EL DIRECTORIO y lOS RIESGOS DE LA EMPRESA
ADMINISTRACIÓN. Pautas a desarrollar en un escenario complejo.
Hace algún tiempo escribí, en estas mismas páginas, un artículo que decía relación con la importancia para los actores económicos de disminuir incertidumbres que hicieran más complejas la toma de decisiones en las empresas, en especial las de nuevas inversiones.
El enfoque de este artículo apunta al hecho que, cualquiera sea el escenario, los riesgos e incertidumbres siempre existirán y que los directores y administración deben convivir con ellos. Identificándolos, tratando de medir su probabilidad de ocurrencia, la forma de paliarlos, disminuir sus efectos, etc.
Surge entonces la duda por la forma en que el directorio puede influir en el manejo de los riesgos, considerando que su presencia en la administración diaria de la empresa es relativa, por cuanto éste funciona en sala y se reúne en forma mensual, quincenal o en la forma que lo determinen los estatutos. La existencia de Comités de Riesgo hace más tangible la presencia del directorio en la gestión, pero aun así es bueno recordar que, si bien la ley de sociedades anónimas dice que la administración de la empresa corresponde al directorio, éste actúa por delegación, comúnmente en el gerente general.
La opinión generalizada es que el directorio es fundamental para dar el marco de referencia dentro de los valores que la empresa ha definido, en cuanto al grado de aceptación del riesgo, formas de enfrentarlos, seguimiento y actualización e incorporación de riesgos emergentes.
EL MAPA DE RIESGOS
El directorio tiene ciertas herramientas que le permiten construir dicho marco de referencia. Uno de ellos es el denominado Mapa de Riesgos. En términos muy resumidos, es construir un listado de los diversos riesgos que la empresa enfrenta, con un grado de especificación suficiente como para identificarlos con claridad. No basta, por ejemplo, decir que hay riesgo regulatorio en una empresa regulada, pero se puede identificar el riesgo de una baja de tarifa por condiciones especiales.
Identificados los riesgos corresponde valorizar su impacto en los flujos de la empresa o en su valor y asignarle probabilidad de ocurrencia. Lo que normalmente se hace es desarrollar un plano cartesiano en que se representa en el eje vertical la probabilidad de ocurrencia y en el horizontal el impacto del riesgo en el valor de la empresa. Así entonces quedarán en el plano, en el vértice inferior izquierdo, los riesgos de menor probabilidad y menor impacto, mientras en el extremo superior derecho quedarán los de mayor probabilidad y alto impacto. Este ejercicio tiene la doble ventaja de focalizar los esfuerzos paliativos de la administración y permitir un seguimiento al ver cómo se mueven estos riesgos en el tiempo. Comprenderá el lector que los esfuerzos tenderán a ser más intensos por disminuir la probabilidad de ocurrencia o aminorar el impacto de aquello riesgos que se sitúan en la esquina superior derecha para moverlos más hacia el centro del gráfico.
LAS CUATRO T
Para lo anterior quisiera mencionar una regla que los directores y la administración tienen normalmente a la vista para enfrentar el Mapa de Riesgos. Ésta es que frente a un riesgo específico se puede: tratarlo, traspasarlo, tolerarlo o terminarlo.
Tratar el riesgo es, en pocas palabras, identificarlo con mayor precisión, medirlo bien en cuanto a consecuencias y desarrollar estrategias paliativas. En especial en aquellos riesgos de mayor impacto en el valor.
Traspasarlo es transferir el riesgo a un tercero y su forma más conocida son los seguros. En estos casos se pone en la balanza el costo de tratar el riesgo versus el costo de traspasar el riesgo a un tercero.
Tolerarlo es simplemente considerar que no vale la pena desarrollar mayores esfuerzos para controlarlo y convivir con él. Por lo general se aplica a aquellos riesgos que se ubican en la esquina inferior izquierda del Mapa de Riesgos.
Terminarlo es una medida extrema y no siempre realizable, sin embargo puede haber riesgos que derechamente pongan en peligro la existencia de la empresa o su viabilidad frente a la comunidad, lo que obligue a eliminarlo. Un ejemplo es una actividad que ponga en riesgo la reputación corporativa de la empresa.
El Mapa de Riesgos es una herramienta útil para generar el marco de referencia del que hacíamos mención al inicio de este artículo. Su construcción es tarea que primariamente corresponde a la administración, pero su validación y consecuencias quedan en manos del directorio. Es recomendable que el Mapa de Riesgos sea regularmente monitoreado por el Comité de Riesgos o de Auditoría para nutrir al directorio de una visión actualizada de una de sus principales tareas: generar un ambiente de control de los riesgos empresariales de la compañía.