A nadie le conviene que a Boric le vaya mal
El Presidente más joven de la historia de Chile debe contar desde hoy con el apoyo de todo el país para los desafíos que se ciernen. ¿Qué vendrá de ahora en adelante? Esperar que, pese a su corta edad, el Presidente electo tenga la sabiduría y la voluntad de volver a unir a un país quebrado después del 18 de octubre de 2019.
Mucha encuesta rara, mucho voluntarismo de que iba a ser una segunda vuelta apretada, pero lo cierto es que el balotaje de ayer se resolvió demasiado fácil y demasiado temprano para haber sido calificada como una de las más importantes de la historia de Chile. Ni siquiera la centroizquierda alcanzó a ponerse nerviosa, más allá de la histeria desatada por el transporte público (según ellos, una maquiavélica operación del Gobierno de Sebastián Piñera, pero que parece haber tenido más que ver con la ineptitud ministerial que con mala fe).
Gabriel Boric ganó por mucho, derrumbando la tesis del traspaso de votos de Franco Parisi (qué manera de perder el tiempo José Antonio Kast en Bad Boys), ayudado por el impresentable abandono a este último por parte de Sebastián Sichel, convenciendo a esa gran masa dubitativa de que el octubrismo no será la tónica de su Gobierno y dejando claro que los fantasmas instalados por su rival no son de primera preocupación para los habitantes de nuestro país, sabedor de que las administraciones que prometen "crecimiento" y "tiempos mejores", como la actual, a veces no cumplen sus promesas.
¿Cuánto habrá de responsabilidad del Gobierno de Sebastián Piñera en esta aplastante derrota? Solo la historia podrá decirlo. Pero lo cierto es que, más allá de los errores propios del Mandatario, hubo aquí decenas, sino cientos de personajes que no dieron el ancho en sus cargos. Basta con aterrizarlo en la Región de Valparaíso, donde el intendente Jorge Martínez nunca fue capaz de tomar la manija de la zona y sus seremis y gobernadores (salvo por un par de excepciones) pasarán a los libros de historia como algunos de los más inoperantes que pasaron por el edificio de Melgarejo. Todo por el cuoteo, todo por instalar a los amigos en cargos en los cuales no solo no hicieron nada, sino que los utilizaron para hacer campañas por sí mismos, las que luego perdieron estrepitosamente.
¿Qué vendrá de ahora en adelante? Esperar que, pese a su corta edad, el Presidente electo tenga la sabiduría y la voluntad de volver a unir a un país completamente quebrado después del 18 de octubre de 2019, con una institucionalidad severamente cuestionada, una nueva Constitución en ciernes y un Congreso que exigirá de acuerdos amplios y transversales.
A nadie le conviene que a Gabriel Boric le vaya mal. Es el minuto de que la oposición colabore, de forma responsable y constructiva, en la construcción del nuevo país que exigen los chilenos. Párrafo aparte para el Servel, una de las grandes instituciones que tenemos como país y que desde ambos comandos intentaron mancillar de la manera más ordinaria posible.