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La figura de Jorge Martínez en retirada

Como último intendente y primer delegado presidencial, el balance de su gestión en la Región de Valparaíso requiere tiempo y perspectiva.
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El gabinete regional, liderado por el delegado presidencial, Jorge Martínez, sostuvo este viernes su última reunión previo a dejar el edificio de Melgarejo 669, el próximo 11 de marzo. A pocos días de entregar el cargo, Martínez comienza a doblar el traje de figura pública regional para volver a sus tareas privadas, una transición que suele tener significados contradictorios para quienes han ejercido el poder político. Cualquier cargo importante en el aparato público está expuesto a violentos ataques -algunas veces sin base ni sentido-, pero a cambio obtiene la capacidad para cambiar de forma radical la vida de los habitantes, en este caso, de una región entera, la segunda en importancia, la única que tiene en su territorio, además de Santiago, uno de los tres poderes del Estado.

La simple observación de los últimos cuatro años debería considerar, además, que al ex presidente de la Cámara Regional del Comercio y la Producción de Valparaíso le tocó encabezar el periodo más convulsionado de las últimas décadas. Al estallido social y la pandemia habría que sumar las contingencias regionales, como las crisis en Quintero-Puchuncaví, el recrudecimiento de las balaceras en los cerros porteños, la sequía impenitente que aqueja a miles de habitantes y la expansión sin freno de los asentamientos irregulares. Ninguno de estos problemas estaba ausente al momento de asumir Martínez y la pregunta de fondo es cuánto avanzaron las soluciones que se esperaban del jefe regional. Para el delegado, la respuesta es directa: hubo decisiones acertadas y políticas adecuadas para enfrentar dichos problemas. El saldo del periodo, estima, es positivo. Para ejemplificar la idea, menciona los nuevos hospitales Biprovincial de Quillota y Fricke de Viña del Mar, el rescate de las empresas que estuvieron en peligro debido a las últimas crisis y los avances obtenidos en la remediación ambiental de las llamadas "zonas de sacrificio".

Sin embargo, es su análisis sobre el estado presente de la centro derecha en la región el que ha despertado más curiosidad, porque según el delegado presidencial aún en funciones, quien hasta antes del periodo de pandemia sostenía reuniones permanentes con los parlamentarios y jefes regionales de partido de la coalición oficialista, la pérdida electoral de municipios emblemáticos, como Viña del Mar, y el retroceso de la representación parlamentaria a nivel local son fenómenos cuya lectura debe matizarse con otras variables, como la alta votación de José Antonio Kast en la primera vuelta presidencial y el virtual empate entre derechas e izquierdas que existirá en el Senado a partir del 11 de marzo. Quizás la cercanía le impide una evaluación menos comprometida y más autocrítica, pero hoy eso importa poco; la visión de estos cuatro años se asentará en el futuro con mayor detalle y perspectiva. Lo que sí ocurrió en este tiempo es que Jorge Martínez Durán, una persona comprometida con la descentralización, fue el último intendente de la Región de Valparaíso y el primer delegado presidencial, todo un hito que marcará la historia de su gestión. Y, aunque no ha transparentado aún su futuro, no es difícil anticipar que mantendrá los vínculos políticos con su sector. A fin de cuentas, el poder no deja tan fácil a quienes lo han ejercido alguna vez.

Viña del Mar como motor de la innovación regional

Manuel Millones Chirino , Consejero regional y presidente de la Comisión de Ordenamiento Territorial "Pese a este incierto panorama, un grupo de empresarios viñamarinos, los cuales convergen en el barrio El Salto, ha tomado una valiente decisión al crear el Distrito de Innovación V21, un espacio único destinado a transformar a la comuna".
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Para nadie es un misterio que el nuevo escenario político y la democracia actual chilena han estado los últimos meses bajo un vendaval de rumores, inquietudes y temores con respecto al futuro, considerando el radical cambio en la administración del Gobierno que se vivirá con la llegada del Frente Amplio a La Moneda, especialmente cuando se escuchan conceptos como la refundación total del país.

A esto hay que sumar la crisis económica y financiera provocada por la pandemia, que ha generado una contracción en las inversiones y capitales, haciendo cada más más difícil la anhelada reactivación económica, sin olvidar que el aparataje público ha debido utilizar gran parte de su presupuesto en la entrega de beneficios sociales y ayudas directas a las familias que más lo necesitan.

Sin embargo, pese a este incierto panorama, un grupo de empresarios viñamarinos, los cuales convergen en el barrio El Salto, ha tomado una valiente decisión al crear el Distrito de Innovación V21, un espacio único destinado a transformar a la comuna en la primera ciudad de Chile que contará con un distrito de innovación con capacidad descentralizadora, potencia intelectual y en armonía con el medioambiente, pues además de las industrias, en dicha zona existe el Jardín Botánico Nacional y el Santuario de la Naturaleza Palmar El Salto. Además, El Salto es atravesado por la línea de Metro Valparaíso y las autopistas conectan al sector con las provincias del interior y Santiago.

La idea es que en un plazo de 10 años se genere un polo con iniciativas, proyectos y la instalación de empresas que tengan un claro sello de innovación, apoyo a las pymes y aporte al conocimiento, la ciencia y la tecnología. Un verdadero salto hacia la descentralización.

El nuevo polígono de El Salto tiene todos los elementos necesarios, pues cuenta con una ubicación privilegiada, infraestructura, servicios y una vocación histórica por el desarrollo. No se limitarán las áreas de innovación, esperando atraer a rubros como alimentación, deportes, educación, servicios financieros y ventas, pero también nuevas tecnologías y proyectos sustentables.

Hasta hoy, Viña del Mar era conocida como la "Ciudad Jardín" o "Capital del Turismo". Con el Distrito de Innovación V21 se sumará el concepto de "Capital de la Innovación", aprovechando que es una de las ciudades con mejor calidad de vida y que la Región de Valparaíso alberga a 28 instituciones de educación superior. Solo se deben buscar las fórmulas para retener la capacidad y el talento en la zona.

Barcelona, Medellín, Berlín, Londres, Miami y Dublín ya vivieron este proceso y son conocidas mundialmente por su enorme capacidad de producción en innovación y emprendimiento. Edificios inteligentes, espacios públicos que privilegian a los peatones, áreas para la entretención, el deporte y una excelente conectividad son algunos de los elementos más visibles de los distritos de innovación, pero detrás de ello hay muchísima planificación, colaboración y visión, todos conceptos que deberían verse con muy buenos ojos y que demuestran que pese a las enormes adversidades, se pueda generar un cambio relevante en el país.

Ahora dependerá de la correcta conexión entre el mundo privado y las autoridades públicas para lograr que se concrete lo más rápido posible, pues no solo podría cambiar el rostro de la ciudad de Viña del Mar, sino que, además, generará futuro, empleos y mayor estabilidad sustentable. En definitiva, Viña del Mar destacará por contar con una infinidad de empresas tecnológicas, generadoras de energías limpias y capacitación, otorgando un fuerte impulso a las pymes y la ciencia.

Captar, retener y desarrollar

María Paz Merani , Gerente de Formación y Alta Dirección de Mujeres Empresarias "Es la competitividad de las empresas la que sufre un claro desmedro al no poder captar, retener y desarrollar el mejor talento femenino hacia sus organizaciones. Así lo demostramos desde Mujeres Empresarias con el último Ranking IMAD, única herramienta en Chile que mide la cantidad de mujeres en puestos de alta dirección".
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A raíz del último informe preparado por el Comité de Género y la División de Estadísticas Financieras de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), que tuvo por objetivo visibilizar algunos indicadores de género relevantes en materia de participación femenina en entidades financieras y acceso a productos, desde Mujeres Empresarias podemos concluir que pese a que hemos tenido avances, éstos han sido muchísimos más lentos de lo que quisiéramos como organización.

El informe de la CMF muestra que la participación de mujeres en directorios de empresas cuyas acciones listan en bolsa fue del 10,35%, observando un lento aumento durante los últimos años, mientras que las entidades del mercado financiero local presentan, en general, una baja participación de mujeres en los directorios, aunque con importantes diferencias de niveles de industrias: bancos, un 7,1%; seguros, un 17%, y las cooperativas de ahorro y crédito, un 28%, ubicando a Chile en el 25% inferior de la distribución respecto al resto de países OCDE.

En esta línea, es la competitividad de las empresas la que sufre un claro desmedro al no poder captar, retener y desarrollar el mejor talento femenino hacia sus organizaciones. Así lo demostramos desde Mujeres Empresarias con el último Ranking IMAD, única herramienta en Chile que mide la cantidad de mujeres en puestos de alta dirección, que deja de manifiesto que las empresas aún deben avanzar bastante para lograr el tan ansiado balance de género en nuestro país.

Nuestro rol desde Mujeres Empresarias es visibilizar estas brechas, concientizar y sensibilizar a las empresas y colaboradores para que generen un cambio desde el interior de la organización y, finalmente, apoyar y promover políticas públicas que generen un marco adecuado para su implementación. Acciones como fomentar la formación de sus colaboradoras en alta dirección a través de programas de formación para que asuman más desafíos o instaurando políticas de corresponsabilidad parental transversales a toda la organización son acciones concretas necesarias para avanzar mejor y más rápido.

Por último, creemos firmemente que para avanzar, las organizaciones del sector público deben apoyarse en cuotas que impulsen a las empresas en su voluntad para disminuir las brechas, a la vez que medirse y compararse con el resto de la industria se vuelven herramientas esenciales a incorporar como parte de la estrategia de negocio en el camino hacia el logro de políticas de género más inclusivas.