Desaladoras, desafíos ante la crisis hídrica
Ministerio de Agricultura revive antigua propuesta sobre el procesamiento de agua de mar para resolver el grave problema actual. En 2015 el gobierno anunció plantas desaladoras en Arica, Copiapó, Limarí, Choapa, La Ligua y Petorca. Para estas dos últimas comunas se consideraban plantas en Pullally y Longotoma.
El superintendente de Servicios Sanitarios, Jorge Rivas, declaró que la obtención de agua dulce mediante de la desalación, para uso humano o productivo, es la alternativa más cara "aunque también es una de las más seguras porque es agua nueva del mar, que es ilimitado". En todo caso, agrega, "es tan cara que se trata de dejar como última opción".
Con todo, es una de las opciones que se considera para la Región de Valparaíso y es así como ya en el año 2015 el gobierno de entonces anunció ante el Congreso que se invertiría en plantas desaladoras en Arica, Copiapó, Limarí, Choapa, La Ligua y Petorca. Para estas dos últimas comunas se consideraban plantas costeras en los sectores de Pullally y Longotoma, abasteciendo con ello una superficie importante de producción y población campesina.
Ahora, en su primera salida a terreno, el nuevo ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, también planteó el uso de agua desalada para el abastecimiento de los pequeños y medianos productores de la provincia de Petorca gravemente castigados por la falta de agua.
Postulando un trabajo conjunto con otros ministerios mencionó la posibilidad de una planta desalinizadora piloto para el riego del valle de Longotoma.
Declaró que eligió para su primera salida a terreno la provincia de Petorca "por ser el lugar de mayor crisis hídrica del país, de mayor pérdida -producto de la falta de agua- para los pequeños y medianos productores, frente a lo verde de otros que tienen acumulación de derechos de agua". Así aludía a los productores de paltas de la zona que mantienen sus cultivos con abastecimiento y alta tecnificación.
Como sea, más allá de derechos de agua acumulados, el problema de fondo está en el cambio climático y las pocas posibilidades de precipitaciones y acumulación de nieve.
También se deben reconocer fallas en la prevención ante una situación que se presentaba desde hace años. Faltaron embalses, tecnificación y asesoría a los pequeños productores con lo cual se ha llegado a la situación actual.
En esas condiciones hay que asumir el problema con una mirada amplia que cubra desde las normas legales vigentes hasta las diversas modalidades para el mejor uso del recurso. A la vez hay que avanzar en los ya tan postergados proyectos desaladores que si bien es cierto son costosos y pueden tener externalidades en su operación, aparecen como el gran recurso, considerando que la fuente primaria, el mar, es ilimitada como bien lo dice el superintendente de Servicios Sanitarios.
Hay una tarea multisectorial que cubre varios ministerios y también universidades que deben sumarse a investigaciones que pueden terminar con una crisis que se acentúa en el tiempo dañando calidad de vida y productividad.