Metodologías y ética para encuestas en pandemia
ADMINISTRACIÓN. Debido a la pandemia, el confinamiento, el teletrabajo y el aumento de la penetración de internet en los hogares, las encuestas telefónicas o mediante internet y el estudio de las redes sociales toman aún más fuerza en la investigación de mercado. Sin embargo, para su buena utilización hay que atender ciertas consideraciones metodológicas y éticas.
Según informó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en el mes de julio de este año un 17,5% de los trabajadores realizó teletrabajo o trabajo a distancia. Por su parte, la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) da cuenta de que los abonados de telefonía móvil a nivel nacional registraron una variación en el período marzo 2020-marzo 2021 de un 2,7%. A su vez, el crecimiento del total de conexiones de internet fija en este mismo periodo fue de un 12,5% y el servicio de acceso a internet mediante conexiones móviles (3G + 4G) de un 11,7%, contabilizando para cada cliente y/o usuario solo una conexión, independiente del número de veces que se conecte a Internet dentro del periodo del mes.
CONSIDERACIONES
METODOLÓGICAS
Con el escenario antes descrito, las encuestas telefónicas se vuelven un recurso atractivo debido a su bajo costo, reducido tiempo de aplicación, facilidad de acceso a los domicilios particulares y posibilidad de repetir los contactos para lograr la selección de los sujetos. No obstante, presenta una cantidad limitada de datos, influida en parte por el reducido tiempo de la llamada y la alta estructuración de las preguntas, líneas constantemente ocupadas en periodos de confinamiento, lo que puede reducir el número de respuestas y la posibilidad de que los perfiles sociodemográficos de los usuarios de telefonía móvil difieran de los usuarios de telefonía fija o residencial, de la misma forma que entre quienes respondieron la encuesta y quienes no lo hicieron o la abortaron antes de terminarla, lo que puede limitar la representatividad de la muestra y su potencial de generalización con respecto a la población meta.
Por su parte, las encuestas por correo electrónico y por internet, a pesar de su bajo costo y la posibilidad de ubicar a los sujetos con facilidad, presentan también algunas limitaciones, como una baja tasa de respuesta, lo que puede afectar la representatividad de la muestra, ya que, al igual que en las encuestas telefónicas, quienes respondieron pueden diferir en sus características respecto de quienes no lo hicieron, un escaso control sobre quien responde el cuestionario y la cantidad moderada de datos que arroja la encuesta, atendiendo a las limitaciones de tiempo demandado a los usuarios.
Adicionalmente, según el informe de Digital 2021 realizado por We Are Social y Hootsuite, actualmente en Chile hay 16 millones de usuarios activos en las redes sociales (considerando que una persona puede tener más de un usuario), con Facebook liderando las preferencias de audiencias con un 81,3% (13 millones de usuarios).
Sin embargo, el estudio de las redes sociales también presenta algunas limitaciones, entre las que se cuentan: la variedad en sus estándares de objetividad y la posibilidad de que se presenten sesgos de autoselección; ya que, los participantes deciden si participan en las muestras.
Con todo, la complementariedad entre estas estrategias se constituye en una buena opción para superar sus limitaciones, integrando por ejemplo el uso de encuestas digitales con el análisis de contenido en la plataforma de Facebook, pudiendo acceder tanto a elementos medibles como a aspectos simbólicos del comportamiento de los consumidores.
CONSIDERACIONES ÉTICAS
Se debe prevenir la intromisión en la vida privada de los informantes y evitar el hostigamiento, insistiendo exageradamente por las respuestas en días y horarios no convenientes. A su vez, la confidencialidad de la información deberá estar establecida mediante el consentimiento informado de los sujetos y la investigación deberá llevarse a cabo de manera rigurosa de acuerdo con los protocolos establecidos, los cuales consideren entre otros aspectos: evitar los sesgos del investigador, no inducir respuestas o abrumar al sujeto solicitándole demasiada información con encuestas largas (a lo más 20 minutos online o a lo más cinco minutos vía telefónica), cautelando de esta manera que no se incremente su tasa de abandono.
Por último, una buena referencia para estos fines lo constituyen los códigos de ética, por ejemplo, el Código Internacional ICC/ESOMAR.