Sharp y la estrategia de crearse enemigos
A través de Zoom, el alcalde habló a dirigentes de Valparaíso sobre cómo avanza la acusación contra él por notable abandono de deberes. Junto con atribuir los argumentos de su acusación a una maniobra política, el jefe comunal deslizó un cuestionamiento al TER y el Tricel, dos instancias claves en el juicio que podría terminar con su destitución del cargo.
En una reunión realizada por la plataforma Zoom y que contó con la participación de la convencional y exsecpla, Tania Madriaga, del candidato a diputado por el Distrito 7 y exdirector del área Salud de la Cormuval, Alejandro Escobar, además de casi cien representantes sociales porteños, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, expuso algunas ideas y temores vinculados a la acusación por notable abandono de deberes que cinco exconcejales de Valparaíso y el aún edil Daniel Morales llevan adelante en su contra. El libelo está en instancias decisivas, luego que el Tribunal Electoral Regional (TER) definiera 35 puntos esenciales que serán juzgados en la controversia. La cita partió como un encuentro informativo, pero rápidamente derivó en una arenga colectiva en torno a la figura de Sharp, quien hizo gala de su recurrente tendencia a la victimización, apuntando a enemigos inexistentes y enarbolando las manos limpias (el gesto tantas veces visto en otros actores del mundo político) como símbolo de una administración impoluta. La estrategia de desprestigiar a los rivales electorales es demasiado vieja para reclamarla como original, pero a Sharp le ha dado buenos resultados. Su apuesta política es casi siempre jugar desde los márgenes y cuestionar públicamente la legitimidad de aquellas figuras de autoridad que le son incómodas.
Sin embargo, en su relación de hechos para informar sobre su acusación, el alcalde de Valparaíso deslizó ciertas ideas que van más allá del cuestionamiento a sus contradictores. "La cosa no es tan fácil", reconoció Sharp al mencionar que la acusación que puede terminar con su destitución como alcalde debe ser revisada por el Tribunal Electoral Regional (TER) y luego, ante cualquier apelación al fallo de primera instancia, zanjada por el Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel). El alcalde lamentó que estos organismos no estén bajo control democrático, sin especificar en qué consistiría la aplicación de esta fórmula sobre instituciones que pertenecen al Poder Judicial y la Justicia Electoral. Esta idea, expuesta ante cien personas, tiene un doble efecto. Primero, desinforma sobre las características reales de las dos instancias que tendrán un rol clave en el juicio por notable abandono de deberes y predispone al grupo de personas que escuchó los dichos ante cualquier decisión futura. Lo segundo, con sus palabras el alcalde profundiza su separación del aparato institucional, su vieja estrategia para sacar aplausos de la galería. A Sharp no le preocupó el control democrático del TER en mayo de este año, cuando esta instancia validó y proclamó su victoria en las urnas. Esta visión llena de maniqueísmo, que encuentra ganancias en la disputa antes que en el acuerdo, anticipa desde ya un futuro desalentador para una ciudad que, antes que todo, requiere de un trabajo conjunto entre Sharp y los mismos actores que se dedica a apuntar como enemigos.