Roberto Hernández,
Periodista, escritor e historiador autodidacta, autor de numerosos libros y figura fundamental en la historia de esta ciudad, hace un siglo la Real Academia de la Historia lo nombró miembro correspondiente.
Melipillano de nacimiento y porteño de adopción, don Roberto Hernández Cornejo es de aquellas figuras memorables de la historia de Valparaíso que bien vale recordar y admirar. Notable autodidacta nacido en 1877 llegó a convertirse en un destacado periodista, primero en algunos diarios locales de su ciudad natal, luego en el diario "El Chileno" de Santiago a partir de 1902; años más tarde, en 1906 en el mismo diario, pero en su sede de Valparaíso, y finalmente en el recordado diario La Unión donde trabajó desde 1915 hasta 1954.
Mil historias rodean su vida y paradójicamente, terminó siendo uno de los más grandes cronistas de la ciudad puerto, a tal punto que sus obras, mantienen vigencia y alta valoración para todos quienes quieran estudiar la historia del "Viejo Pancho". Entre ellas, "Las obras marítimas de Valparaíso y el Puerto de San Antonio" del año 1926; "Valparaíso en 1827" publicada en 1927 y "Los primeros teatros de Valparaíso", que salió a la luz en 1928.
Pero no solo escribió sobre su amado puerto y sus vicisitudes, sino que también incursionó en la historia nacional, con obras de gran valor como "El Roto Chileno" publicado en 1929 y "Los Chilenos en San Francisco de California" editado en dos tomos en 1930.
En realidad, fueron muchos los libros publicados a lo largo de su vida, a tal punto que llegó a recibir grandes reconocimientos como, por ejemplo, miembro de la Academia Chilena de la Lengua y correspondiente de la Real Academia Española, así como también miembro honorario de la The Academy of American Franciscan History de los Estados Unidos.
Poseedor de una fina y aguda pluma sanamente envidiable, sus crónicas y columnas que nos legó principalmente a través del referido diario La Unión de Valparaíso, en sus 39 años que allí colaboró, así como el memorable libro titulado "Vistazo periodístico a los 80 años", publicado en 1958 -8 años antes de su muerte-, dan cuenta de una producción fecunda que hasta hoy impresiona.
Su relación con la biblioteca severin
Pero también hay otra dimensión de Roberto Hernández que los conocedores de la historia de Valparaíso reconocen de buenas a primeras: su estrecha relación con la biblioteca "Santiago Severin".
La Biblioteca Pública de Valparaíso había sido fundada en 1873, sin embargo, hacia los comienzos de la segunda década del siglo XX aún no poseía una sede que posibilitara su buen funcionamiento. De hecho, durante años ocupó dependencias del Palacio de Tribunales y hacia 1912 estaba afincada en un edificio en la calle Edwards pero que no reunía las condiciones básicas para cumplir con su cometido en una ciudad próspera en lo económico pero que requería mayor presencia cultural.
Precisamente fue Roberto Hernández quien desde su tribuna en el diario "El Chileno" fue el que inició una campaña para dotar a Valparaíso de una nueva sede para la biblioteca. Para entonces una campaña similar estaba en desarrollo para concretar la construcción de un nuevo edificio para la Biblioteca Nacional en Santiago, obra que se inició en 1913 con fondos del Estado. En el caso de Valparaíso, era difícil pensar que llegaran fondos públicos por lo cual Hernández buscaba sensibilizar al mundo privado para lograr el gran objetivo de disponer de un edificio digno para la biblioteca de una ciudad tan importante como la ciudad - puerto.
Y en ese contexto surge la figura de Santiago Severin, un empresario porteño de origen danés quien en 1912 realizó la donación para la construcción del edificio el que finalmente se concretó entre los años 1918 y 1919, siendo ocupado a partir de 1920, año de la sorpresiva muerte del generoso benefactor, acaecida un 17 de marzo. Tres días más tarde, un decreto confirmaría que la Biblioteca Pública pasaría a llamarse "Santiago Severin" en recuerdo de quien desinteresadamente quiso contribuir a la campaña que con tanta visión había comenzado Hernández.
El propio Roberto Hernández había sido nombrado oficial primero de la biblioteca en 1917, subdirector en 1920 -el director honorario era Santiago Severin- y conservador de la biblioteca en 1929, cargo que detentó hasta su jubilación en 1952.
Reconocimiento de la real academia de la historia
Además de todo lo anterior, este año queremos recordar a Roberto Hernández precisamente por un reconocimiento que recibió hace un siglo y que tiene un valor y mérito que no se ha alcanzado a destacar en toda su dimensión: la de ser Miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia, honor que obtuvo un día 5 de noviembre de 1921.
Para entonces Roberto Hernández no había publicado ninguna de las obras por la que tanta fama llegaría tener en Valparaíso y en el ámbito nacional, sin embargo, la Real Academia reconocía en el periodista riguroso, con espíritu crítico y voluntad de objetividad, a una persona que realizaba hasta ese momento aportes en el quehacer histórico, es decir, una persona que paulatinamente se adentraba en lo que sería más tarde su pasión: el conocimiento del pasado.
Es decir, el referido reconocimiento que recibía Roberto Hernández hace 100 años, se trasformaría en una decisión visionaria porque precisamente en ese mismo año el autodidacta periodista, para entonces ya consagrado, se transformaría en el autodidacta historiador al publicar su primera obra titulada "Algunos apuntes sobre el movimiento literario general de Valparaíso", la primera de muchas publicaciones que a lo largo de su vida vieron la luz, siendo la mayoría de ellos impresos en Valparaíso.
Por lo anterior, es posible afirmar que su nombramiento en la Real Academia fue una motivación extraordinaria para quien no habiendo tenido estudios formales en la Universidad llegaría a convertirse en uno de los más grandes intelectuales de la ciudad puerto y que se involucró de tal forma en el quehacer de la vida cultural porteña que sus escritos siguen siendo referencias para la reflexión sobre Valparaíso, su presente y futuro. 2
Columna de Opinión
porteño notable con máxima distinción
o
por casi cuatro décadas fue redactor de la unión y durante 36 años ejerció distintos cargos en la biblioteca severin.