Diversos actores discuten la opción de un Estado Regional
CONVENCIÓN. Teórico de iniciativa asegura que es el punto medio entre el unitarismo y el federalismo. En el CEP encontraron algunas inconsistencias en su propuesta.
Si bien molestó que la propuesta de convertir a Chile en un Estado Regional se ponga a la vanguardia de la Convención Constitucional, por medio del apoyo mayoritario de los integrantes de la Comisión de Forma de Estado, esta iniciativa que busca convertir el Consejo Regional en verdaderas asambleas legislativas tiene un respaldo teórico importante.
Uno de sus referentes, el académico y ex intendente de la Región de los Ríos, Egon Montecinos, aseguró que un proyecto así "se condice mejor con la historia territorial de Chile". En el Estado Regional que a él le gusta "se comparten tareas nacionales y se produce gobernanza sobre la heterogeneidad territorial". "No todo es blanco y negro, no todo es unitarismo y federalismo", subraya.
El Estado Regional, añade, "concibe una distribución del poder político mediante el reconocimiento de autonomías institucionales, sustentada en la autonomía política de entidades territoriales y no sobre unidades administrativas previamente identificadas por el nivel central".
Lo anterior, promete, "garantizará la diversidad autonómica territorial, en el marco de una convivencia nacional basada en la diferencia y no en la homogeneidad territorial". Lo que busca la Convención es, desde su punto de vista, que "se acabe el unitarismo que predomina desde la Constitución de 1933, bajo la cual los gobiernos regionales y municipalidades quedan subordinados al poder central".
De la posibilidad de sustituir los Consejos Regionales por una Asamblea Legislativa Regional, este académico fue tajante: "Los consejeros regionales son un buen contrapeso, tengo un alto valor de su rol, pero por supuesto que pueden tener algunas atribuciones legislativas sobre ciertas materias que son de interés territorial".
Las competencias y límites de esa nueva instancia legislativa quedarán establecidas por la nueva Constitución, pero por ejemplo, Montecinos cree que es indispensable "que el abordaje de la desigualdad territorial y las políticas públicas que apunten a reducirla puedan ser materia y competencia de este órgano". "¿Quién mejor sabe cómo se vive la desigualdad territorial que un representante territorial?", se pregunta, por lo que ve con optimismo el trabajo de la Comisión de Forma de Estado de la Convención.
Descentralización fiscal
El investigador del CEP Clemente Larraín, no está seguro de si la Convención es consciente de que la descentralización "no se juega únicamente en la definición de la forma de Estado". Como ejemplo, comenta que hay estados federales profundamente centralizados, como Argentina y México, así como estados unitarios, en los países nórdicos, con elevada descentralización y un alto nivel de gasto público que se decide a nivel regional y local.
Comenta que "más bien se requiere un diseño en temas de descentralización fiscal y administrativa que acompañe a la forma de Estado".
Por otra parte, ve como desde la Convención se enfatiza excesivamente en la autonomía de las regiones para con el nivel central, cuando hay estudios que demuestran que los procesos exitosos requieren de mucha colaboración entre el nivel central, regional y local.
Le preocupa que una autonomía demasiado marcada perjudique la búsqueda de una descentralización efectiva. Eso sí, sabe bien que en la Convención el debate es incipiente y que todavía no hay nada escrito en piedra, por lo que todavía quedan discusiones por dar.
en defensa del senado
A diferencia de la opinión de la mayoría de los convencionales de la Comisión de Sistema Político de la Convención, el docente de la UAI y también investigador del CEP, Eugenio García-Huidobro, es defensor de un Congreso compuesto por dos cámaras legislativas. En su opinión, de eliminarse una segunda cámara como el Senado, las regiones perderían una oportunidad única de tener una instancia de coordinación e incidencia en la toma de decisiones nacionales.
El punto central que hay que tener presente, a juicio de García-Huidobro, es "que la existencia de un Congreso bicameral a nivel nacional y de parlamentos regionales no son alternativas excluyentes ni tampoco sustitutivas".
Reconoce que la alternativa de los "parlamentos regionales pueden contribuir para desconcentrar territorialmente el poder, pero tienen varias limitaciones que no permiten reemplazar la importancia de una cámara territorial como el Senado". De eliminarse, las regiones de la zona centro, especialmente la Metropolitana y de Valparaíso, podrían tener, según dice, "un poder demasiado significativo en la tramitación de las leyes".
"Se requiere un marco de una convivencia nacional basado en la diferencia y no en la homogeneidad".
Egon Montecinos, Teórico del Estado Regional
"Los procesos de descentralización exitosos requieren de mucha colaboración entre el nivel central, regional y local".
Clemente Larraín, Investigador del CEP
"Un parlamento regional puede servir para desconcentrar territorialmente el poder, pero tienen varias limitaciones".
Eugenio García-Huidobro, Profesor de Derecho UAI
Convencionales del sur de nuestro país no quieren que el Core sea sustituido
Entre los cuatro convencionales que rechazaron la iniciativa convencional constituyente 120, están los representantes de la Región de Los Lagos, Felipe Mena y Harry Jürgensen, por el distrito 24 y 25 respectivamente. En cuanto a Mena, entiende que el debate de la descentralización implica, fundamentalmente, la provisión de bienes y servicios públicos de forma equilibrada en cada rincón de nuestro país, dejando atrás aquellos territorios donde el Estado no interviene. Desde su perspectiva, "este tema no se soluciona pasándole leyes a las regiones, con la posibilidad de que generen nuevas cargas fiscales o creen empresas públicas". Por su parte y como ex consejero regional, a Harry Jürgensen le parece que "las regiones tienen serios problemas, como la falta de autonomía, competencias y recursos, no la posibilidad de que puedan legislar". A su juicio, "la autonomía tremenda que se propone puede traer grandes riesgos de desvirtuar todo el desarrollo humano que se pretende una mayor descentralización de las regiones".