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Fuego amigo

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Cualquier tropiezo, a estas alturas, puede ser irremontable. Y paradójicamente, uno de los principales peligros a los que se enfrentan ambos abanderados no es lo que suceda con la contraparte, sino lo que pase entre sus propios cercanos: el denominado fuego amigo".

Segundo cuarto del partido. Al igual que en una contienda deportiva, la pelota avanza rauda entre los dos equipos, que intentan mantener el dominio del balón el mayor tiempo posible y -ojalá- meter suficientes goles de aquí al 19 de diciembre, cuando termine el enfrentamiento.

Es un partido corto e intenso. Por lo mismo, no hay espacio para equivocaciones, autogoles o errores de cálculo. Sobre todo, considerando lo que han adelantado las encuestas: el fallo podría ser fotográfico.

De allí la importancia de los pasos que están dando el abanderado republicano, José Antonio Kast y el líder de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric. Porque cualquier tropiezo, a estas alturas, puede ser irremontable. Y paradójicamente, uno de los principales peligros a los que se enfrentan ambos abanderados no es lo que suceda con la contraparte, sino lo que pase entre sus propios cercanos: el denominado fuego amigo.

En esa línea, los videos que aparecieron del diputado electo, Johannes Kaiser, horadaron fuertemente la campaña de José Antonio Kast. Sus brutales palabras hacia las mujeres generaron un cuestionamiento profundo al relato del abanderado republicano, el que ha tambaleado precisamente en cuanto al género femenino, tanto por su polémica propuesta de eliminar el Ministerio de la Mujer -a la que echó pie atrás esta semana para conseguir el respaldo de Sebastián Sichel- como por su idea de eliminar el aborto en tres causales, entre otros temas.

Además, esta semana Kast recibió el respaldo del ministro de Educación, Raúl Figueroa, el que algunos podrían considerar como un salvavidas de plomo. Se trata del secretario de Estado peor evaluado en las encuestas -con un 21% de aprobación en la Cadem- y que ha estado en permanente conflicto con la ciudadanía.

Otros elementos también han enturbiado estos días para el abanderado republicano: el tibio y condicionado respaldo entregado por Sichel; las polémicas palabras de su vocera, Macarena Santelices, quien aseguró que se podían comprar casas por 20 millones de pesos (desatando una ola de memes y críticas), y su fallido periplo a Estados Unidos. De hecho, este último punto es poco entendible, pues no parece lógico que el presidenciable haya preferido utilizar su tiempo en reunirse con empresarios norteamericanos, en vez de capitalizar respaldos ciudadanos en el territorio. Las malas lenguas asumieron que en realidad su misión era encontrarse con Franco Parisi y lograr la tan ansiada fotografía juntos. Pero si hubiera sido así, entonces el viaje habría sido un completo fiasco.

En la vereda de Boric el fuego amigo también estuvo a la orden del día. A los constantes tira y afloja con el Partido Comunista, entre otras cosas, por la molestia de esa tienda luego de que el abanderado dijera que Daniel Jadue no tendría un cargo en su futuro gobierno, se sumaron críticas por su ausencia en el Congreso para votar el fallido proyecto que despenalizaba el aborto hasta las 14 semanas, iniciativa considerada clave por su sector.

A eso se agregaron las palabras de su otrora "partner", el alcalde Jorge Sharp, en una radio argentina. El edil afirmó que la coalición que sustenta a Boric "no tiene despliegue territorial" y que, por lo mismo, si "le pones en un mapa a la gente del Frente Amplio las comunas de Santiago y le preguntas cuántos dirigentes sociales conocen, estoy seguro que no van a ser muchos". Luego, utilizó sus redes sociales para culpar a este medio de haber inventado dichas críticas, al más puro estilo Trump, obviando que existe un video a vista y paciencia de quien quiera verlo.

Pero, además, tanto Sharp como el propio Jadue lanzaron dardos hacia Parisi y quienes lo apoyaron. El primero calificó al empresario de "Piñera chico", mientras el alcalde de Recoleta tildó al votante del empresario de "individualista, con poca conciencia de clase y mira sólo por su bolsillo". Esto, justo en momentos en que los votos del "telecandidato" se han convertido en oro puro para Boric y Kast.

Es precisamente en medio de este escenario que desde hoy ambos candidatos inician las últimas -y cruciales- dos semanas antes del balotaje. Y comenzará con una decisión que podría transformarse en pura ganancia o, por el contrario, en un suicidio político: participar del programa "Bad boys" que transmite Parisi vía online y donde los presidenciables intentarán captar los votos del empresario. En días marcados por el fuego amigo y peligrosas polémicas, ambos deberán cuidar que la lucha por los votos del excandidato no se transforme en el autogol que falta. Ese que podría definir el marcador definitivo del partido. 2

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La carpeta de columnas perdidas

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Todos aquellos que nos hemos dedicado a escribir cartas y columnas tenemos, aunque de forma virtual, una carpeta llena de columnas que, al igual que los libros, no tuvieron la aprobación del editor o, más exigente aún, no pasaron nuestro propio filtro".

La última película que fui a ver al cine, antes de que comenzara la pandemia, fue una de esas joyas francesas que, sin el aparato publicitario que tiene Hollywood, uno encuentra casi por casualidad en la cartelera.

El título de la película era "La biblioteca de los libros rechazados" y trataba del descubrimiento que una joven hace en este lugar de un libro fantástico, cuyo autor, un pizzero del pueblo, supuestamente, había escrito antes de morir. La trama de la película gira en torno al misterio de la verdadera autoría de una obra que se transforma en best seller.

Aunque se trate de una ficción, lo cierto es que el mundo editorial juega siempre en esta cuerda floja entre el éxito y el fracaso, haciendo apuestas de lo que debe o no ser un éxito de ventas. En esta línea, Umberto Eco recuerda algunos episodios de libros que, antes de transformarse en clásicos de la literatura, fueron rechazados. En 1851, la novela Moby Dick de Herman Melville, por ejemplo, fue vetada en Inglaterra con el siguiente argumento: "Es un libro triste, sórdido, plano, incluso ridículo (...) Ese capitán loco, además, es un aburrimiento mortal".

Unos años después, un crítico literario destrozó al poeta estadounidense Walt Whitman, señalando: "Tiene la misma relación con el arte que un cerdo con las matemáticas".

Eco también recuerda que a Gustave Flaubert le rechazaron Madame Bovary, en 1856, con el siguiente argumento: "Señor, habéis enterrado vuestra novela en un cúmulo de detalles que están bien delineados, pero que son completamente superfluos".

Otro caso paradigmático es el de George Orwell, a quien, por su obra Rebelión de la Granja, le dijeron en 1945: "Imposible vender historias de animales en Estados Unidos". Más increíble aún, en 1952, sobre el diario de Anna Frank se dijo: "Esta joven parece no tener una percepción especial, es decir, el sentimiento de cómo puede elevarse el libro por encima de un nivel de simple curiosidad". Tres años más tarde, la respuesta que le dieron a Vladimir Nabokov respecto a Lolita fue lapidaria: "Es excesivamente nauseabundo, incluso para el más iluminado de los freudianos (...) recomiendo enterrarlo durante mil años".

Pienso en la película de libros rechazados y en los ejemplos de Umberto Eco porque asumo que todos aquellos que, en una escala local, nos hemos dedicado a escribir cartas y columnas tenemos, aunque de forma virtual, una carpeta llena de columnas que, al igual que los libros, no tuvieron la aprobación del editor o, más exigente aún, no pasaron nuestro propio filtro.

La carpeta de columnas perdidas tiene una larga lista de archivos, algunos con hojas casi en blanco que tienen apenas tres líneas y otros de varias páginas. En esta carpeta, se alojan, entre otras, columnas escritas como resultado de una idea que, luego de noches de insomnio, nos sacó de la cama para volcarnos sobre el computador a escribir un texto que prometía ser memorable. Aunque luego, con la claridad de la mañana y el efecto de la cafeína en nuestro sistema nervioso central, lo que creíamos merecía un premio Pulitzer, se presenta frente a nosotros como un bodrio lleno de sentimentalismos e incoherencias, un hijo al que no queremos reconocer.

En la carpeta de las columnas perdidas, también hay letras llenas de ira, líneas surgidas a partir del odio y de la rabia. Sentimientos que si bien pueden ser útiles al poeta, suenan amargas y desagradables cuando son redactadas por alguien que no tiene ni las habilidades ni la gracia del vate. En esta carpeta también hay columnas graciosas, raras e incoherentes. Columnas que se trataron de armar a partir de una frase ingeniosa, pero que apenas alcanza para un tweet.

Al igual que en la biblioteca de la película, debe haber columnas geniales que, ya sea por vergüenza o cobardía, no tuvieron la posibilidad de salir a la luz. También hay otras que, en contraposición, merecían quedarse en esa carpeta para siempre y nunca haber salido de la bandeja del correo, pero por imprudencia, vanidad o necesidad, terminaron siendo publicadas. Lamento que esta sea una de ellas. 2

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