LA PELOTA NO SE MANCHA Vengo del futuro: Crónica de Brasil contra Chile
POR WINSTON POR WINSTON
El jueves 24 de marzo Brasil recibirá a Chile en un duelo crucial para nuestro país por las eliminatorias al mundial de Catar. Digo eliminatorias porque estamos más fuera que dentro de esta contienda. Antes de que eso ocurra, aproximadamente, el 17 de marzo, vamos a comenzar a vivir este encuentro de una manera especial. Las primeras noticias serán positivas: Una estrella del scratch que se lesionó, otro que no quiere jugar porque ya están clasificados y algún brazuca que se infectó de coronavirus.
Después vendrán los recuentos positivos a través de la prensa: El triunfo de Chile por Copa América en 1993 con doblete de Richard Zambrano, la goleada en las clasificatorias por 3 a 0 en el nacional y, por supuesto, la victoria pírrica en la ruta rumbo a Rusia por 2 a 0.
Aunque nunca le hemos ganado a Brasil en sus tierras, la posibilidad del triunfo se presentará como algo cercano por una ola de optimismo, justificada por el retorno de Arturo Vidal, el buen momento de Alexis Sánchez, la espectacularidad de Brayan "Courtois" bajo los tres palos y, además, porque Ben Brereton está picado, después de la eliminación frente a la verdeamarelha en la Copa América del 2021.
Antes de jugar, vamos a estar seguros de que ganar a Brasil será casi un trámite y que, en realidad, nos tenemos que concentrar en Uruguay que es nuestro rival directo y con quien definiremos cuál de los dos irá al mundial.
Sin embargo, comenzará el partido y no van a haber transcurrido ni 15 minutos y ya estaremos perdiendo, como siempre. Un par de patriadas del rey Arturo, algún cabezazo voluntarioso de Brereton y ¡PUM! de contra golpe, nos meterán el segundo y, poco antes de terminar, el tercero. Adiós Catar 2022.
La euforia se transformará en ira, en especial, contra Martín Lasarte, por haber dejado a Claudio Bravo en vez de Cortés, por no haber puesto más a Montecinos, por haber metido y luego sacado a Vargas, por no haber mandado más centros para Ben, etc. Más de algún televisor saldrá perjudicado, da lo mismo, ya que no iremos al mundial. Sume a esto la explosión en las redes. Nuevamente la esposa de Bravo disparando contra los curados, Guarello diciendo que el problema fue echar al profe Rueda y la prensa publicando una larga lista de los que nunca más deberían jugar por la selección
Terminado el ciclo de euforia y optimismo y el de ira, vendrá la fase depresiva. Que por qué trajimos un técnico tan ratón, que todo partió con el penal que no nos cobraron en Montevideo en la primera fecha, la derrota con Venezuela, que nunca le podremos ganar a Brasil, que por lo menos el cóndor Rojas hizo el intento para clasificar, etc.
Concluido el llanto, vendrán las risas. Memes de Brereton llorando por haberse nacionalizado chileno, otros diciendo que en Catar va a ser mucho calor, que las entradas son muy caras y así, suma y sigue.
En fin, todo forma parte de un trastorno bipolar que se repite cíclicamente cada vez que jugamos uno de estos partidos que son claves para nuestra selección. Lo bueno es que falta mucho y, para ese entonces, ya habrá olvidado esta crónica y este ciclo lo vivirá como si fuese la primera vez.