La suspensión de shows en Viña del Mar
La Quinta Vergara se ha transformado en una máquina emisora de comunicados de prensa anunciando o cancelando artistas. Tristemente, la cancelación del show de Cami no es novedad. Ya pocos días antes, Denise Rosenthal, Illapu, Lucybell, Los Tres y el Festival "Viña tiene Pudahuel", que traía a Myriam Hernández.
La cantante viñamarina Camila Gallardo, más conocida como Cami, fue quien dio a conocer la suspensión por motivos sanitarios de su show programado para el jueves 14 de este mes en la Quinta Vergara. La carismática artista hizo también una sentida reflexión por "la cantidad de colegas, técnicos, artistas y músicos afectados hace dos años por esta pandemia", pidiendo a las autoridades "tomar acciones para apoyar a todos los profesionales de las artes que están quedando sin trabajo por esta falta de apoyo y responsabilidad".
Tristemente, la cancelación del show de Cami no es novedad. Ya pocos días antes, Denise Rosenthal, Illapu, Lucybell, Los Tres y el Festival "Viña tiene Pudahuel", que traía a Myriam Hernández y Noche de Brujas, debieron también reprogramar o, derechamente, suspender, sus actuaciones en la propia Quinta Vergara durante el mes de febrero.
La queja alcanzó también a la Sociedad Chilena de Autores e Intérpretes Musicales (SCD), la cual exigió -a través de su presidente Rodrigo Osorio- tomar en cuenta la evidencia científica (específicamente a un exitoso ensayo clínico realizado por el grupo Chancho en Piedra y la Universidad de Chile) y a no discriminar a los artistas respecto de otras actividades, como por ejemplo el fútbol profesional, que llenó estadios sin mayor problema ni protocolo durante la primera fecha del Torneo de Apertura.
En España, durante uno de los peaks de la pandemia, se celebró un concierto del grupo Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi de Barcelona, con un balance posterior de seis casos positivos detectados de entre los casi 4.600 asistentes en las dos semanas posteriores al evento. Al menos cuatro, aseguran, se contagiaron fuera, con una incidencia mucho menor a la de pasear por las Ramblas. Para ello, se implementó una superventilación de calidad superior a la de las afueras del recinto, se dispuso de la entrega de mascarillas gratuitas para todos los asistentes y se controló que ninguno de ellos se la retirara durante el concierto. Todo ello, supervisado por un médico del hospital Germans Trias i Pujol.
En Chile, sin embargo, el citado experimento "La música ensaya, un ensayo clínico" de los Chancho en Piedra y la U. de Chile no ha sido totalmente relevado. ¿Qué se hizo? Se exigió pase de movilidad con vacunación completa, uso de mascarillas KN95, medición de temperatura al ingreso y un PCR negativo, además de un nuevo examen de salida una semana más tarde. No hubo ningún caso de entre los más de 200 asistentes.
No es descabellado que la nueva normalidad termine siendo no sólo la exigencia de la pauta de inoculación, sino también un test de antígenos al ingresar a un evento y un nuevo modelo de comportamiento que, aunque no incluya distancia social, sí exacerbe los cuidados, el uso frecuente de alcohol gel y la condena social por el no uso de mascarilla.
Solo así podremos pasar de la cancelación que alega Cami a la inteligencia social de adaptación al nuevo escenario que se nos plantea.