Dioses de bajo presupuesto
Anote esta expresión: Antropoceno. Es importante porque designa la era en que los seres humanos se convirtieron en una fuerza geológica, capaz de reconfigurar -para mal- el tejido de nuestro mundo. Las extinciones masivas y un calentamiento hasta ahora imparable de la temperatura de la atmósfera son la parte más visible del momento en que una especie empezó a comportarse como un gran meteorito que golpea a la Tierra.
La naturaleza luce desbordada e incapaz de recuperar el equilibrio y lo curioso es que los responsables del cambio parecen creer que un conjunto de soluciones tecnológicas y científicas podría ayudar a resolver estos problemas de escala casi inconmensurable.
"Bajo un cielo blanco", volumen de la periodista estadounidense Elizabeth Kolbert, documenta minuciosamente varios ejemplos de esa tendencia que parece bordear la ciencia ficción y que ella resume de manera muy clara: "Este es un libro sobre cómo intentamos resolver los problemas que otros crearon al intentar resolver problemas".
Sus ejemplos quitan el sueño al lector.
A comienzos del siglo XX, en EE.UU., un enorme proyecto de infraestructura logró invertir el sentido del río Chicago, para evitar que las aguas servidas de la ciudad del mismo nombre contaminaran el lago Michigan. En su lugar, el curso empezó a avanzar en dirección al lejano Misisipi y de ahí al golfo de México. La iniciativa afectó la hidrología de una zona muy grande y, de paso, permitió que especies invasoras, como la carpa asiática, comenzaran a avanzar desde el sur hacia el Michigan y los Grandes Lagos. Aparte de estar llenas de espinas, las carpas se comen todo y para frenarlas las soluciones van desde electrificar segmentos de los ríos a tratar de generar un mercado gastronómico para un pez que no es del gusto de los estadounidenses. O, por ejemplo, emprender el titánico trabajo de dejar todo como estaba al comienzo.
Más al sur, nos cuenta Kolbert, la creación de redes de diques para hacer habitables ciudades como Nueva Orleans privó al estado de Luisiana de un recurso crucial para su propia existencia: el sedimento que arrastra el Misisipi. Debido a esto, vastas zonas del estado se están sumergiendo en el mar por falta de tierra. La única solución parece estar en nuevos proyectos de ingeniería para… sacar sedimentos del río y depositarlos en las zonas afectadas. Parece una carrera contra el tiempo con muy pocas posibilidades de éxito.
Dondequiera que Kolbert indaga la situación es similar. Ideas que al comienzo parecían razonables para enfrentar una situación derivaron en problemas enormes, que transformaron para mal el lugar en que se aplicaron y requieren "soluciones" de una magnitud mayor y cuyos efectos no se pueden prever totalmente. Por ejemplo, en los años 30, Australia introdujo en su territorio al sapo de caña, con el fin de controlar a un escarabajo muy dañino para algunos cultivos. Los enormes sapos se multiplicaron como plaga y a su voracidad se sumó un segundo peligro: en su piel generan una toxina que está exterminando a todos los depredadores australianos autóctonos que osan clavarles sus colmillos, desde cocodrilos a serpientes, e incluso algunos humanos incautos. Entre todas las soluciones que se manejan para este desastre, la que parece gustar más a algunos es intentar un experimento genético de punta, para tratar de diseminar un rasgo genético que pueda destruir a todos los "invasores". ¿Puede haber un efecto colateral? La respuesta es que nadie sabe.
"Bajo un cielo blanco" examina con detención cada caso que presenta, mezclando información dura con testimonios tomados en terreno. Todo, escrito en una prosa atractiva y muy clara para comprender asuntos complejos.
La autora es una destacada periodista de investigación y ha consagrado sus esfuerzos a documentar los efectos del cambio global. Colaboradora habitual de la revista The New Yorker, Kolbert publicó en 2005 "Notas de campo de una catástrofe", una especie de historia oral sobre el cambio climático, en el que mostraba los impactos del fenómeno en diversas partes del mundo. En 2014 regresó con "La sexta extinción", libro en que mostraba la desaparición de especies en la época moderna y la comparaba con las grandes extinciones masivas que han afectado al planeta desde su creación. La obra ganó el premio Pulitzer.
Su último libro da un paso más y se adentra en un terreno casi misterioso, en el que los seres humanos están a punto de emprender la tarea más incierta: tratar de modificar a la naturaleza a escala global, para enfrentar las crisis que se han generado por la actividad humana. El epítome es la expresión que da título a la obra: para intentar controlar el alza de la temperatura, a estas alturas fuera de control en opinión de muchos científicos, algunos expertos proponen arrojar alguna sustancia en la atmósfera que disminuya el ingreso de radiación solar, para enfriar a la Tierra tal y como han hecho algunas erupciones volcánicas a lo largo de la historia. La sustancia a usar podría ser polvo de diamante o roca calcárea, triturada a un nivel muy fino. En teoría, permitiría bajar la temperatura global mientras resolvemos el problema de reducir la concentración de CO2. Y al menos tendría un efecto adicional: cambiar el color del cielo, que tomaría un aspecto blanco.
A estas alturas, hablamos de algo llamado geoingeniería. Y ya estaríamos viviendo en otro planeta.
Título: "Bajo un cielo blanco". Autor: Elizabeth Kolbert. Editorial: Crítica. Extensión: 212 páginas. Precio: $ 15.000 (valor aproximado).
por shogun