Voces comprometidas en la tarea de iluminar la oscuridad
Próxima a cumplir 38 años, la institución que conduce ha ayudado a miles de personas a cumplir sus metas, entre ellas ser profesionales. Siempre con esfuerzo y escasa plata.
El 25 de julio de 1984, Carmen Bate y Eulalia González, integrantes de la Cruz Roja, se instalaron en un rincón del Palacio Rioja con 100 cassettes, una radiograbadora y un estante, en la "Primera Biblioteca Parlante" de la comuna. Nacía una institución centrada en apoyar a personas ciegas o con problemas de visión que requerían escuchar textos de estudio o trabajo, o bien deseaban adentrarse en el mundo de la literatura.
Poco menos de un año después, se integraba al proyecto como voluntaria Rose Marie Michalland, la actual presidenta del Centro de Grabación para Ciegos (Cengracie) de Viña del Mar. En un principio, fundadoras y voluntarios se dieron a conocer directa y personalmente con cada futuro usuario que encontraban en la calle, ofreciéndose a grabar los libros que necesitaran, con lo que sentaron las bases de esta comunidad, que desde el comienzo tuvo el respaldo de la entonces alcaldesa, Eugenia Garrido.
Con cinco cabinas completamente equipadas, posee más de 37.000 títulos de la más diversa índole, grabados según la necesidad y voluntad de los usuarios, muchos de los cuales han significado un decisivo apoyo para convertirse en profesionales.
De voluntaria a directora
Rose Marie recuerda que "los primeros años fueron de implementar esto y echarlo a andar, y de reunir fondos para poder instalarnos en algún lugar". Del Palacio Rioja pasaron a 2 Oriente, "en el segundo piso de una casa de la Cámara de Comercio, en el que estuvimos hasta hace poco".
Allí sufrieron una de sus mayores crisis, el terremoto del 2010, que sacudió todas las cintas almacenadas y llevó al voluntariado a un punto de inflexión. "La directiva vio que no se podía seguir porque no había recursos. El aporte municipal que a veces se nos entregaba, no alcanzaba. Las actividades no se podían hacer más, así que decidieron cerrar".
En la asamblea convocada para definir el destino del Centro, donde ultimaban los detalles para su cierre, Rose Marie se rebeló ante esa opción. "Era imposible cerrar el Centro, cómo iban a quedar los usuarios, imagínate. No era lógico para las personas que habían empezado esto, ¡no podíamos echar su esfuerzo por la borda! En esa reunión yo manifesté mi malestar".
Por falta de quórum, la votación definitiva debió suspenderse durante dos semanas. Tiempo que la actual presidenta aprovechó para correr de un punto a otro buscando financiamiento. Previo a la segunda -y potencialmente última- reunión, Michalland habló con la expresidenta. "No cerremos, podemos seguir de alguna manera, somos capaces de hacer cualquier cosa", le dijo. La directiva puso sus cargos a disposición para enfrentar la crisis. Entonces ella asumió la compleja responsabilidad.
"Tuve que hacerme cargo y llevé a un maestro a la sede para arreglar los daños, que cobró $300.000 pesos. Yo creo que siempre hay alguien que te ayuda de algún lado. Llegaron milagrosamente las Damas de la Defensa", que le entregaron al Centro una donación con la que solventar el costo.
En paralelo, las cintas terremoteadas tuvieron que ser escuchadas, reorganizadas y restauradas, en un proceso que consumió los primeros seis meses de la nueva directiva.
Hasta el día de hoy, a punta de actividades, colectas y donaciones, Cengracie costea sus gastos fijos, como arriendo y sueldo de la secretaria. "Hemos tenido que hacer colectas, rifas, bingos, pero ahora no se puede, por el aforo", se lamenta.
Mirar a través de otros ojos
Los usuarios más cercanos "dicen que el Centro es como su segunda casa", menciona. El proceso para ellos es el siguiente: se acercan al lugar, la secretaria da cuenta de los libros disponibles y proporciona breves reseñas para los indecisos. "Pero no solamente se trata de los libros, sino que intentamos entregarles un apoyo que va más allá de eso".
Alrededor de 90 son las personas que solicitan lecturas para su beneficio; pero, para otras actividades, como visitas a terreno o talleres de tejido y lectura de braille, el Centro cuenta con la participación de 35 personas.
Una de estas actividades extra programáticas se llevó a cabo en el Jardín Botánico, donde los usuarios pudieron aprender de plantas a través de un tour táctil dentro de uno de sus invernaderos. Por otro lado, Cengracie tiene una alianza estratégica con el Museo Fonck, en donde se les invitó, por ejemplo, a tocar elementos arqueológicos de la cultura diaguita.
Para los voluntarios, el "grupo histórico" lo conforman aquellos participantes de la época del radioteatro. "Además de grabar eso, también grabábamos libros, nos entreteníamos mucho", y para los usuarios, afirma, era "menos monótono". El ejercicio impulsado por los voluntarios, tenía que recurrir a medidas rudimentarias para conseguir efectos de sonido, como latones metálicos que simularan el viento y puertas que chirriaran.
"Siempre sentí deseos de ayudar a los ciegos, porque encuentro que es bastante difícil su vida", narra Rose Marie, con la voz de quien la dedica a guiar imaginaciones en la oscuridad. El libro que más la marcó fue "Éxodo", de León Uris, "por la lucha que significó para la independencia y el sufrimiento judío", reseña.
De cassettes a cds
El criterio fundamental del Centro, explica Rose Marie, es "grabar todo lo que el usuario necesita". "Por ejemplo, se ha conseguido que varias personas en su profesión, como abogados, grabaran todos sus textos, todos sus códigos".
El proceso de grabación es preciso. Un voluntario graba el texto. Carmen Puelma revisa la grabación e indica correcciones si las hay, tras lo cual Philipe Demartin -vicepresidente y editor del Centro- modifica los niveles de audio a través del software Cool Edit Pro, elimina el ruido y separa el contenido en tracks, que luego son quemados en un CD.
Respecto a extender el contenido generado por el Centro a más personas a través de plataformas virtuales disponibles en cualquier teléfono celular con conexión a Internet, como Spotify o Youtube, Rose Marie menciona la biblioteca virtual que "con harto tiempo y esfuerzo" han conseguido poner a disposición de los usuarios, pero que no se cierran a la posibilidad de que, así como pasaron del cassette al disco, puedan progresar a otros formatos en el futuro. 2
Felipe Barros
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