"Con los puntos que tiene, es casi imposible que Wanderers se salve"
La última camiseta que Claudio Borghi defendió como jugador fue la de Santiago Wanderers. En 1998 el argentino jugó por el Decano la primera parte del torneo, hasta que hubo cambio de entrenador y Pedro García, el nuevo DT, decidió sacarlo del equipo junto a Ariel Pereyra. Esa temporada los verdes terminaron perdiendo la categoría.
El "Bichi", hoy como comentarista de TNT Sports y panelista del programa "Todos Somos Técnicos", lamenta la situación por la que está pasando el equipo de Valparaíso y asegura que no ve demasiadas posibilidades de que se mantenga en Primera División.
"Es una pena lo que está sucediendo con Wanderers, fue una apuesta a principio de campeonato que no le ha salido del todo bien respecto a lo que los dirigentes pensaban que iba a suceder. El problema son las consecuencias que tiene y el costo que puede significar es perder la categoría", dice el exentrenador de la Selección Nacional.
Borghi es claro al señalar que "con la cantidad de puntos que tiene, es casi imposible que Wanderers se salve. A esta altura del campeonato la recuperación es difícil. Si bien tiene la posibilidad de traer tres refuerzos, los otros equipos también tienen esa posibilidad, uno piensa que todos van a tratar de mejorar lo que propusieron a inicios del campeonato. Salvar tantos puntos no es fácil".
- Tampoco se ve una mejoría en el nivel de juego del equipo.
- El otro día mejoró un poquito con Curicó, convirtió un gol, que no lo hacía hace tiempo y va dando un poco de ilusión. Anímicamente lo ideal hubiera sido no perder.
- Ahora se enfrenta con otro equipo que está complicado, como Huachipato.
- Si gana tiene posibilidades de ir escalando y comprometiendo a otros, complicando a otros en lo que tiene que ver con los puntos.
- Cree que lo que pasa con Wanderers se debe solo a un tema económico.
- El técnico anterior, Miguel Ramírez, dijo al salir que la propuesta era bajar la planilla y el costo del cuerpo técnico, y a partir de ahí ver lo que podía pasar. El entrenador no se quedó, se fue y la realidad demostró que Wanderers, junto a otros equipos como Huachipato, iban a poner jóvenes. Esa apuesta a futuro puede ser muy buena, porque habrá una gran cantidad de jóvenes que tendrán experiencia en Primera División, pero pierden la categoría. Esas son las cuentas que hay que sacar. Ahora, si a Wanderers no le interesa estar en Primera División y quiere priorizar la formación de jugadores, no importa el lugar donde esté, lo encuentro bárbaro. Pero eso hay que explicárselo a los hinchas, que quieren a su equipo en Primera.
- Qué nivel de responsabilidad en lo deportivo le entrega a quien armó este plantel, que fue Ronald Fuentes.
- Yo no sé quién arma los planteles hoy en día. No sé si es el técnico, no sé si es la dirigencia, hay una nueva moda de que los gerentes o los presidentes hoy decidan qué jugador viene. Los clubes deberían blanquear esta decisión de quién es el responsable de armar los equipos, decir quién lo hace y por qué lo hace.
- En Valparaíso han pasado cuatro entrenadores por la banca esta temporada. Eso pasa por lo general en los equipos que descienden.
- Me da la impresión de que no hay planificación, que existe desesperación ante los malos resultados, de no tener una guía correcta de lo que buscan. Si quiero tener un equipo joven y tengo un entrenador que tiene un buen proyecto, tengo que aguantarlo sin importar los buenos o malos resultados. El cambio produce nerviosismo, inestabilidad en el club y en los jugadores, entonces esa es la complejidad que tiene un cambio de técnico.
- Víctor Rivero se fue porque los jugadores no lo querían.
- Ese es un tema a revisar, porque los jugadores no tienen que llevarse bien con el jefe, tienen que rendir. No puede haber un jefe que le guste a todo el mundo y es el jugador el que tiene que adaptarse a la forma y estilo que tiene el nuevo entrenador. ¿Si los jugadores van a estar siempre quejándose significa que van a estar continuamente cambiando? Nadie en la vida está bien con todas las personas que tiene a cargo, siempre habrá alguno que no esté cómodo.
- ¿Cree que en el caso de Wanderers se cuestiona la efectividad del modelo de sociedades anónimas deportivas administrando el fútbol profesional?
- La ley de sociedades anónimas indica que hay un dueño, ese dueño es el que más acciones tiene y supuestamente el que manda. Yo no conozco a nadie que le dé el mandato a otro. Por lo que tengo entendido, no confirmado, en Wanderers hubo unos dueños que entregaron sus acciones para que fueran repartidas a los socios del club. No sé si eso ocurrió.
- El dueño, que era Nicolás Ibáñez, proyectó entregarle las acciones a los socios del club. Sin embargo el porcentaje que se adjudicó fue bajo y el grueso de la propiedad quedó en manos de Rafael González, actual presidente.
- Sobre eso no tengo opinión, porque no sé si las acciones que tiene el nuevo dueño las compró, las heredó, eso es una cosa legal que no manejo. Además como no hay información clara…
- Todo esto se maneja sin entregar demasiada información.
- Cuando uno tiene una empresa tampoco tiene que darle información a todo el mundo, sin embargo el fútbol es una empresa bastante especial. Como el fútbol tiene dueño pero además socios, quizás corre con otras reglas, pero como no están claras, estas reglas a veces no se respetan.
- Usted terminó su carrera en Wanderers en 1998. Esa temporada no alcanzó a llegar a fin de año y se perdió la categoría. ¿Es posible comparar esa experiencia de descenso con lo que vive el equipo hoy?
- Son momentos diferentes, en ese tiempo eran clubes sociales y deportivos, no eran sociedades anónimas. Pero cuando no hay un control y se generan problemas todos los días es difícil manejar un plantel, y cuando los técnicos dependen más de la opinión del presidente del club, del dueño, que de sus propias convicciones, es una cosa que no tiene solución. No sé cómo funciona ahora, pero en aquel momento cambiamos de entrenador, hubo ideas nuevas, pedidas de cupos de extranjeros, por eso nos fuimos. Sin embargo eso está dentro de los derechos que tienen los clubes de rescindir contratos.
- ¿Qué recuerdo le dejó el club porteño?
- La gente del Puerto es bastante especial en sus críticas y también en sus apoyos, es un club muy viejo y que tiene muchos logros. A veces da la sensación de que la gente que está a cargo de la institución no representa los verdaderos deseos del porteño, del hincha de Wanderers. Me parece que es un club de esfuerzo, de representación de una sociedad que tiene un trabajo duro, de una ciudad muy linda y especial, pero eso no se refleja a veces en lo que los equipos de Wanderers pueden reflejar en la cancha.
- Cuando fue jugador wanderino estuvo en un plantel con jóvenes como David Pizarro, Reinaldo Navia y Moisés Villarroel, que luego brillaron en el fútbol. ¿Cómo ve a los jugadores que está formando hoy la institución? No han aparecido nuevos talentos de ese calado.
- Es un club que está en una zona de muchos jugadores y de muy buenos jugadores. Hay que ver si está la inversión adecuada para sacar los jugadores que pretenden. Los jóvenes llegan con condiciones, pero esas condiciones deben ser mejoradas, trabajadas y actualizadas. No sé si realmente eso ocurre.
"A veces da la sensación de que la gente que está a cargo de la institución no representa los verdaderos deseos del porteño, del hincha de Wanderers".
"Es el jugador el que tiene que adaptarse a la forma y estilo que tiene el nuevo entrenador".
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