían descompensarse.

Por eso los pacientes críticos de covid-19 son trasladados con un ventilador mecánico de transporte, monitores multiparámetros, desfibrilador y electrocardiograma, bombas de infusión para todo tipo de medicamentos, red de oxígeno central, cilindros de oxígeno portátiles, kit de inmovilización, insumos para manejo de vía aérea y bombas de aspiración, entre otros.

Misiones tensas y dramáticas

Nacido en Calama, Jaime estudió enfermería en la sede Arica de la Universidad de Tarapacá, carrera con la que concretó una vocación que surgió en la adolescencia, que no tiene ningún antecedente familiar, pero que se traduce en ayudar a las personas que sufren.

Luego estudió un magíster para la enseñanza en la educación superior y se radicó en la zona central, donde además de desempeñarse en el área de la salud -en especial en servicios de urgencia en Santiago y ahora como personal de apoyo para la Corporación Municipal de Valparaíso en el Sapu Los Placeres-, se ha dedicado a la formación de nuevos técnicos y profesionales de enfermería.

"Comencé con los traslados el 2017, y sí, es dramático, tenso, altera la calidad de vida mía y la de mi familia", relata, en relación a las misiones que se le encomiendan, que pueden surgir obviamente en cualquier momento del día o de la noche.

"Sin embargo, la posibilidad de aportar al equipo médico con mis conocimientos no tiene precio. Hay familias muy agradecidas y eso seguro le pasa a todos mis colegas quienes dedicamos nuestra vida a esta labor de enfermería", subraya.

Dice que los técnicos y profesionales de enfermería "han sido piedra angular en la gestión del cuidado que es nuestra especialidad, lo que motiva a seguir adelante es eso, ver a esa persona que llevamos grave y luego saber que está recuperada y de vuelta con su familia".

Los terribles primeros tiempos

Jaime todavía recuerda a la primera paciente covid que su equipo trasladó en ambulancia aérea. Tenía 42 años y estaba muy asustada. "Era enero de 2020 y aún no había protocolos establecidos como ahora. El resultado fue que todos los profesionales que íbamos con ella nos contagiamos".

También tiene fresco en la memoria el temor a las complicaciones de la enfermedad, "y a una serie de cosas que te llevan a reflexionar un poco, sin embargo no hubo mayores complicaciones gracias a Dios y sí tuve que alojarme en residencia sanitaria".

Explica igualmente que hay un fuerte componente emocional que se genera con los pacientes covid, porque sienten mucho miedo y angustia al no saber qué ocurrirá con ellos. En esos momentos, las palabras del equipo profesional que los recibe en la losa del aeropuerto son clave, porque los tranquiliza y los anima a seguir luchando por su vida.

Después de todo lo vivido durante la pandemia, si tuviera el poder de hacerlo, ¿decretaría que la vacuna sea obligatoria, como lo han sugerido no pocas personas? "Siento que las personas se dan cuenta de la magnitud de la situación sanitaria actual cuando desafortunadamente uno de la familia se infecta y requiere ventilación mecánica o definitivamente pierde la vida", responde Jaime Álvarez.

El llamado es a vacunarse

"He visto personas que lloran sus familiares desconsoladamente y argumentan que nunca se les informó sobre las consecuencias del covid. No podemos llegar a estas instancias por ningún motivo y el llamado es vacunarse", agrega.

Plantea que "estamos ante un enemigo sin precedentes, desconocido, por lo cual nuestra protección hasta ahora es la vacunación. Y hay que recordar que solo previene de las complicaciones de la enfermedad, no torna inmunes a los inoculados como muchos piensan, y una vez vacunados dejan de protegerse".

Por lo tanto, resume, "también es un llamado a la comunidad a informarse, a leer, saber bien a qué nos exponemos cada vez que vamos a lugares en donde el distanciamiento no existe, etc., lo que las autoridades sanitarias han reiterado a través de diversos medios". 2

Domingo de Reportajes/UPLA

reportajes@mercuriovalpo.cl